¿Qué te impide hacer ahora mismo lo que deseas?
Es probable que encuentres varias excusas de índole práctica pero en realidad, la respuesta se halla en las creencias limitantes que has ido construyendo a lo largo de los años y que te mantienen atado a ciertos hábitos y te impiden asumir determinados riesgos.
De hecho, aunque la sociedad no se ha cansado de repetirnos que podemos tener todo lo que deseamos sin renunciar a nada, la verdad es que para lograr determinadas metas, nos vemos obligados a ceder a algunas cosas, y esto puede generar la sensación de pérdida y hasta cierto grado de dolor y sufrimiento. Por tanto, una de las verdaderas causas por la cual no seguimos adelante es la “evitación experiencial”.
¿Qué es la evitación experiencial?
La evitación experiencial es la tendencia a evitar las experiencias dolorosas y, en contraposición, a buscar el placer, a preferir aquellas vivencias que nos producen satisfacción. Este fenómeno se pone en marcha cuando no queremos vivir determinadas experiencias (que pueden ser recuerdos, deseos, sentimientos o situaciones), e intentamos evitarlas deliberadamente.
Por supuesto, es comprensible que prefiramos sentirnos bien y que evitemos sentirnos mal pero… En el universo psíquico todo no es tan sencillo como parece por lo que existe una paradoja: mientras más intentamos evitar las experiencias dolorosas, sobre todo las de origen mental, más difícil será que nos sintamos bien.
Por tanto, podemos afirmar que el malestar es directamente proporcional a nuestra disponibilidad a probar determinadas experiencias. Sin embargo, lo curioso es que mientras mayor sea el malestar, más necesidad tendríamos de aceptarlo, aunque hacemos justo lo contrario: mientras más intensa es la experiencia de malestar, menos dispuestos estamos a sumergirnos en esa situación.
Para entender el concepto de evitación experiencial y disponibilidad podemos imaginar que hemos caído en unas arenas movedizas. Nuestra primera reacción será agitarnos y movernos, para salir lo más rápido posible. Sin embargo, mientras más fuerza y energía empleemos, más nos atrapará la arena. ¿Cuál es la solución?
Puede parecer un contrasentido pero la respuesta es aumentar la superficie de contacto con la arena movediza. En vez de agitarnos e intentar escapar, debemos cambiar la posición, alargando las manos y los brazos. Quedarnos quietos y, con un poco de suerte, esperar que alguien pase y nos eche una mano
En la vida psíquica ocurre algo similar, cuando una situación nos genera malestar queremos escapar lo antes posible pero así solo generamos más malestar. Por tanto, la solución consiste en aumentar la superficie de contacto, lo cual significa estar disponibles para sumergirse en el problema y aceptarlo.
Los especialistas en Acceptance and Commitment Therapy recurren a una metáfora muy interesante para explicar el fenómeno de la evitación experiencial y la disponibilidad: un par de interruptores.
Los interruptores de la vida emocional
Existe el interruptor del malestar, que no depende de nosotros ya que a lo largo de la vida estamos expuestos a disímiles situaciones que nos pueden causar dolor y sufrimiento. Simplemente no tenemos el poder para accionar ese interruptor.
Sin embargo, podemos regular el interruptor de la disponibilidad, que indica nuestra disposición a experimentar ese malestar. Si aprendemos a manipular adecuadamente ese interruptor, podremos dejar de evitar las situaciones que nos causan malestar y, por consiguiente, disminuiremos su impacto negativo sobre nuestra vida.
Por ejemplo, imagina que debes ir a una oficina pública para solicitar unos documentos, es probable que no te gusten las sensaciones que experimentas porque pierdes tiempo y la burocracia te satura. Sin embargo, mientras más te resistas a esa experiencia, más fuerte será el malestar y más ideas negativas acudirán a tu mente. Al contrario, si accionas el interruptor de la disponibilidad, ese malestar disminuirá.
Obviamente, para controlar el interruptor de la disponibilidad es necesario un poco de práctica.
Aprender a controlar el Interruptor de la Disponibilidad
1. En una escala del 1 al 10, piensa en una situación que te genera un malestar de 6. Escríbela en una hoja de papel indicando la mayor cantidad de detalles posible.
2. Pregúntate qué es lo qué deseas evitar. ¿Qué tipo de malestar quieres evadir? Tómate tu tiempo para profundizar en la experiencia dolorosa.
3. Focalízate en el interruptor de la disponibilidad, échale un vistazo a lo que has escrito y pregúntate en qué posición se encuentra ese botón. Quizás tu interruptor está en 0 o en 1, en una escala que llega hasta el 10. ¿Qué sucedería si lo movieses tan solo 1 o 2 puntos? Imagínalo.
4. Aumenta el interruptor de la disponibilidad, puedes hacerlo a través de la visualización, imaginándote en la situación que deseabas evitar. Debes enfrentar la situación con el interruptor colocado en el punto máximo que estés dispuesto a experimentar. Notarás que al principio opones cierta resistencia pero poco a poco te dejarás llevar y la situación no será tan molesta como pensabas.
¿Por qué esta técnica es tan valiosa?
Esta técnica te permitirá enfrentar todas esas situaciones que te molestan en la vida cotidiana, adoptando una actitud más positiva y minimizando su impacto sobre tu equilibrio emocional. A la misma vez, te facilitará la toma de decisiones, sobre todo cuando estas acarrean repercusiones negativas que intentabas evitar.
Cuando adquieras un poco de práctica, no tendrás que mover el interruptor 1 o 2 puntos, pensarás simplemente en términos de “encendido” o “apagado”. De esta forma, también evitarás esos pensamientos negativos y recurrentes, que son los que más suelen dañar tu bienestar. De hecho, no debemos olvidar que en nuestra mente, solemos maximizar las consecuencias negativas de las situaciones, imaginamos los peores escenarios posibles y a menudo esa anticipación catastrofista nos hace sentir peor que la experiencia en sí.
La técnica del Interruptor de la Disponibilidad se basa en un concepto sencillo que brinda grandes resultados porque al final, estarás más abierto a la vida y los eventos, disminuirás la sensación de incertidumbre y la ansiedad, así como el miedo a la pérdida. Es una técnica simple, pero puede provocar una verdadera revolución en tu forma de afrontar el mundo.
Deja una respuesta