Una noche de 1975 Donald Thompson, un psicólogo australiano, asistió a un programa televisivo para discutir sobre el tema de los testigos oculares. Toda la programación marchó sobre ruedas pero…
Al día siguiente Thompson fue llamado a las oficinas de la policía local. Una mujer había sido violada y abandonada en estado inconsciente en su apartamento. Cuando la mujer volvió en sí nombró a Thompson como su atacante.
Por suerte, esa noche Thompson había sido visto por miles de personas a través de la televisión por lo cual tenía una coartada muy sólida que lo desvinculaba totalmente de la violación y lo ubicaba en una escena muy diferente. Pero… ¿qué sucedió?
Todo parece indicar que la víctima lo último que vio antes del ataque fue el rostro de Thompson en la televisión que precisamente hablaba del reconocimiento facial en casos criminales. Así, cuando recuperó la conciencia su memoria le jugó una mala pasada confundiendo el rostro del psicólogo con el del verdadero atacante. Una ironía difícil de ignorar.
Por supuesto, Thompson fue completamente exonerado de culpas pero no todos tienen esa suerte. Así lo afirman algunos investigadores de la Universidad Estatal de Iowa que han identificado 40 casos diversos en los EUA de errores judiciales provocados por testimonios oculares. Muchas de estas personas estuvieron varios años en la cárcel e incluso se enfrentaron a sentencias de muerte.
Lo verdaderamente curioso es que todos estos casos presentaban un patrón muy claro de funcionamiento mnémico: inicialmente los testigos son incapaces de acceder a la memoria y recuperar sus recuerdos, esto hace que con el decursar del tiempo la memoria realice atribuciones erróneas distorsionando el tiempo, el espacio o las circunstancias. En palabras sencillas: podríamos unir hechos totalmente diversos y recordarlos como uno solo. ¡Impresionante! Sin duda esta idea, que ya ha sido comentada en otro caso criminal en el artículo: «Implantar recuerdos falsos«, tiene enormes repercusiones a la hora de emitir una sentencia.
Los 4 errores de atribución más comunes en el día a día
Para percatarnos de cuán común pueden ser los errores de atribución de la memoria basta acercarnos a algunos ejemplos cotidianos:
– Error de atribución de la fuente. En ocasiones confundimos de dónde proviene la información a la que accedemos cotidianamente. Así, lo que leímos en un periódico podemos recordarlo como si nos lo hubiera dicho un amigo o viceversa.
– Error de atribución de las caras en los contextos. Exactamente lo que le sucedió a la víctima de la historia de Thompson. En algunas ocasiones nuestros recuerdos se unen dando como resultado la atribución de una persona a un lugar o una situación totalmente inadecuada.
– Error de atribución de las fantasías a la realidad. Un experimento conducido por Goff y Roediger en el 1998 demostró cuan fácil es que nuestra memoria transforme la fantasía en realidad. A los participantes simplemente le solicitaron que imaginaran una acción sencilla como romper un palillo de dientes. A algunos le pidieron que la imaginaran por segunda vez. Asombrosamente aquellos que imaginaron la acción dos veces tendían a recordar la primera acción como si hubiese ocurrido realmente.
– Error de atribución de ideas. Algunos estudios afirman que el ser humano tiende a plagiar de manera no consciente las ideas de las personas que le rodean alrededor de un 27% de las veces. A este fenómeno también se le conoce como criptomnesia, tema que ya ha sido tratado a profundidad.
El problema de los errores de atribución suelen tener muchísimas causas que varían desde la falta de concentración cuando estábamos vivenciando alguna experiencia hasta el impacto emocional de la misma. Sin embargo, los errores cotidianos normalmente se deben a que no necesitamos (para comportarnos de manera funcional en la sociedad), retener en nuestra memoria todos los detalles de las situaciones que vivimos sino simplemente una esencia de la cual podemos extraer conclusiones que nos guiarán en una futura situación similar; de esta manera, en algunas ocasiones nuestra memoria simplemente no se toma el trabajo de codificar y engavetar cada detalle sino que funciona en modo simplificado. Aunque en algunas ocasiones esto presente una seria dificultad, como en el caso de los testimonios.
Fuentes:
Brown, A.S. & Marsh, E.J. (2008) Evoking false beliefs about autobiographical experience. Psychonomic Bulletin & Review; 15(1): 186-190.
Schacter, D. L. (1999). The seven sins of memory. Insights from psychology and cognitive neuroscience. American Psychologist; 54: 182-203.
Goff, L. & Roediger, H. L. (1998) Imagination inflation for action events: Repeated imaginings lead to illusory recollections. Memory & Cognition; 26: 20-33.
Wells, G. L. et. Al. (1998) Eyewitness identification procedures: recommendations for lineups and photospreads. Law and Human Behavior; 22(6): 603-647.
Brown, A. S. & Murphy, D. R. (1989) Cryptomnesia: Delineating inadvertent plagiarism. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory and Cognition; 15: 432-442.
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