
Huang y otros colaboradores de la Universidad de York se propusieron valorar cómo pueden distraernos las más diversaas palabras de nuestras actividades. Para esto utilizaron el procedimiento conocido como Presentación Visual de Series Rápidas de estímulos. Pueden recordar uno de los experimentos en el artículo “La atención parpadeante: un fenómeno doblemente curioso”.
En el diseño experimental de Huang los estímulos eran simplemente cadenas de números y dígitos presentados al azar. Entre unas y otras cadenas las personas debían detectar los nombres de las frutas que aparecían intercalados. Cuando el nombre de fruta aparecía se ubicaba en la segunda posición de la lista; la clave se encontraba en la primera palabra. En algunos casos la palabra que antecedía al nombre de fruta era neutral como: autobus, herramienta, torre… en otros casos eran simplemente letras sin sentido mientras que en otras ocasiones las palabras tenían un contenido emocional: violación, tortura, fallo…
Pueden apreciar un ejemplo de cadena de palabras utilizadas en el experimento:
JW34KA
QPLX12
MC15KW
083FLB
TORTURE
S21L0C
DJW09S
BANANA
3LW8Z9
XOWL01
La primera palabra actuaba como un distractor. Las personas buscaban nombres de frutas pero en ocasiones aparecían palabras con sentido que no se correspondían con su criterio de búsqueda. La pregunta era: ¿actuaron las palabras de contenido emocional como un distractor?
Si las palabras de contenido emocional actuasen desvirtuando la atención, entonces a las personas le sería más difícil hallar los nombres de frutas: aumentaría el tiempo de reacción y disminuiría el número de palabras halladas.
Los investigadores le mostraron a los 16 voluntarios un total de 128 secuencias. Los resultados evidenciaron que cuando las palabras de contenido emocional aparecían antes de las palabras objetivos, éstas se convertían en un distractor que causaba una ceguera momentánea ante el resto de las palabras.
Hasta aquí todo coordina con nuestras creencias: una palabra de contenido emocional tiene un fuerte impacto en nuestra psiquis y desvirtúa momentáneamente nuestra atención. Sin embargo…
En un segundo intento los investigadores les pidieron a los voluntarios que, en vez de detectar palabras que refiriesen frutas, buscaran la secuencia RSVP. Todo el resto del diseño experimental se mantuvo igual, es decir: intercalando letras sin sentido, con un sentido neutro o con un contenido emocional. Asombrosamente esta vez las palabras de contenido emocional no actuaron como distractores. ¿Por qué? Porque las personas probablemente no se percataron del significado de la palabra ya que solo buscaban secuencias de letras o lo que es lo mismo: no estaban programados para buscar significados por lo cual la valencia emocional de las palabras pasaba por alto.
Así, los autores del estudio concluyen que las palabras eminentemente emociógenas solo se convierten en un factor que distrae nuestra atención cuando la tarea cumple con determinados requisitos. Entonces… ¿qué sucedería si estamos leyendo un libro y una palabra de contenido emocional es pronunciada a nuestro alrededor? Teóricamente no debería causarnos más disturbio que cualquier otra palabra o que un ruido pero ya sabemos que muchas veces la realidad supera cualquier teoría. Así, probablemente los profesores continuarán llamando la atención de sus estudiantes con palabras de fuerte contenido emocional.
Fuente:
Huang, Y., Baddeley, A., & Young, A. (2008). Attentional capture by emotional stimuli is modulated by semantic processing. Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance, 34 (2), 328-339.
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