La Historia de la Psicología siempre guarda capítulos fascinantes, uno de ellos es el referido a William Reich, uno de los psiquiatras y psicoanalistas más radicales que se ha conocido pero cuya fama proviene en parte de una de sus creaciones más ¿brillantes?: el orgasmotron.
Reich trabajó en íntima colaboración con Freud pero posteriormente se separó de su mentor y decidió proponerle al mundo sus propias ideas (poco ortodoxas) más que seguir las del psicoanalista (que ya de por sí en la época en que surgieron eran poco ortodoxas).
Lo interesante de la teoría de Reich es que él proponía el análisis de la personalidad como un “todo”, más que descomponerla en una serie de síntomas. Así, desarrolló el “análisis del carácter”, un sistema que después tendría un gran impacto en el curso del psicoanálisis.
Pero con el paso del tiempo Reich se hizo siempre menos convencional y comenzó a comprender la represión y la neurosis como causas y resultados de la propiedad burguesa y el patriarcado por lo que se fue por la ciudad abogando por el comunismo y los orgasmos. Según el psiquiatra, el amor libre sería el arma perfecta para promover la conciencia proletaria. Como podrán imaginar, muy pronto Reich fue expulsado tanto del Partido Comunista como de la Comunidad de Psicoanálisis.
Pero Reich no cejó en su empeño y fue un paso más allá: estaba tan convencido del poder del orgasmo que acuñó un término: “orgón” (mezcla de organismo y orgasmo), para referirse a la energía sexual y vital (algo parecido al concepto de libido de Freud). El problema fue que Reich creó dos máquinas especiales denominadas Acumulador de Energía Orgónica y “cloudbuster”; la primera sería la encargada de almacenar el “orgón” en baterías y la segunda de incidir sobre el medio ambiente a través de esta energía.
Veamos con más detalle la teoría detrás de estas creaciones. Según Reich, las personas no neuróticas manifiestan un reflejo de orgasmo a través de movimientos involuntarios de las caderas. Por ende, los bloqueos en el orden psíquico se corresponden con contracciones musculares crónicas. Así, ni corto ni perezoso, comenzó a contorsionar los cuerpos de sus pacientes provocándoles el llanto o el reflejo del vómito (que según él era particularmente liberador). Y lo cierto es que hasta este punto sus terapias fueron un éxito, hasta que llegó la idea del orgón.
Según Reich toda la materia viva produce el orgón (una energía) y para curar las enfermedades solo es necesario volver a hacer fluir esta energía. Para ello utilizaba el Acumulador de energía Orgónica con el cual también trataba a pacientes con cáncer.
No obstante, Reich no se detuvo aquí, posteriormente creó el “cloudbuster”, una máquina que actuaba como un cañón y cuya función era bombardear el cielo con energía orgánica con el fin de propiciar la lluvia y otros cambios atmosféricos.
Como podrán presuponer, en este punto la Psicología ha quedado atrás en la filosofía y los trabajos de Reich, por lo cual no es extraño que en el 1940 visitase al propio Einstein para discutir sobre su invento. Después de cinco horas, Einstein le aseguró que pondría a prueba el artefacto. Al hacerlo no encontró los mencionados cambios que afirmaba Reich.
Posteriormente la FDA también puso a prueba los aparatos de Reich y llegó a la conclusión de que el orgón no existía. Por ende, lo condenaron como estafador ya que vendía acumuladores de energía orgónica por todo el país. También se le diagnosticó esquizofrenia progresiva.
Aún así, hoy hay centros dedicados al estudio de la energía orgánica.
Fuentes:
Kramer, P. D. (2011, Junio) The Great Proselytizer of Orgasm. En: Slate.
Pilkington, M. (2003, Mayo) Orgone: cosmic pulse of life. En: The Guardian.
Myron, S. (1994) Fury on Earth: A Biography of Wilhelm Reich. Da Capo Press.
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