Normalmente nos descorazonamos cuando encontramos un obstáculo en nuestro camino. Esto se debe, fundamentalmente, a que nos han enseñado que los obstáculos son algo negativo puesto que nos impiden alcanzar nuestros objetivos o, al menos nos lo dificultan. Sin embargo, ¿conocías un proverbio zen que afirma “El obstáculo es el camino”?
Obviamente, se trata de un cambio de perspectiva radical porque dejamos de comprender los obstáculos desde un sentido negativo, estos ya no son nuestros enemigos. Por supuesto, soy perfectamente consciente de que asumir esta forma de pensar es complicado, por eso traigo a colación algunos ejemplos que demuestran cómo los obstáculos son el camino.
1. Necesitas terminar un proyecto pero te pones a procrastinar
Muchos podrían pensar que la procrastinación es un obstáculo que nos impide alcanzar nuestro objetivo pero si miramos desde otra perspectiva, a veces procrastinar nos ilumina el sendero.
¿Nunca te has preguntado por qué procrastinas más con unas actividades que con otras? Pues bien, la respuesta no siempre radica en que algunas tareas son más aburridas que otras. A veces procrastinamos porque no nos sentimos cómodos con la tarea, porque no nos gusta, porque tenemos cierto temor… En fin, la procrastinación puede ser un síntoma de que algo anda mal y, si somos lo suficientemente introspectivos, podremos reflexionar al respecto y salir más fortalecidos de la experiencia.
Además, a veces la procrastinación nos indica que debemos detenernos, lo cual es positivo porque nuestro inconsciente continúa trabajando y, quizás, cuando regresemos al proyecto, lo haremos con nuevas ideas.
2. Tienes mucho trabajo y te sientes estresado
El estrés no siempre es un obstáculo, de hecho, el eustrés (comprendido como el estrés positivo) es beneficioso porque nos da la energía extra que necesitamos para enfrentar las demandas del medio. Además, si estás estresado por culpa del trabajo, quizás es el momento de preguntarse qué estamos haciendo mal y remediarlo. ¿Estás haciendo más horas porque no aprovechas la jornada de trabajo? ¿Tienes hábitos poco eficaces que te hacen perder tiempo? ¿No eres capaz de desconectar cuando llegas a casa? En fin, las causas pueden ser muchas y el estrés podría ser una señal de que es necesario detenerse en el camino y replantearnos lo que estamos haciendo.
3. No conoces a muchas personas porque eres tímido
La timidez no es un obstáculo insalvable. Tienes dos opciones: encerrarte en casa y dejar que se convierta en un problema cada vez mayor o salir y hacer que este obstáculo se transforme en una oportunidad para crecer. De hecho, las personas más resilientes son aquellas que han debido enfrentar más problemas en su vida pero han contemplado todos los obstáculos como oportunidades para crecer.
En fin, podrían traerse a colación miles de ejemplos pero creo que estos tres son más que suficientes para transmitir una idea muy sencilla: los obstáculos existen pero no sirve de nada lamentarse porque esta actitud solo nos conduce al inmovilismo. Los obstáculos también son una oportunidad para tomar un respiro en el camino, valorar otras opciones y crecer como personas. ¡La decisión está en tus manos!
Deja una respuesta