
En una mañana de Mayo del 1987, poco más de la 1.30 am, un joven canadiense de 23 años llamado Kenneth Parks condujo durante 14 millas hasta la casa de su padrastro y lo estranguló. Un año después, fue condenado pero una minuciosa investigación sacó a relucir el hecho de que Parks realmente había tenido un episodio de sonambulismo durante el asesinato.
Esta historia inspiró una película norteamericana titulada “The Sleepwalker Killing”. Lo cierto es que estos casos son extremos pero la violencia durante los episodios de sonambulismo no es del todo extraña. Por eso, aunque en el pasado ya me he referido a las causas y consecuencias del sonambulismo, ahora me gustaría retomar sus nexos con la violencia.
En el 1995 un estudio desarrollado en 64 personas que sufrían de sonambulismo o terrores nocturnos mostró que más de la mitad de ellos exhibían comportamientos violentos durante los episodios. Un análisis posterior concluyó que el 70% de las personas que sufren de sonambulismo pueden actuar de forma violenta.
De hecho, otros estudios epidemiológicos han confirmado que la violencia en las personas que padecen de sonambulismo no es un asunto de subestimar. En el 2010 un estudio que comprendió a más de 20.000 personas de seis países europeos demostró que el 1,7% de ellos padecían comportamientos violentos durante el sueño. Sin embargo, los investigadores piensan que la cifra podría ser aún mayor.
Obviamente, el principal problema radica en la falta de control de la persona implicada y su habilidad para desarrollar acciones complejas mientras está dormido. Investigaciones realizadas con resonancia funcional han demostrado que esto se debe a que durante un episodio de sonambulismo las zonas de la corteza prefrontal (mediante las cuales regulamos nuestras decisiones y comportamientos) están inactivas. No obstante, las zonas involucradas en el control de los movimientos, incluida la corteza cingulada posterior y algunas partes del cerebelo, mostraban una gran actividad.
Sin embargo, estos cambios cerebrales no son suficientes para explicar la violencia. Para ser totalmente honestos, aún la ciencia no posee una respuesta definitiva que explique esta conexión. Sin embargo, Mark Pressman, un doctor de la Thomas Jefferson University, analizó 32 casos de violencia nocturna y se percató que la mayoría de ellos estuvieron provocados por encuentros con otras personas durante el episodio de sonambulismo.
También se sabe que los sueños disruptores suelen estar presentes en los episodios de sonambulismo y podrían determinar la violencia ya que frecuentemente estas personas reportan imágenes muy vívidas que le inspiran miedo. Por eso, muchos especialistas hipotetizan que las personas se vuelven violentas puesto que su cerebro percibe que está siendo atacado.
Fuente:
Siclari, F.; Tononi, G. & Bassetti, C. (2012) Death by Sleepwalker. American Mind; Julio/Agosto: 38-41.
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