El correo electrónico es una herramienta fantástica pero solo si sabemos usarlo con moderación. De hecho, en ocasiones se convierte en un verdadero problema, aunque a menudo no nos damos cuenta de ello. Algunos estudios psicológicos particularmente impactantes nos demuestran su lado más oscuro.
1. El 59% de las veces que se revisa el correo electrónico, se hace desde el baño
El correo electrónico es adictivo, tanto como la pizza o el chocolate. Es cierto que la mayor parte del tiempo tenemos que leer correos aburridos pero de vez en cuando llega una noticia excitante y esta actúa como un refuerzo positivo que dispara la adrenalina y nos mantiene pendientes de la posta durante toda la jornada.
Por eso, no es extraño que en una encuesta realizada por AOL encontrase que el 47% de las personas afirmaban estar enganchadas al correo, como si de una droga se tratase, el 25% piensa que no podría vivir sin él durante más de 3 días y el 59% reconoció que revisaban el correo electrónico desde el baño.
2. El correo electrónico consume una cuarta parte de la jornada de trabajo
Es probable que no lo creas pero un estudio realizado por Microsoft analizó a diferentes profesionales y encontraron que, como promedio, las personas gastan un 23% de su jornada laboral revisando el correo electrónico.
Esto se debe a que no somos realmente conscientes de la cantidad de veces que revisamos la posta a lo largo del día. De hecho, otro estudio descubrió que reconocemos revisar el correo cada una hora. Sin embargo, cuando los investigadores les dieron seguimiento a la rutina laboral de estas personas apreciaron que en realidad revisaban el correo aproximadamente cada cinco minutos. No es que hayan mentido, es que lo hacían de manera automática, sin percatarse de la cantidad de tiempo que les consume.
3. Se tardan 64 segundos para recuperarse de la intrusión que provoca un correo electrónico
Lo usual es que reaccionemos de manera rápida, casi inmediata, a los correos electrónicos entrantes. Un estudio realizado en la Keele University halló que el 70% de los correos nos hacen reaccionar en apenas 6 segundos.
Sin embargo, lo verdaderamente preocupante no es lo rápido que reaccionamos sino cuánto tardamos en recuperarnos de la intrusión. De hecho, se apreció que las personas tardan una media de 64 segundos para recuperar el tren de pensamiento que tenían antes de la interrupción.
4. El correo electrónico mata el sarcasmo y la comunicación emocional
Una serie de experimentos realizados en la New York University Stern School of Business demostró que solemos sobreestimar constantemente nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva a través del correo electrónico. Según este estudio, el 80% de las veces fracasamos al intentar expresar o identificar el sarcasmo.
De la misma forma, también tenemos problemas para expresar adecuadamente la ira, la tristeza, la seriedad y el humor. Esto se debe a que el destinatario no tiene a su disposición los clásicos gestos y posturas de la comunicación extraverbal por lo que no siempre sabe interpretar las emociones del remitente.
5. El correo electrónico disminuye el deseo de cooperar con el otro
Las negociaciones a través del correo electrónico se hacen más complicadas, especialmente cuando no conocemos bien a la otra persona. Un estudio realizado en la Northwestern University halló que en las negociaciones cara a cara las personas estaban más dispuestas a llegar a un acuerdo y a ceder en sus peticiones que en las negociaciones que se realizaban mediante la posta electrónica, en la cual solían adoptar una postura más negativa y terca.
6. El correo electrónico incrementa la tendencia a mentir
Podemos contar una mentira en cualquier lugar pero estas son más frecuentes cuando usamos la tecnología. A estas conclusiones arribó un experimento realizado en la Northwestern University según el cual, cuando las personas utilizaban el correo electrónico, mentían un 50% más que cuando escribían usando lápiz y papel.
Esto se debe a que tenemos la percepción de que el correo electrónico es algo menos permanente que una carta y también porque nos sentimos más distantes desde el punto de vista psicológico. Por tanto, somos más proclives a mentir.
7. Responder al correo electrónico es estresante
Dado el increíble esfuerzo que ponemos en el correo electrónico y el tiempo que le dedicamos, no es extraño que revisar la posta nos genere estrés. Un estudio realizado en la Universidad de Paisley halló que existen diferentes maneras de relacionarse con el correo. Por una parte, encontramos a los respondedores relajados (esos que responden cuando les viene en gana) y, por otra parte, hallamos a los respondedores estresados, que responden inmediatamente al correo electrónico dejando todo lo que estaban haciendo y esperan que los demás hagan lo mismo, cuando no lo hacen, se estresan considerablemente.
Fuentes:
Naquin, C. E. et. Al. (2010) The finer points of lying online: E-mail versus pen and paper. Journal of Applied Psychology; 95(2): 387-394.
Naquin, C. E. et. Al. (2008) E-Mail Communication and Group Cooperation in Mixed Motive Contexts. Social Justice Research; 21(4): 470-489.
Hair, M. et. Al. (2007) The influence of self-esteem and locus of control on perceived email-related stress. Computers in Human Behavior; 23(6): 2791–2803.
Renaud, K. et. Al. (2006) «You’ve Got E-Mail!»… Shall I Deal With It Now? Electronic Mail From the Recipient’s Perspective. International Journal of Human-Computer Interaction; 21(3): 313-332.
Kruger, J. et. Al. (2005) Egocentrism over e-mail: Can we communicate as well as we think? Journal of Personality and Social Psychology; 89(6): 925-936.
Czerwinski, M. et. Al. (2004) A diary study of task switching and interruptions. Proceeding of CHI’04; 175-182.
Jackson, T. et. Al. (2002) Case study: evaluating the effect of email interruptions within the workplace. Conference on Empirical Assessment in Software Engineering; 3-7.
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