¿Quién no ha sido víctima de esos estribillos que se repiten una y otra vez en nuestras mentes cual si fuera un disco rallado? Los investigadores afirman que nueve de cada diez personas han experimentado este molesto fenómeno al menos durante una hora o quizás por más tiempo.
En una investigación reciente, Beaman y Williams indagaron en las experiencias con estos estribillos intrusos de 103 personas, con edades comprendidas entre los 15 y los 57 años. Algunos resultados curiosos emergieron:
– La mayoría de los estribillos se correspondían con canciones de pop, muchos de ellos concernientes a anuncios publicitarios de la TV o temas de filmes y video juegos.
– El estribillo se repetía una y otra vez en un tercio de las personas mientras que la mitad afirmó que el mismo variaba.
– Al 10% de las personas este estribillo molesto les impedía continuar realizando la actividad en la que estaban inmersos.
– Al contrario de la creencia popular, las personas con entrenamiento musical no son más propensas a sufrir la interferencia de estos estribillos molestos si bien una vez que son presa de ellos les resulta más difícil eliminarlos.
Ampliando la búsqueda a Twitter, se evidenció un rango mucho mayor de temas musicales, desde aquellos relacionados con las canciones infantiles de los Muppets hasta temas de Richard Strauss. Estos últimos resultados sugieren que no son las canciones en sí quienes provocan este efecto sino el cómo las personas interactúan con las mismas. No obstante, otro estudio desarrollado en la Universidad de Montreal le pidió a los participantes que evaluaran 100 canciones de pop según considerasen fuesen más o menos propensas a irrumpir como estribillos intrusos. Las canciones más “peligrosas” fueron: Singing in the rain de Gene Kelly, Live is Life de Opus, Don’t worry, be happy de Bobby McFerrin, I will survive de Gloria Gaynor y en primer lugar Ça fait rire les oiseaux de Caribbean Sensation.
De esta manera, es más lógico pensar que la aparición de estos estribillos recurrentes se debe a una conjugación de nuestro estado emocional (se conoce que suelen aparecer cuando tenemos un estado emocional positivo), la actividad que estamos realizando en un momento determinado (es más usual que las ideas recurrentes aparezcan cuando estamos inmersos en una actividad no intelectual que requiere de poca concentración) y, por supuesto, algunas peculiaridades intrínsecas a la propia canción o melodía y el cómo la vivenciamos.
Sin embargo, no todas las personas responden de la misma forma ante los estribillos intrusos. Curiosamente, aquellos que se sienten más afectados son los que consideran la música como algo particularmente importante. Estas personas reportaron episodios mucho más largos y difíciles de controlar que aquellos que le confieren a la música un papel menos protagónico. Para eliminar esta música indeseada las personas reconocían recurrir a las más diversas técnicas, desde escuchar otras canciones hasta iniciar una actividad o incluso beber alcohol pero estos intentos de supresión normalmente eran infructuosos, haciendo que el estribillo regresase con más fuerza. Un ejemplo más del efecto rebote ya que finalmente estos estribillos pueden considerarse como una forma de pensamiento rumiativo.
Así, los investigadores concluyen que lo más saludable para eliminar estos estribillos es simplemente no prestarles demasiada atención y continuar realizando la labor en la que estábamos inmersos, siempre que esto sea posible, claro está. Lo cual me hace recordar el caso descrito por Praharaj, médico del Instituto Central de Psiquiatría de Kanke, India donde se presentó un hombre de 21 años de edad que escuchaba la música repetitiva de un filme hindú, entre 2 y 45 minutos cada vez, en ocasiones hasta 35 veces al día y durante 5 años.
Fuentes:
University of Montreal (2010, Mayo) Hey Jude: Get that song out my head!. En: ScienceDaily.
Beaman, C. P. & Williams, T. I. (2009) Earworns (stuck song syndrome): Towards a natural history of intrusive thoughts. British Journal of Psychology.
Praharaj, S. K. et. Al. (2009) Musical obsesión or pseudohallucination: electrophysiological standpoint. Psychiatry Clin. Neuroscience; 63(2): 230-234.
bLuEs dice
Hola:
Creo que hay un factor que incide en la aparición y/o permanencia de este tipo estribillos, el ejercicio físico. Cuando realizamos una actividad física y escuchamos algún elemento "melódico" susceptible de que se nos quede en la cabeza es muy probable que éste permanezca durante bastante más tiempo. Un ejemplo de esto es la música de los gimnasios. Por mucho que se deteste la música que se ponga fácilmente se repite en nuestra cabeza si estamos realizando algún esfuerzo físico mientras la escuchamos. Curiosamente no sucede (o sucede con mucha menos incidencia) si cesamos en la actividad física.
Teniendo en cuenta esto habría que suponer una conexión entre el ritmo/melodía (el elemento común asimilado, ya que no sucede con otras estructuras musicales) y el despliegue físico.
Saludos
Jennifer Delgado Suarez dice
Hola bLuEs:
Particularmente nunca me ha sucedido lo que narras pero podría ser interesante lo que comentas. De la misma forma en que los estribillos intrusos aparecen con mayor frecuencia cuando estamos haciendo alguna actividad que no requiere un gran esfuerzo cognitivo (como correr, caminar o cocinar), también podrían "implantarse" en momentos similares.
Luego, quizás el movimiento muscular hace que nos "sintonicemos" de manera particular con la música haciéndonos más propensos a memorizar ciertos estribillos.
Gracias por el aporte 😉
Noble dice
Hace poco me sucedió esto mismo. Fue con una canción de un anuncio publicitario que me estuvo dando vueltas en la cabeza al menos durante una semana.
Fue horrible, no porque me molesten los estribillos sino porque detestaba la canción aunque debo reconocer que la música del estribillo era muy pegajosa.
Ahora que he leido el post me ha venido de nuevo a la mente, espero poder deshacerme de ella cuanto antes.