No todo es color de rosa en materia de sexualidad, de hecho, para muchas personas la sexualidad se relaciona con el dolor y el sufrimiento, convirtiéndose en un motivo de preocupación y zozobra permanente. La dispareunia y el vaginismo son algunos de los trastornos de índole sexual que afectan a las féminas y que resultan más usuales de lo que podríamos imaginar.
El vaginismo es una condición que afecta entre el 5 y el 17% de las féminas y comprende un 25% (algunos estudios incluso refieren un 42%) de los casos que asisten a las consultas de ginecología y sexualidad.
Pero… ¿qué es el vaginismo?
El vaginismo es un espasmo involuntario de los músculos que rodean la vagina que impide cualquier intento de penetración; es como si la vagina “desapareciese”, literalmente hablando. En algunos casos la más mínima prueba de introducir cualquier cosa en la vagina resulta totalmente infructuosa (denominándose vaginismo severo) mientras que en otros casos la penetración es posible pero acarrea gran dolor (vaginismo moderado). De una forma u otra, el acto sexual es prácticamente imposible.
En el 90% de los casos el vaginismo es primario; es decir, la mujer nunca ha logrado consumar la relación sexual. En el 5% restante el vaginismo es secundario ya que en algún momento de la vida la mujer pudo mantener relaciones sexuales sin vivenciar esta problemática.
Usualmente el problema no se debe a una deformidad física sino que es una condición emocional que provoca una respuesta a nivel fisiológico. La mayoría de las mujeres con vaginismo están seguras de que el acto sexual será doloroso, usualmente consideran que sus vaginas son demasiado pequeñas y así, involuntariamente, contraen los músculos que la rodean. Se desarrolla una especie de fobia o miedo del pene, que es asociado con el dolor.
Otras féminas han vivido experiencias sexuales traumáticas, ya sean violaciones o cirugías, que normalmente le han reportado grandes dolores en el área genital. Se han presentado casos de vaginismo a partir de la realización del primer examen ginecológico ya que la mujer no estaba suficientemente preparada para el mismo.
Otras veces las causas se hallan en el tipo de relación que se mantiene con la pareja. Cuando las mujeres no se sienten cómodas o confiadas pueden responder manifestando los síntomas del vaginismo.
En fin, el vaginismo es una condición que generalmente aparece cuando la mujer tiene algún tipo de miedo, inquietud o no se siente cómoda ya sea en relación con su compañero, hacia ella misma o hacia la sexualidad. Por supuesto, en todos los casos esta patología no responde a una decisión consciente sino a un deseo inconsciente de proteger sus cuerpos y a sí mismas del dolor.
No obstante, en un pequeño porcentaje de casos la explicación tiene un origen físico. En estos casos el vaginismo puede ser la consecuencia de un himen rígido o de ciertas deformidades en la vagina.
La mayoría de las mujeres que poseen vaginismo se avergüenzan y creen que sufren un problema único, muchas veces no acuden al médico hasta que la condición no se hace totalmente insoportable. Los sentimientos de culpa e inadecuación son comunes. El vaginismo se vivencia tal y como los hombres perciben la disfunción eréctil: una dificultad que crea un círculo vicioso donde al final la pareja abandona los intentos de mantener una relación sexual placentera.
¿Cuál es el tratamiento psicológico para el vaginismo más eficaz?
El tratamiento para el vaginismo consiste en una combinación de técnicas relajación y ejercicios comportamentales que ayudan a la mujer a liberarse de sus miedos en relación con la sexualidad. Vale aclarar que una buena parte de las mujeres que se someten a terapia logran vencer esta problemática.
El vaginismo no debe confundirse con la dispareunia. En lo que respecta a las causas psicológicas, casi siempre el vaginismo se encuentra provocado por un miedo que genera el dolor mientras que en la dispareunia sucede lo contrario, es el dolor quien desata la sensación de miedo. Además, usualmente las mujeres que sufren de vaginismo sólo experimentan dolor cuando se intenta la penetración mientras que quienes padecen de dispareunia pueden sentir dolor antes o después del intento de penetración.
Fuentes:
Reissing E. et al. (1999) Does vaginismus exist? A critical review of the literature. The Journal of Nervous and Mental Disease; 187 (5): 261-271.
Valins, L. (1992) When a woman’s body says no to sex: Understanding and overcoming vaginismus. New York: Penguin.
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