Una dosis de pensamiento crítico y analítico no le viene mal a nadie. Sin embargo, en ocasiones las dudas nos hacen tomar malas decisiones o, lo que es aún peor, nos conducen al inmovilismo total. Obviamente, la imposibilidad de conocer con certeza que nos depara una decisión es algo difícil de enfrentar pero asumir riesgos es la única manera de continuar adelante en el camino.
Las investigaciones que se han realizado en el campo de la Psicología demuestran que cuando somos presa de las dudas, terminamos por buscar una cantidad excesiva de información (probablemente en un intento de buscar certezas) pero al final, estas nos conducen a la procrastinación. Si alguna vez te has enfrentado a las dudas sabrás exactamente a qué me refiero.
Además, también se conoce que las personas que suelen ser presa de las dudas tienden a desarrollar síntomas depresivos y ansiosos. La buena noticia es que ahora un nuevo estudio nos desvela una vía de escape.
Investigadores de la Universidad de Kentucky y la Autónoma de Madrid realizaron un experimento muy interesante. Reclutaron a una serie de personas que podrían calificarse como “dubitativos crónicos”.
Para comenzar, les hicieron pasar un test cuyo objetivo real era despertar la sensación de inseguridad. En práctica, en esta prueba los participantes debían formar una oración con una serie de palabras desorganizadas. Un ejemplo de oración era: “El portavoz puso en duda sus razones” y se le indicaba que en caso de no poder formar una oración con sentido, podrían dejar fuera las palabras “ el portavoz”. Por ende, la oración podría quedar de la siguiente manera: “puso en duda sus razones”.
Pero en este punto el experimento dio un giro de 360 grados. Las palabras que supuestamente debían fomentar las dudas tuvieron un efecto contrario disparando la certidumbre. Por ende, esto sugiere que poner en entredicho nuestras propias dudas puede ser beneficioso. Por supuesto, no se trata de una solución permanente pero funcionará a corto plazo.
Los investigadores encontraron que también podemos disipar las dudas con tan solo mover nuestra cabeza en señal de negación. Por supuesto, este efecto dura tan solo algunos minutos por lo que no es la solución más acertada para eliminar las dudas importantes. No obstante, lo cierto es que el estudio resulta muy interesante ya que nos demuestra una vez más como simples gestos o palabras pueden potenciar un estado en detrimento del otro.
Un ejercicio que te ayudará a tomar decisiones
Cuando debemos tomar una decisión importante y tenemos dudas, nuestra estrategia por excelencia suele ser la postergación. Quizás porque creemos que con el paso del tiempo podremos recopilar más información y reducir la inseguridad. Obviamente, no estoy diciendo que se trate de una estrategia errónea ya que en ocasiones lo más sabio es esperar. Sin embargo, esta estrategia no siempre es asertiva sino que en la mayoría de los casos termina provocándonos una gran tensión y a veces incluso nos hace perder excelentes oportunidades.
Si eres de las personas que suele detenerse en el camino porque las dudas no te dejan avanzar, he aquí un ejercicio muy sencillo que te ayudará a tomar la decisión tantas veces postergada.
1. Focalízate en la situación que debes resolver. Escribe en un papel cuál es la decisión que has estado posponiendo (vale aclarar que casi siempre lo que posponemos es la puesta en práctica de la decisión). En este punto detente y examina tus sentimientos. ¿Qué experimentas cuando piensas en tu decisión? Escribe estas emociones en una columna.
2. Realiza una lista con tus dudas. Reflexiona sobre cada una de ellas e intenta asociar las dudas con las emociones que experimentas. Ahora, pregúntate si tu duda tiene una base real o es tan solo una creencia que te está limitando. Elimina todas las dudas que no tengan una base real o cuya posibilidad de ocurrencia sea menor al 50%. Elimina todos los sentimientos que habías asociado a ellas.
Te asombrarás al ver que en tu lista quedan muy pocas dudas y sentimientos negativos porque realmente la mayoría de las vacilaciones que nos atenazan provienen de creencias erróneas sobre nosotros o sobre la vida.
3. Trae a tu mente una situación similar en la cual tomaste la decisión adecuada. Esto te dará confianza.
4. Identifica tus cualidades. Te sorprenderá ver cómo las dudas no provienen de tus mejores cualidades sino de tus miedos.
5. Asume los riesgos. Detrás de cada decisión siempre hay otro camino que no recorrerás. Es un riesgo y una responsabilidad que debemos asumir. Lo más importante es que estés seguro de que en ese momento, con la información que tenías a tu disposición, tomaste la mejor decisión posible.
Fuente:
Wichman, A. L. et. Al. (2010) Doubting one’s doubt: A formula for confidence? Journal of Experimental Social Psychology; 46(2): 350-355.
Mario Dehter dice
Encuentro en estas reflexiones buen material didáctico para proponer reflexionar sobre "¿qué es lo que hay entre "el juicio crítico" y la intuición?", o sobre "la incertidumbre cuando falta información". Gracias!
Jennifer Delgado Suarez dice
Tus reflexiones son muy acertadas, creo que son temas sobre los cuales todos deberíamos reflexionar al menos una vez en la vida. Precisamente ese era uno de los objetivos de este artículo.
Anónimo dice
Qué pena no haber leído este artículo antes, pues creo que he tomado demasiadas decisiones incorrectas y ahora no sé asumir las malas consecuencias que obtuve por no reflexionar adecuadamente.
Me encantan tus artículos!!!
Jennifer Delgado Suarez dice
A veces no podemos reparar las consecuencias de nuestros actos pero podemos sacar experiencia para no volver a cometer ese error en un futuro.
Gracias por la retroalimentación.