
¿Eres de las personas que se centra en los aspectos comunes de las cosas o, al contrario, eres de los que se focalizan en las diferencias? ¿Eres de los que prefieren apagar el fuego o a menudo eres quien prende la mecha, metafóricamente hablando? En el marco de la Programación Neurolinguística se hace referencia a dos metaprogramas básicos que solemos utilizar para hacer comparaciones: el igualador y el comparador.
¿Qué son los metaprogramas?
Los metaprogramas son una especie de filtro que media nuestra percepción. Como cada día estamos expuestos ante tanta información y no somos capaces de procesarla toda, colocamos esos filtros para centrarnos únicamente en algunos “trozos” de realidad. Obviamente, esos “trozos” de realidad no acceden a nuestra conciencia al azar. En este punto entran en juego los metaprogramas, los modelos que usamos para determinar qué información dejamos entrar y cuál excluimos.
Tomemos un ejemplo clásico, el del vaso de agua por la mitad. ¿Está medio lleno o medio vacío?
En realidad, el vaso está medio lleno y también medio vacío, ambas afirmaciones son ciertas pero, a la misma vez, son diferentes y muestran un metaprograma distinto de base. Un punto de vista no es mejor que otro, ambos son útiles, en dependencia de las circunstancias.
Una vez que tenemos un modelo de metaprograma y hemos comprobado que este es relativamente eficaz, lo utilizamos constantemente para filtrar el mundo e incluso para analizar nuestras experiencias. Obviamente, existen muchos modelos, uno de los más interesantes es el “igualador-diferenciador”.
Un test muy sencillo para descubrir qué metaprograma sigues al comparar
Mira la imagen que aparece a continuación y describe lo que ves.
Este modelo hace referencia a las conclusiones que extraemos al comparar las cosas. Sin embargo, hay cuatro posibles respuestas.
– Los igualadores, dirán que hay tres triángulos iguales porque perciben y se centran más en las similitudes, tienen la tendencia a emparejar y a pensar de manera más global. Normalmente se trata de personas que se sienten a gusto en los mismos lugares, a las que no les gusta cambiar. Pueden sentirse satisfechas realizando el mismo trabajo durante años y se apegan mucho a los rituales y los hábitos.
– Personas capaces de percibir la igualdad con excepción. Estas personas primero observan las semejanzas y después se centran en las diferencias por lo que probablemente dirán que hay dos triángulos iguales y uno diferente. Usualmente se trata de personas a las que les gustan los cambios pero solo si ocurren de manera gradual, están dispuestas a evolucionar pero poco a poco. En su vocabulario habitual usan muchos comparativos, como “mejor, peor, más o menos”.
– Los diferenciadores, que prefieren centrarse en la desigualdad, lo único de cada cosa. En este caso, dirán que hay tres triángulos diferentes, lo cual también es cierto. Obviamente, se trata de personas que buscan el cambio, lo necesitan y disfrutan con la variedad. Se sienten atraídas por productos y relaciones innovadoras, que representen algo diferente a lo que ya han vivido.
– Personas capaces de captar las diferencias con excepción. En un primer momento estas personas observan las diferencias y luego se centran en las semejanzas. Dirán que los triángulos son diferentes y dos de ellos apuntan hacia arriba. Normalmente se trata de personas que buscan el cambio y la variedad pero no tanto como los diferenciadores.
¿Es mejor ser igualador o diferenciador?
Ningún modelo es mejor que otro, solo son diferentes. En algunas situaciones es muy conveniente ser igualador ya que nos permite adoptar una postura conciliadora, como por ejemplo, cuando necesitamos llegar a un acuerdo y existen dos posiciones contrapuestas. En otras circunstancias sería más apropiado ser diferenciador, como por ejemplo, a la hora de crear un nuevo producto o de hacer una crítica constructiva.
Cada modelo tiene sus pros y sus contras. Las personas igualadoras pueden dejar pasar buenas oportunidades que impliquen un crecimiento simplemente porque no son capaces de verlas o porque no les atrae suficientemente el cambio. Al contrario, los diferenciadores suelen verse envueltos a menudo en discusiones ya que son más propensos a poner el dedo sobre la llaga y a notar las diferencias.
Lo más importante no es ser diferenciador o igualador, sino ser conscientes del modelo que solemos usar a menudo y tener la flexibilidad necesaria para cambiarlo según lo demanden las circunstancias.
Fuente:
O’Connor, J. & Seymour, J. (1995) Introducción a la PNL. Barcelona: Ediciones Urano.
carina torres dice
Me parece interesante este tema ya que nos cuesta entender tanta información que tenemos a nuestro alrededor,pues cada persona percibe las cosas de manera diferente y es así como aveces entramos en conflicto con los puntos de vista de los demás,pensando que tenemos la razón. Esta información me enseñó que no importa cuan diferente percibamos las cosas, si no que podemos sacar provecho de nuestra manera de ver el mundo.
Jennifer Delgado dice
En efecto, existen diferentes maneras de ver el mundo, no hay una forma correcta o incorrecta, todo depende de las circunstancias.