El Pensamiento Positivo puede ser una herramienta muy poderosa. Puede ayudarnos a enfrentar desafíos complicados en la vida y nos puede infundir ánimos cuando estamos a punto de desfallecer. Sin embargo, también tiene un lado más oscuro: el exceso de positivismo puede llegar a ser contraproducente o incluso dañino.
Los peligros del optimismo ingenuo
En el ámbito del Desarrollo Personal es mucho más fácil animar a las personas a reemplazar sus pensamientos negativos con declaraciones positivas. Los pensamientos negativos hacen que nos sintamos mal, por lo que si deseamos sentirnos mejor, debemos colocar en su lugar pensamientos más positivos. Esta es la lógica que la mayoría de las personas comprende e intenta aplicar.
Sin embargo, no basta con cambiar unos pensamientos por otros, la transformación de fondo debe ser mucho más profunda. El Pensamiento Positivo es poderoso cuando se complementa con la objetividad y se fundamenta en un autoconcepto sólido, si se basa únicamente en frases optimistas, puede llegar a convertirse en un optimismo tóxico que causa daño.
1. Exagerar lo positivo
Toda persona y todo evento encierra aspectos positivos y negativos. En algunas ocasiones, es conveniente centrarse en los aspectos positivos, pero exagerarlos puede conducirnos a la idealización, un fenómeno muy peligroso que puede apartarnos del mundo real. Por ejemplo, podemos sentirnos orgullosos de un trabajo bien hecho, pero pensar que “somos genios” suele implicar una exageración de la realidad que incluso puede ser limitante para nosotros mismos ya que si creemos que somos perfectos, no nos esforzaremos por mejorar.
De la misma manera, quienes solo buscan lo bueno en los demás, tienden a excusar los defectos de carácter o verse envueltos en relaciones tóxicas donde son manipulados o sometidos. Ver lo bueno y lo positivo no tiene nada de malo, al contrario, pero exagerar inclinando demasiado la balanza hacia un lado puede hacer que perdamos la objetividad.
2. Confiar demasiado en tus habilidades
La autoconfianza es importante para emprender cualquier proyecto. Si no crees en ti, es probable que el proyecto esté condenado al fracaso antes de comenzar. No obstante, el exceso de confianza, creer que somos una especie de Súperman, puede hacer que perdamos la perspectiva y nos condenará igualmente al fracaso.
En la vida, es tan importante ser conscientes de nuestras limitaciones como tener una alta autoestima. De hecho, en algunas ocasiones esa confianza exagerada puede hacer que no nos preparemos lo suficiente, lo cual nos conducirá inevitablemente a sufrir un descalabro. Al contrario, conocer nuestras debilidades, defectos y limitaciones nos permitirá ser lo suficientemente previsores e incluso compensar esas dificultades con otras fortalezas.
3. Sobreestimar las posibilidades de éxito
Para que cualquier proyecto llegue a buen término, debes creer que es posible. Sin embargo, convencerte de que nada fallará o estar seguro de que esa nueva inversión te dará rendimientos enormes hará que pases por alto los riesgos potenciales a los que podrías enfrentarte a lo largo del camino.
Si no dedicas tiempo a pensar en las cosas que podrían salir mal, no podrás prevenirlas y no estarás preparado cuando sucedan, por lo que su impacto será aún mayor. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Nueva York desveló que fantasear con todo lo bueno que podemos alcanzar puede ser muy peligroso pues hace que nos confiemos en exceso. ¿Cuál es la solución? Estos psicólogos comprobaron que alcanzamos mejores resultados cuando visualizamos los pasos que debemos dar, en vez de centrarnos únicamente en la meta.
La fortaleza mental proviene del pensamiento realista
Creer que cuanto más positivo es el pensamiento, mejor, es un error que podemos terminar pagando muy caro. Nuestros pensamientos deben englobar tanto las emociones como la racionalidad. Podemos mantener la objetividad dándole un giro optimista al pensamiento. De hecho, la auténtica fuerza mental, esa de la que también hablaban los filósofos estoicos, proviene de un pensamiento realista, no de afirmaciones irreales o trivialidades exageradas.
Esto significa que en vez de pensar: “Obtendré la mejor calificación en esta prueba” es mejor decirse: “Me esforzaré todo lo que pueda para obtener la mejor calificación”. Esta nueva perspectiva te resta una parte de la tensión y el estrés que podrías sentir al exigirte demasiado y te genera una gran calma mientras te permite mantenerte focalizado en lo que realmente importa. Solo así eres sincero contigo mismo y alcanzas tu máximo potencial.
Fuente:
Oettingen, G. & Mayer, D. (2002) The motivating function of thinking about the future: expectations versus fantasies. J Pers Soc Psychol; 83(5): 1198-1212.
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