Las personas que sufren el trastorno obsesivo compulsivo se caracterizan por su falta de apertura y flexibilidad, no sólo en su rutina diaria sino también en lo que respecta a las relaciones interpersonales. La abrumadora preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control implica que el tratamiento es difícil.
De hecho, si el psicólogo no encaja inmediatamente en sus esquemas cognitivos es probable que lo rechace en el primer encuentro o que le llene de improperios y cuestione sus habilidades.
Estas personas tienen dificultad para incorporar información nueva y cambiante en sus vidas por lo que el nuevo aprendizaje necesitará mucho tiempo y esfuerzo, tanto por parte del terapeuta como del paciente.
Como suele ver la vida en blanco y negro, su capacidad para trabajar con los demás está afectada y cree que solo él sabe cuál es la manera correcta de hacer las cosas. Obviamente, esta perspectiva también se aplica a la relación terapéutica por lo que el psicólogo solo logrará tener éxito una vez que la persona acepte las técnicas.
Cuando este trastorno se combina con alguna enfermedad, el médico deberá esperar a que la persona presente de forma lógica y coherente sus síntomas. Después, lo más conveniente sería discutir el tratamiento con la persona, de esta manera se incrementan las probabilidades de que lo acepte y se puede apreciar alguna mejoría. De hecho, como estas personas suelen ser meticulosas y preocupadas por los detalles, presentan una excelente adherencia terapéutica.
Al igual que el resto de los trastornos de personalidad, lo más recomendado es la psicoterapia individual, en la cual se trabajen las habilidades de afrontamiento; es decir, enseñarle a manejar mejor el estrés y los problemas emocionales vinculados a sus patrones de comportamiento obsesivos.
A lo largo de los años se ha apreciado que la terapia breve es más eficaz ya que es bastante difícil lograr cambios estables en la personalidad. No obstante, se ha apreciado que llevar un diario de las emociones a menudo provoca un gran cambio. De hecho, quienes sufren del trastorno de personalidad obsesivo compulsivo a menudo no están en contacto con sus estados emocionales por lo que es importante enseñarles a identificar y comprender sus emociones.
Vale aclarar que aunque la terapia de grupo puede ser útil y es una opción de tratamiento eficaz, la mayoría de las personas que sufren este trastorno no serán capaces de soportar el contacto social mínimo necesario para lograr una dinámica de grupo saludable así que casi siempre es mejor no insistir en esta idea.
En lo que respecta al uso de medicamentos para el TOC, hay casos en los que se receta el Prozac o un SRRI, ambos proporcionan un alivio de los síntomas pero no son una cura definitiva.
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