Todos cargamos con un equipaje emocional. Pero cada persona tiene sus propias maletas. Hay quienes cargan varias maletas enormes repletas de frustración, amargura o resentimiento y hay quienes solo viajan con una pequeña mochila.
Por supuesto, no es fácil llegar muy lejos cuando tenemos que arrastrar un equipaje tan pesado. Eso no significa que no podamos hacer grandes cosas, pero es probable que nos cueste el doble o el triple de esfuerzo que una persona que viaja más ligera.
¿Qué es el equipaje emocional exactamente?
El equipaje emocional se refiere a todos esos conflictos, traumas no resueltos o experiencias negativas del pasado que se mantienen latentes y siguen teniendo un impacto en tu bienestar e incluso en tu forma de pensar, las decisiones que tomas y tus comportamientos.
Obviamente, todos arrastramos una maleta emocional. Todos hemos mantenido relaciones conflictivas o hemos sufrido los golpes de la vida. Hemos sido rechazados, hemos tropezado, hemos caído y nos han herido.
El equipaje emocional no es necesariamente algo negativo. Todos hemos vivido experiencias dolorosas que dejan marca y de las cuales no podemos olvidarnos. Estar vivos también significa cargar con esas experiencias del pasado y, hasta cierto punto, es necesario no olvidarnos de ellas porque nos ayudan a no cometer los mismos errores, ser más precavidos o incluso valorar más lo que hemos alcanzado.
Sin embargo, el problema comienza cuando ese equipaje se vuelve demasiado pesado y nos impide seguir avanzando, convirtiéndose en un obstáculo para nuestra vida. El problema aparece cuando no logramos liberarnos de su impacto emocional y permitimos que gobierne nuestra vida y decisiones. El problema, por ende, no es la maleta emocional, sino nuestra incapacidad para aligerarla.
¿Cómo se llena nuestra maleta emocional?
Nuestra maleta se suele ir llenando poco a poco, sin darnos cuenta, de manera que si no nos encargamos cada cierto tiempo de eliminar la basura emocional, en algún momento se convertirá en un obstáculo.
Crecer en una familia disfuncional, por ejemplo, suele significar acarrear profundas heridas emocionales de una infancia traumática. No obstante, aunque hayamos crecido en una familia funcional, los miedos, inseguridades y ansiedades de nuestros padres pueden formar parte de una herencia emocional que arrastramos sin darnos cuenta.
Las relaciones de amistad o de pareja también pueden dejar heridas emocionales difíciles de sanar, en especial si nos hemos sentido traicionados, abandonados, humillados o menospreciados precisamente por esa persona que debería ser una fuente de apoyo y cariño.
Por supuesto, las experiencias vitales que desencadenan traumas psicológicos también pueden formar parte de nuestra maleta emocional. Un duelo no superado, un accidente con secuelas o haber sido víctimas de acoso escolar son situaciones que pueden marcarnos.
Los 3 signos de alarma que indican que nuestro equipaje emocional nos obstaculiza
Detectar el equipaje emocional no suele ser fácil ya que a menudo las personas se acostumbran tanto a su peso, que no son conscientes de su existencia. Sin embargo, existen algunas señales que indican que estamos cargando con algunos problemas del pasado que deberíamos superar de una vez:
- Frialdad emocional. Las personas que han sido traicionadas o heridas en el pasado suelen desarrollar una coraza protectora para evitar que las vuelvan a lastimar. Esa coraza se despliega en forma de distanciamiento emocional. Sin embargo, aunque construir muros puede protegernos, también nos impide establecer vínculos afectivos más profundos y, por ende, limita nuestra capacidad para disfrutar y compartir con los demás o incluso mantener relaciones duraderas. Si te han dicho que eres “demasiado cerrado”, es probable que se trate de una señal de que debes deshacerte de algo en tu equipaje emocional.
- Miedo al compromiso. Si nos cuesta mucho comprometernos con alguien, es probable que se deba a alguna experiencia negativa del pasado que seguimos arrastrando en nuestra maleta emocional. Si hemos desarrollado un estilo de apego evitativo porque nuestros padres no estuvieron disponibles emocionalmente o no satisficieron adecuadamente nuestras necesidades, es probable que desconfiemos de los demás y rechacemos su apoyo. Eso también nos impedirá establecer compromisos y echar raíces ya que, en el fondo, tenemos miedo a que nos abandonen. Si creemos que nadie es lo suficientemente confiable, terminaremos saboteando nuestras relaciones, incluso antes de que comiencen.
- Hiperreactividad emocional. Los contenidos que llevamos en nuestro equipaje emocional influyen en nuestras reacciones y decisiones sin que nos demos cuenta. Infiltran prácticamente todas las esferas de nuestra vida. Por esa razón, a menudo se expresan a través de reacciones excesivas ante circunstancias que no molestan a otras personas. Eso se debe a que estamos proyectando las experiencias negativas del pasado en el momento presente, reaccionando más a lo que nos ha ocurrido que a lo que está pasando. De hecho, si te hacen notar que reaccionas de manera excesiva a menudo, es probable que tengas que bucear en tu mochila emocional para encontrar la causa.
Las consecuencias de arrastrar problemas del pasado
Llevar una pesada maleta emocional no solo es arduo y agotador, sino que sus consecuencias negativas son innegables Además de tener un efecto devastador en las relaciones, también impide que nos abramos a nuevas experiencias y, por ende, lastra nuestro crecimiento y felicidad.
Un estudio realizado en el North-Trøndelag University College reveló que cargar un equipaje emocional impide que las personas se logren realizar un cambio positivo en su estilo de vida. Según estos psicólogos, “es difícil sustituir algunos comportamientos cuando el estrés que proviene del equipaje emocional afecta nuestra capacidad para cambiar”.
De hecho, un estudio anterior realizado en la Universidad de Úlster reveló que la sobrecarga psicológica y emocional que arrastramos de la infancia puede conducir a estrategias de afrontamiento negativas, como ignorar o esconder las emociones negativas.
También se ha apreciado que sufrir estrés crónico durante un período de tiempo prolongado, sobre todo durante las etapas vulnerables de la vida, puede tener consecuencias biológicas a largo plazo que influyen negativamente en nuestra capacidad para cambiar. Curiosamente, las personas que no logran hacer cambios en su estilo de vida suelen experimentar más crisis psicosociales como experiencias de duelo no elaborado, enfermedades graves y dificultades personales o familiares.
¿Cómo liberarse del equipaje emocional que nos bloquea?
La forma en que gestionemos nuestro equipaje emocional es lo que marca la diferencia. Podemos dejar que nos defina o procesar esas experiencias, aceptarlas y seguir adelante. De hecho, la aceptación radical es una técnica particularmente útil para aliviar el sufrimiento vinculado a esas experiencias dolorosas o traumáticas.
Es fundamental escudriñar el pasado, aceptar la responsabilidad por los errores que hemos cometido, dejar de culparnos por aquellas cosas que estaban fuera de nuestro control y olvidarnos de las recriminaciones que no conducen a ninguna parte. No podremos deshacernos de esas experiencias, pero aligeraremos su peso para que no determinen nuestra vida.
Un buen punto de partida consiste en prestar más atención a nuestros disparadores emocionales, esas reacciones que se repiten una y otra vez. Luego tendremos que bucear en nuestro pasado para encontrar la situación – o situaciones – que marcó el precedente. Una vez que hallamos detectado su causa, debemos comprender que el patrón de respuesta emocional que activa automáticamente no es válido para todas las situaciones.
En cualquier caso, debemos recordar que no existe otra manera para lidiar con los “monstruos del pasado” que mirarlos de frente. Ese proceso puede parecer aterrador y es probable que nos sintamos especialmente vulnerables porque volveremos a revivir una vivencia que nos dañó, pero es importante hacerlo anclados en el presente, con la certeza de que ya no somos la misma persona. Eso nos brindará la seguridad necesaria para seguir adelante en ese proceso de limpieza emocional.
Fuentes:
Følling, I. S. et. Al. (2015) Previous experiences and emotional baggage as barriers to lifestyle change – a qualitative study of Norwegian Healthy Life Centre participants. BMC Fam Pract; 16: 73.
Ennis, E. & Bunting, B. P. (2013) Family burden, family health and personal mental health. BMC Public Health;13: 255.
McEwen, B. S. (2012) Brain on stress: how the social environment gets under the skin. Proc Natl Acad Sci U S A; 109 (2): 17180-17185.
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