Muchas cosas en la vida despiertan sentimientos ambivalentes, sentimientos que no nos dejan ver con claridad cuál es el camino más adecuado a seguir. Los argumentos a favor nos parecen convincentes pero también los que están en contra, es como si la decisión se balanceara en un columpio muy bien equilibrado.
Nuestra mente vacila, se mueve de un lado al otro analizando las diferentes opciones. Esta es una realidad pero… ¿nunca te has preguntado qué sucede con tu cuerpo cuando te muestras indeciso?
Ahora un estudio realizado en la Universidad de Amsterdam se ha planteado esta misma pregunta y nos ofrece un resultado del todo sorprendente.
Los investigadores le pidieron a los participantes que leyesen dos artículos diferentes sobre la abolición de la ley que establece un salario mínimo para los trabajadores. El primer texto solamente se refería a los aspectos positivos de la abolición de esta normativa mientras que el segundo artículo hacía referencia a los pros y los contras de abolir el salario mínimo.
Después de leer uno u otro texto, las personas debían pararse sobre una balanza que mediría cuánto se movían de un lado al otro. Curiosamente, las personas que leyeron el artículo donde se enlistaban los pros y los contras de la medida, tendieron a moverse de un lado a otro, mucho más que aquellos que solo leyeron el texto que enfatizaba los aspectos positivos de la nueva ley.
Este sencillísimo experimento nos demuestra algo muy interesante: cuando nuestra mente se debate entre dos opciones contrapuestas, nuestro cuerpo lo expresa moviéndose de un lado al otro. Obviamente, se trata de una oscilación pequeña y probablemente tú ni siquiera te has dado cuenta de ella pero ahí está.
Pero el experimento no termina ahí. Los investigadores le pidieron a las personas que tomasen partido en contra o a favor de la nueva propuesta de ley. Como podrás presuponer, una vez que los participantes decidían de qué bando estaban, sus movimientos de oscilación disminuían ostensiblemente.
Sin embargo, los investigadores no se detuvieron en este punto. De lo contrario, el experimento se habría quedado en el ámbito de la mera curiosidad científica. Fueron un paso más allá, se preguntaron si esta relación también se apreciaba en el sentido inverso; es decir, si los movimientos de oscilación nos podrían dificultar la toma de decisiones.
Ni cortos ni perezosos, idearon otra situación y en esta oportunidad fueron más lejos. Crearon tres grupos, a uno le pidieron que se quedara tranquilo, sin moverse y a los otros dos le pidieron que realizaran movimientos propios del Tai-chi, solo que en algunos casos los movimientos eran un balanceo de un lado a otro y en el otro caso, era un movimiento arriba y abajo.
Después les pidieron que escribieran sobre alguna situación sobre la cual se sintiesen indecisos indicando sus sentimientos e ideas al respecto. En este punto, los investigadores descubrieron que las personas que se movieron antes del experimento, mostraban más sentimientos ambivalentes y signos de indecisión, en comparación con aquellas que se mantuvieron tranquilas, sin moverse.
Lo más sorprendente fue que el movimiento de oscilación, de un lado al otro, era el que generaba (o despertaba) más ambivalencia e indecisión. Por tanto, sería lógico pensar que si estás intentando tomar una decisión, un pequeño truco para ayudarte es vigilar tus movimientos y mantenerte lo más tranquilo posible.
Fuente:
Scheneider, I. K.et. Al (2013) One Way and the Other. The Bidirectional Relationship Between Ambivalence and Body Movement. Psychological Science.
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