Lo interesante es que la mayoría de los casos se diagnostican cuando llevan a sus hijos a la consulta, o si va al psicólogo para tratar la ansiedad, una adicción o los síntomas depresivos. No obstante, vale aclarar que para diagnosticar un trastorno por déficit de atención con hiperactividad en un adulto los síntomas deben haber comenzado en la infancia, antes de los 12 años, y se deben haber mantenido durante todo ese tiempo.
Una vez que la persona ha sido diagnosticada con un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, de repente muchos de sus problemas comienzan a cobrar sentido, es como si tuviese la pieza que le faltaba de un gran rompecabezas. A menudo el diagnóstico es suficiente para que mejore su autoestima y deje ir los sentimientos negativos sobre su persona ya que logra encontrar una explicación a sus comportamientos inusuales.
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