Cuando nos planteamos aprender meditación, es normal que tengamos muchas dudas y preguntas, una de las más comunes se refiere a los espacios de meditación. ¿Cómo deben ser? ¿Deben tener algunas características especiales?
Lo cierto es que se puede practicar la meditación en cualquier lugar, incluso rodeados de personas. Sin embargo, no es menos cierto que cuando estamos dando nuestros primeros pasos, nos ayudará mucho tener un lugar tranquilo que facilite la relajación. De hecho, incluso cuando seamos expertos y dominemos los ejercicios de meditación, disponer de un espacio que promueva la serenidad, será un plus.
Lo interesante de contar con un espacio de meditación es que apenas entremos en ese ambiente, nos sentiremos mucho más tranquilos y relajados. Es una respuesta aprendida ya que nuestro cerebro asocia ese espacio con la relajación y meditación. Por eso, si tienes una habitación extra en casa que puedas dedicarla a la meditación, o un rinconcito acogedor, te explicamos cómo decorar este espacio para que puedas sacarle el máximo partido.
¿Cómo debería ser un espacio de meditación?
- Elige un espacio para meditar que te transmita buenas vibraciones
Es difícil meditar en un lugar donde no te sientes a gusto. Por eso, el primer paso consiste en elegir un espacio donde te sientas bien, que al entrar te haga sonreír o te transmita buenas vibraciones. No es algo que se pueda explicar fácilmente con palabras porque se trata de las sensaciones que experimentas en esa habitación. Obviamente, también debe ser un lugar tranquilo, preferentemente lejos del trasiego constante para que los ruidos no se conviertan en estímulos distractores.
- Limpio y ordenado
Es complicado meditar cuando estás en un sitio rodeado de elementos que captan tu atención. Un estudio realizado en la Universidad de Princenton comparó el rendimiento de personas que trabajaban en lugares organizados con el de quienes trabajaban en entornos caóticos y desorganizados. Estos últimos reportaron más estrés y eran menos productivos. Por eso, ideal es que vacíes tu espacio de meditación de todas las cosas que no son imprescindibles y dejes solamente los elementos básicos para los ejercicios de meditación y aquellos que te hagan sentir a gusto. Recuerda que la filosofía budista es, esencialmente, minimalismo. Y La limpieza visual es fundamental.
- Deja que entre la naturaleza
La naturaleza es relajante y curativa, por lo que tiene sentido que incorpores algunos elementos naturales a tu espacio de meditación. De hecho, la mayoría de las personas creen que la meditación se trata de conectar consigo mismas, pero también se trata de conectar con el entorno y la naturaleza. Lo ideal es que elijas una habitación con grandes puertas o ventanales al exterior que te permitan ver el mar o los árboles. Si no es posible, puedes decorar con plantas, conchas marinas o piedras, lo que prefieras. También puedes colocar una fuente de agua ya que los días en que te resulte más difícil meditar, su sonido te ayudará a relajarte.
- Que huela bien
Otro elemento que no debes descuidar en tu espacio de meditación es el olor. Se ha demostrado que el uso de aceites esenciales de plantas, como la lavanda, la manzanilla y la menta, realmente pueden calmar el alma y el cuerpo. Y lo más interesante es que sus efectos a nivel de sistema nervioso se mantienen aunque el olor haya desaparecido. También puedes quemar velas o incienso, los cuales incluso contribuyen a estimular algunas funciones cerebrales. Solo necesitas encontrar los olores que mejor funcionan para ti, y sobre todo, aquellos que generan estados agradables.
- Una paleta de colores serena
Además de los elementos físicos y los objetos sensoriales, también debes tener en cuenta el color del espacio para meditar. Lo ideal es que pintes las paredes con un tono que te ayude a lograr el estado de ánimo que deseas. Como regla general, los tonos pastel son mejores que los colores demasiado claros o muy oscuros, ya que son más relajantes. Sin embargo, hay personas que prefieren meditar en habitaciones más oscuras ya que se sienten más protegidas. En cualquier caso, deberías evitar los colores demasiado brillantes ya que estos estimulan un estado de activación a nivel cerebral y no potencian la tranquilidad.
- Elige inteligentemente la luz
Lo ideal es que en tu espacio para meditar haya mucha luz natural. Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Ohio comprobó que la luz natural mejora instantáneamente el estado de ánimo, lo cual significa que debería haber luz en esa habitación a la hora que meditas normalmente. Incluso puedes elegir un espacio al aire libre, como una terraza o un pequeño jardín. Lo esencial es que sea agradable y puedas meditar sin distracciones.
Si no puedes tener luz natural, deberías jugar con la iluminación para lograr que la habitación sea lo más relajante y acogedora posible. Una vez más, dependerá de tus gustos y necesidades, pero lo ideal es que tengas luces tenues, que puedan enfocarse en determinadas áreas de la habitación. Aunque también deberías tener otras luces más intensas, para cuando tu estado de ánimo cambie, de manera que puedas usar la luz a tu favor. No obstante, recuerda que un exceso de luz mantendrá tu cerebro demasiado activo y no favorecerá los estados más profundos de meditación.
- Tecnología fuera
Si bien es cierto que no existen reglas específicas para crear y decorar espacios de meditación, sin duda debe existir una norma que deberías cumplir a rajatabla: sin electrónica, aparte del reproductor de música que usas para potenciar la relajación. Esto significa que en ese espacio no se permiten móviles, pero también sería ideal que en la habitación no se encuentren teléfonos fijos, ordenadores, televisores o cualquier otro equipo electrónico.
Fuentes:
Bedrosian, T. A. & Nelson, R. J. (2017) Timing of light exposure affects mood and brain circuits. Transl Psychiatry; 7(1): e1017.
Sayorwan, W. (2012) The effects of lavender oil inhalation on emotional states, autonomic nervous system, and brain electrical activity. J Med Assoc Thai; 95(4): 598-606.
McMains, S. & Kastner, S. (2011) Interactions of top-down and bottom-up mechanisms in human visual cortex. J Neurosci; 31(2):587-597.
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