¿En cuántas ocasiones te has repetido un número de teléfono o el nombre de alguna persona hasta el cansancio para después olvidarlo? Probablemente te habrás preguntado cómo has podido olvidarlo ya que lo has repetido decenas de veces. Pues bien, la respuesta se halla en el “efecto de la memoria espaciada”.
¿Qué es el efecto de la memoria espaciada y cómo aprovecharlo?
Este fenómeno hace referencia al hecho de que tendemos a recordar con más facilidad los números o las palabras cuando nos exponemos a ellos de forma “espaciada”, más que estudiarlos o repetirlos de manera continuada durante un corto periodo de tiempo.
El efecto de la memoria espaciada fue traído a la luz por Hermann Ebbinghaus en el ya lejano 1885. Por aquel entonces este psicólogo lo había apreciado lo mismo en tareas de memoria explícita como en el recuerdo libre, el recuerdo con claves y el reconocimiento.
En práctica, este fenómeno sugiere que si deseamos mejorar la memoria, es mejor espaciar el tiempo en el cual nos exponemos al material. Es decir, en vez de repetir decenas de veces en un minuto una palabra, es mejor repetirla menos veces pero a lo largo de un periodo de tiempo mayor.
Obviamente, esta técnica también se aplica al estudio. Lo cual significaría que en vez de enrolarte en sesiones maratónicas de última hora, lo ideal sería repartir el contenido que debes aprender o memorizar a lo largo de los días anteriores al examen.
Pero… ¿por qué se produce este fenómeno? El efecto de la memoria espaciada tiene varias explicaciones, una de las teorías más aceptadas en la comunidad científica nos indica que las presentaciones masivas o repetitivas de contenidos produce un procesamiento cognitivo deficiente. En palabras sencillas: el cerebro se saturaría al poco tiempo y ya no le prestaría la misma atención a la información subsiguiente.
Sin embargo, como se dice en el argot popular “hecha la ley, hecha la trampa”, también hay una forma de engañar al cerebro. Según investigaciones posteriores, esta reducción en la capacidad de procesamiento cognitivo podría burlarse si, por ejemplo, leyésemos el material con un tamaño y un tipo de fuente diferente. En el caso de que debamos recordar rostros, bastaría darles una orientación distinta a los mismos. En resumen, el objetivo sería introducir algún detalle novedoso en la información a recordar porque de esta forma estaríamos obligando nuevamente a nuestro cerebro a trabajar a “máxima capacidad”.
Finalmente, vale aclarar que el efecto de la memoria espaciada también incide sobre la publicidad por lo que las empresas que se dedican al Marketing deberían tomarlo en cuenta. Según un experimento desarrollado en el 2005, los anuncios publicitarios que se presentaban de manera espaciada tenían más probabilidades de ser recordados, en detrimento de aquellos que se presentaban dos veces en el mismo corte publicitario. Por si fuera poco, estos investigadores descubrieron que, independientemente de las variaciones que se incluyen en los anuncios para diferenciarlos y captar nuevamente la atención del consumidor, el índice de recuerdo aumentaba más cuanto más espaciada era la exposición.
Fuentes:
Appleton-Knapp, S.L.; Bjork, R.A. & Wickens, T.D. (2005) Examining the spacing effect in advertising: Encoding variability, retrieval processes, and their interaction. Journal of Consumer Research; 32(2): 266-276.
Russo, R. & Wilks, J. (1998) Revising current two-process accounts of spacing effects in memory. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, 24(1), 161-172.
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