La educación ya no es lo que solía ser. Atrás han quedado los tiempos en los que los peripatéticos caminaban junto a su maestro Aristóteles mientras este filosofaba. También han quedado atrás esas notas rápidas que garabateabas a mano en las clases mientras el profesor dictaba la conferencia. La tecnología lo ha cambiado todo, de manera que cada vez más estudiantes toman nota en sus portátiles, consultan la bibliografía digitalmente y, por supuesto, recurren a Internet para resolver sus dudas o incluso encargar sus ensayos.
El auge de los servicios de redacción de ensayos online
Los portales que ofrecen la posibilidad de adquirir ensayos por encargo se han multiplicado para satisfacer una necesidad subyacente en una nueva generación de estudiantes. Aunque existe una enorme variedad, básicamente estas plataformas ofrecen dos grandes ventajas:
- Accesibilidad y conveniencia. Los servicios de redacción de trabajos académicos permiten que los alumnos contacten online a profesionales que puedan orientarlos, ayudarlos a hacer sus trabajos académicos o incluso escribirles ensayos, todo de manera rápida y cómoda.
- Amplia gama de opciones. Estas plataformas han ido atrayendo a su catálogo a una amplia gama de profesionales, por lo que los estudiantes pueden encontrar desdeespecialistas que se encargan de corregir la gramática y ortografía, depurar el estilo y realizar la revisión bibliográfica hasta otros que asumen trabajos de redacción e investigación más complejos.
En el mundo acelerado en el que vivimos – un mundo en el que lo queremos todo al alcance de la mano a velocidad de la luz – esos beneficios son más que suficientes para animar a los alumnos a probar los servicios de redacción. Sin embargo, existen muchas otras razones detrás de su decisión.
No es solo pereza, ¿por qué los estudiantes recurren a los ensayos por encargo?
La creciente demanda de servicios de redacción de ensayos entre los estudiantes universitarios ha generado un debate en torno a las razones que empujan esta tendencia. Aunque a simple vista podría parecer una solución fácil para cumplir con las exigencias académicas, un análisis más profundo revela que los alumnos recurren a esta solución por diversos motivos, muchos de los cuales no solo subrayan las dificultades inherentes al proceso de aprendizaje, sino que también plantean inquietudes sobre la preparación y el apoyo que están recibiendo en el ámbito académico.
- Presión por obtener buenas calificaciones
El ambiente académico es cada vez más competitivo, por lo que muchos estudiantes se sienten enormemente presionados por alcanzar altas calificaciones. Más allá de las disquisiciones éticas que se puedan hacer, muchos perciben los servicios de redacción académica como un método para lograr esos objetivos cuando no pueden llegar a todo.
Las expectativas elevadas que pesan sobre su cabeza, generalmente familiares, ya sea por lograr buenas notas, ganar becas o ingresar a programas prestigiosos, genera un ambiente en el que los estudiantes sienten que tienen que rendir al máximo constantemente. Esta presión por cumplir con estándares elevados suele generar ansiedad y el estrés, empujándolos a buscar soluciones externas para no defraudar a los demás.
De hecho, el Instituto Estadounidense del Estrés reveló que el 40% de los estudiantes universitarios estadounidenses se sienten cansados casi todos los días y el 45% están muy estresados. En el Reino Unido la situación es aún peor ya que el 80% de los alumnos universitarios reportan estrés y ansiedad.
- Problemas para gestionar adecuadamente el tiempo
En realidad, algunos estudiantes no recurren a la redacción de ensayos por pereza, sino porque el tiempo no les alcanza, sobre todo aquellos que tienen que compaginar un trabajo a tiempo parcial con las actividades académicas. Obviamente, también hay quienes lo hacen por mera procrastinación o porque no saben gestionar adecuadamente el tiempo, de manera que entran en pánico cuando se acercan las fechas límite.
Sin embargo, no es menos cierto que el número de tareas académicas se ha multiplicado, de manera que algunos alumnos simplemente no llegan a todo. Una encuesta realizada en Holanda a nivel nacional reveló que casi 4 de cada 10 alumnos considera que la carga académica es demasiado elevada.
La situación se repite en muchas universidades a lo largo y ancho del mundo, como han comprobado otros estudios, de manera que los estudiantes tienen que hacer malabares para entregar a tiempo y en algunos casos solo pueden cumplir los plazos de entrega recurriendo a una ayuda extra.
- Falta de habilidades de redacción
No todos los estudiantes han desarrollado las habilidades necesarias para escribir buenos ensayos. Un alumno puede ser brillante programando, en Química o en Física Cuántica, pero podría costarle reflejar esos conocimientos en un artículo de investigación, por ejemplo. Desde el dominio de la gramática hasta la capacidad de síntesis o la claridad y precisión en el uso del lenguaje, la redacción de un ensayo o un artículo de investigación demanda una amplia gama de habilidades que van más allá de la competencia técnica.
Este problema se acrecienta cuando experimentan barreras lingüísticas ya que deben escribir en un idioma que no es su lengua materna. De hecho, una investigación realizada en la Universidad de Alberta reveló que las habilidades lingüísticas necesarias para el estudio académico representan diferentes niveles de dificultad para los hablantes nativos y los no nativos, lo cual puede terminar influyendo en su éxito escolar.
Además, muchos tienen dificultades para estructurar adecuadamente un ensayo ya que les cuesta organizar y dar coherencia a sus ideas, sobre todo al inicio de la carrera cuando aún no dominan el estilo académico. Eso los empuja a buscar ayuda profesional para mejorar la calidad y claridad de sus trabajos.
- Necesidad de tener modelos o guías prácticos
Algunos estudiantes recurren a estas plataformas, no en busca de un producto final, sino para obtener ejemplos o estructuras que les sirvan de referencia en su proceso de aprendizaje. Utilizan estos ensayos como punto de partida para estructurar y organizar mejor sus ideas, así como para comprobar el uso adecuado de las citas y referencias o aprender a integrar las ideas de otras fuentes mediante citas directas o paráfrasis sin perder el estilo propio y manteniendo la fluidez del contenido.
Otros también recurren a ellos para tener un modelo de nuevos tipos de ensayos que nunca han escrito, como ensayos argumentativos, expositivos o de investigación. Tener un ejemplo bien hecho les proporciona una guía clara sobre cómo abordar estos formatos y cumplir los estándares académicos.
En este sentido, cabe aclarar que un estudio realizado en la Universidad de Adelaide comprobó que el actual modelo de muchas universidades en las que los profesores solo dedican un 20% de su tiempo a las tareas administrativas y los servicios, incluyendo la tutoría, asesoramiento y orientación académica a los estudiantes o supervisión de proyectos no satisface las demandas reales. En un escenario ideal, los profesores tendrían que dedicar aproximadamente un 35% de su tiempo a esas actividades.
Hacia un nuevo modelo de enseñanza que despeje las preocupaciones éticas
No cabe dudas de que el incremento exponencial de los servicios de redacción para estudiantes ha generado dudas y planteado nuevos dilemas éticos. Por una parte, las instituciones educativas tienen normas rigurosas contra el plagio, por lo que presentar el trabajo de un tercero como propio no es ético.
Por otra parte, también existe la preocupación de que este tipo de servicios obstaculice el desarrollo de las habilidades de redacción e investigación. Sin embargo, muchos estudiantes lo ven como una oportunidad para aprender trucos más eficaces de redacción académica, elaborar argumentos más convincentes o desvelar los matices de una investigación exhaustiva.
De lo que no cabe dudas es de que la tecnología no solo ha cambiado la manera de enseñar, sino que está revolucionando además la forma de aprender. La irrupción de la Inteligencia Artificial también está planteando nuevos retos en el aula por esos mismos motivos. Detener su avance o impedir su utilización sería como intentar ponerle puertas al mar.
En su lugar, quizá deberíamos replantearnos los métodos de evaluación o promover aprendizajes mucho más personales. Como ex profesora universitaria, siempre intenté despertar la pasión por el conocimiento y la curiosidad en mis estudiantes. Si un alumno percibe que una tarea es interesante y útil en su formación, será mucho más difícil que recurra a ayudas externas y, si lo hace, será como un trampolín para impulsar su aprendizaje. De esta manera, los servicios de redacción de ensayos o la propia Inteligencia Artificial podrían convertirse en un apoyo genuino y completamente lícito en su camino educativo, en lugar de lastrarlo.
Referencias Bibliográficas:
Berman, R. & Cheng, L. (2001) English academic language skills: Perceived difficulties by undergraduate and graduate students, and their academic achievement. The Canadian Journal of Applied Linguistics; 4(1-2): 25-40.
Yangdon, K. et. Al. (2021) Well-being and academic workload: Perceptions of Science and technology students Karma. Educational Research and Reviews; 16(11): 418-427.
Miller, J. (2019) Where does the time go? An academic workload case study at an Australian university. Journal of Higher Education Policy and Management; 41(2): 1-13.
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