El éxito es un concepto escurridizo puesto que viene en diferentes “formas y tamaños”. Puedes tener éxito profesional, económico, romántico o incluso tener una salud de hierro. En cualquier caso, siempre habrá personas que tengan envidia del éxito ajeno. A veces se trata de una «envidia sana«, otras veces no.
Sin embargo, es probable que te resulte desconcertante que cuando las cosas finalmente te vayan bien o comiences a brillar, personas cercanas empiecen a mostrarse celosas y resentidas por ese éxito. Lo normal sería que se sintieran felices por ti, pero no siempre es así. Hay a quienes les cuesta digerir el éxito ajeno. ¿Por qué?
5 motivos – más allá de la envidia – por los que las personas no soportan el éxito ajeno
La explicación más banal se refiere a la envidia y los celos, sentimientos que pueden alcanzar niveles extremadamente tóxicos llegando a ser muy destructivos, tanto para quien los experimenta como para la persona hacia los que se dirigen. Sin embargo, detrás de la envidia hay un mecanismo psicológico mucho más complejo que es necesario comprender, sobre todo si quieres que esa persona realmente comparta tu éxito o te gustaría mantenerla a tu lado sin esas molestas fricciones.
1. Lucha de poder
Una de las razones por las que las personas no responden bien al éxito ajeno es la necesidad de control. Todos necesitamos mantener algunos aspectos de nuestra vida bajo control para reducir el estrés y la incertidumbre, como demostró una investigación realizada en la Rutgers University Newark, pero algunas personas necesitan controlar a los demás para sentirse bien.
Cuando se dan cuenta de que tienes más éxito que ellos, lo perciben como una amenaza a su ámbito de acción porque comprenden que perderán influencia sobre tus decisiones. Temen que su opinión deje de ser importante para ti y, por ende, les asusta perder el control que pueden haber ejercido hasta ese momento sobre tu vida. En este caso, intentarán minimizar tu éxito para «nivelar» el campo de juego y poder seguir ejerciendo cierto control sobre ti.
2. Sentirse estancado en la vida
Otro motivo por el que las personas no digieren bien el éxito ajeno es que tu evolución puede hacerlas sentir estancadas en su propia vida. Cuando alguien constata el éxito de un compañero de universidad, por ejemplo, puede sentir que se ha quedado rezagado o que ha perdido oportinidades.
Esta reacción no es extraña puesto que vivimos en una sociedad altamente competitiva en la que nos empujan a superar a los demás desde que ponemos el pie en la escuela. Como resultado, estas personas, en vez de inspirarse en tu éxito y sentirse motivadas por lo que has logrado, se deprimen porque asumen que se están quedando atrás. El hecho de que las hayas “adelantado” incluso puede enfurecerles mucho.
3. Fracaso personal
No todos podemos tener éxito en todo lo que nos proponemos. A veces, por mucho que nos esforcemos, no alcanzaremos nuestras metas. Por ese motivo, cuando el éxito ajeno nos recuerda un fracaso personal, se activan emociones difíciles de gestionar. Entonces comenzamos a realizar comparaciones y surgen diferentes tipos de arrepentimientos.
En esos casos, para proteger un ego herido, lo más probable es que esas personas menosprecien tu éxito simplemente porque no pudieron alcanzarlo. De hecho, un estudio realizado en la Jiangxi Normal University comprobó que cuanto más reactivo sea el ego, más aumenta la envidia maliciosa. Por ende, esas personas pueden mostrarse despreciativas, cortantes y particularmente mordaces porque en su mente, tu éxito equivale a su fracaso. Incluso pueden tomárselo como una afrenta personal pues es como si les restregaras tu éxito en la cara.
4. Sentirse inadecuado
Lo queramos o no, todos nos comparamos – a veces de manera consciente y otras inconscientemente. Tenemos la tendencia a buscar puntos de referencia externos que nos sirvan para medir nuestro éxito en la vida. Es el resultado de una mentalidad competitiva, pero también de nuestro deseo de ser aceptados y valorados.
Por esa razón, cuando alguien de nuestro entorno tiene éxito, podemos sentir que se ha colocado un peldaño por encima. Eso cambia nuestros puntos de referencia, empujándonos automáticamente hacia abajo. Esta sensación de insuficiencia o de carecer de las habilidades que genera el éxito ajeno puede hacernos sentir muy mal, de manera que arremetemos contra la persona que la ha desencadenado. Si tu éxito hace que una persona se sienta inadecuada o incapaz, es probable que lo rechace o menosprecie.
5. Miedo al abandono
En algunos casos, el rechazo del éxito ajeno nace de un profundo miedo al abandono. De hecho, se trata de un motivo común en las personas más cercanas a ti, como tus amigos, familiares o incluso tu pareja, aunque no siempre lo reconozcan abiertamente.
En el fondo, estas personas temen que el éxito te cambie y dejen de ser significativas para ti. Temen que tus necesidades y prioridades cambien, de manera que la perspectiva de dejar de ocupar un lugar relevante en tu vida les aterroriza. De esta forma, comienzan a ver tu éxito como un enemigo que puede distanciaros.
¿Cómo lidiar con esas reacciones?
En algunos casos, es probable que estas personas intenten hacerte sentir mal por tu éxito o que lo menosprecien. Es importante que entiendas que en realidad no tienen nada contra ti, su problema es con lo el camino que has emprendido representa para ellos. Por tanto, no te tomes sus reacciones como algo personal e intenta ponte en su lugar. Lidiar con las diferencias y los conflictos desde la empatía es mejor que hacerlo desde la distancia.
Sin embargo, tampoco te dejes arrastrar por su pesimismo ni caigas en el juego de la culpa que pueden desatar sus reproches y recriminaciones – directas o veladas. La vida no es justa. Es así. A veces quienes se esfuerzan no consiguen lo que desean. Pero no tienes que disculparte por tu éxito.
No busques la aprobación de los demás. Pero tampoco compitas ni presumas. Persigue tus sueños y enfócate en lo que te hace feliz. A la larga, es probable que las personas a las que les molestaba tu éxito terminen aceptándolo e incluso sintiéndose inspiradas por lo que has logrado. Y si no es así, es su problema. No el tuyo.
Referencias Bibliográficas:
Yang, C. & Tang, R. (2021) Validating the “Two Faces” of Envy: The Effect of Self-Control. Front. Psychol; 12: 10.3389.
Leotti, L. A. et. Al. (2010) Born to Choose: The Origins and Value of the Need for Control. Trends Cogn Sci; 14(10): 457–463.
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