Liderar un equipo de trabajo no es tarea fácil, sobre todo en los tiempos que corren. La presión por alcanzar los objetivos, mantener la motivación de los miembros para que den lo mejor de sí y garantizar que todos trabajen en sintonía para entregar los proyectos a tiempo puede llegar a ser abrumadora. ¿Te suena familiar?
Lo cierto es que llevar las riendas de un equipo requiere algo más que buenas intenciones y capacitación técnica. La clave no radica en programar más reuniones o confiar en que las actividades de team-building obren un milagro, necesitas una estrategia clara y efectiva con una sólida base psicológica. Así no solo podrás mejorar el trabajo en equipo y aumentar el rendimiento, sino también reducir el nivel de estrés mientras contribuyes al crecimiento de la empresa.
¿Cómo mejorar la productividad de los equipos de trabajo?
Cuando un equipo funciona bien, todo fluye: la comunicación es efectiva, las metas se cumplen y el ambiente laboral se convierte en un espacio de crecimiento. Sin embargo, para llegar a ese nivel es importante aplicar diferentes estrategias para mejorar el trabajo en equipo que no añadan más estrés sino que faciliten el día a día y generen un contexto de armonía y motivación.
- Fomenta una comunicación clara y abierta
Para que un equipo funcione, es necesario que la comunicación fluya libremente. Realizar reuniones regulares, preferentemente breves, te permitirá transmitir las expectativas empresariales, dar seguimiento al desarrollo de los proyectos y escuchar los problemas e inquietudes de tu equipo para corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde.
Sin embargo, recuerda que “el mayor problema de la comunicación es la ilusión de que se ha producido”, en palabras de George Bernard Shaw. Por tanto, traza las estrategias para mejorar el trabajo en equipo y asegúrate de que cada persona comprenda sus funciones y tareas para evitar el solapamiento de roles.
También es importante que cada miembro de tu equipo se sienta cómodo compartiendo sus ideas, dudas o preocupaciones, sabiendo que será escuchado, comprendido y valorado. No hay nada como una buena comunicación para mejorar la eficiencia de un equipo de trabajo y optimizar los resultados.
- Establece objetivos SMART
Antoine de Saint-Exupéry decía que “un objetivo sin un plan es solo un deseo”. Los objetivos ambiguos conducen a resultados inciertos. Si tu equipo no sabe exactamente qué debe hacer y cómo debe hacerlo, es probable que se pierda por el camino, procrastine y malgaste tiempo y energía.
Por eso, los equipos deben trabajar con objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y acotados en el tiempo). Por ejemplo, en lugar de plantear como meta “mejorar las ventas”, un objetivo SMART sería “incrementar las ventas en un 15% durante el próximo trimestre”.
Establecer expectativas realistas contribuye a que cada miembro del equipo sepa lo que se espera de él, lo que reducirá la confusión y la incertidumbre, logrando que todos remen en la misma dirección. De hecho, un experimento realizado en MTurk reveló que los objetivos SMART ayudan a los trabajadores a entrar en un estado de flujo, reduce su nivel de estrés, aumenta su compromiso y mejora su desempeño.
- Estimula la colaboración y cohesión grupal
“Solos podemos hacer muy poco; juntos podemos hacer mucho”, dijo Helen Keller. Cuando las personas trabajan juntas, cada esfuerzo individual contribuye al éxito colectivo. En cambio, los silos dentro del equipo son un obstáculo para la productividad y la creatividad. Por tanto, es imprescindible aplicar estrategias para mejorar el trabajo en equipo que fomenten la unión y creen un ambiente propicio para compartir ideas y aprender de los demás.
Las actividades de team-building son útiles para estrechar lazos, cohesionar al equipo y motivar a sus miembros a mirar en la misma dirección. No obstante, también es importante fomentar en el día a día una cultura de la colaboración y el compromiso con los resultados. El conocimiento debe fluir libremente, de manera que los miembros del equipo se sientan lo suficientemente cómodos como para pedir ayuda cuando la necesiten.
El apoyo mutuo suele desencadenar una ola de innovación y resolución de problemas que potencia la eficacia. A fin de cuentas, un equipo en el que todos sus miembros se apoyan y se llevan bien trabajará mucho mejor que otro en el que existan conflictos.
- Promueve la flexibilidad y personalización
Cuando se lidera equipos, es fácil olvidar que están compuestos por personas, cada una con necesidades, aspiraciones y capacidades diferentes. Ofrecer flexibilidad y personalizar las dinámicas de trabajo no solo mejora la eficiencia del equipo, sino que también potencia el bienestar y aumenta la motivación.
John Grinder decía que uno de los tres factores para tener éxito es la adaptabilidad: “hay que tener la flexibilidad de ir cambiando tu forma de actuar hasta que obtengas lo que querías”. Cada persona tiene fortalezas únicas. Identificarlas y asignarle tareas alineadas con esas habilidades mejorará la calidad del trabajo y potenciará la autorrealización. Eso no significa descuidar el desarrollo de nuevas competencias, sino crear un equilibrio donde las personas sientan que dan lo mejor de sí mientras desarrollan su potencial.
Un líder eficaz es aquel que adapta los roles y tareas a las capacidades y preferencias individuales. De hecho, los estudios han revelado que ajustar las estrategias de comunicación a las necesidades individuales mejora la productividad de los equipos.
- Refuerza el bienestar emocional del equipo
El síndrome de burnout es uno de los principales asesinos de la productividad. Y si bien es importante animar al equipo a que trabaje duro, es igualmente importante no perder de vista su bienestar. De hecho, Stephen R. Covey recomendaba: “trata a tus empleados exactamente como deseas que traten a tus mejores clientes”.
Eso significa crear una cultura de la desconexión que les permita recargar las pilas para volver con la mente despejada y nuevas ideas al trabajo. Los estudios de casos que han analizado especialistas de la London School of Economics han revelado que cuando se mejora el bienestar emocional de los empleados, la productividad aumenta al menos un 10%.
Para lograrlo, necesitas crear un entorno laboral donde todos se sientan a gusto, en el que reine el respeto y la confianza. Eso también significa que en ocasiones tendrás que actuar como mediador de conflictos para limar las asperezas en las relaciones interpersonales, acercar posturas diferentes entre los miembros del equipo y reducir las discrepancias.
Esa actitud abierta, comprensiva y conciliadora demuestra que valoras a los miembros de tu equipo como personas, no solo como empleados. Recuerda que cuando nos sentimos apoyados y cuidados, es más probable que seamos más leales y productivos. Por consiguiente, priorizar el bienestar emocional no solo es bueno para los empleados, es una estrategia inteligente para mejorar la productividad laboral.
- Proporciona retroalimentación y reconocimiento sistemáticamente
“Todos necesitamos personas que nos den su opinión, así es como mejoramos”, dijo Bill Gates. La ciencia le da la razón: los experimentos psicológicos realizados en fábricas han constatado que plantear objetivos claros y dar retroalimentación a tiempo es mucho más eficaz que los métodos de supervisión tradicionales y conduce a una mejora del rendimiento.
El feedback no debería ser un momento puntual en la evaluación de desempeño al final del año, sino una práctica constante. La retroalimentación regular ayuda a las personas a entender qué están haciendo bien y en qué aspectos deben mejorar.
Además, reconocer los logros, por pequeños que sean, refuerza los comportamientos positivos y mantiene la motivación. Sentirse valorado es un poderoso aliciente para mejorar la productividad del equipo. Cuando las personas saben que notas su esfuerzo y valoras sus contribuciones, es probable que se comprometan aún más con su trabajo.
Por tanto, tómate el tiempo para celebrar tanto las pequeñas como las grandes victorias, ya sea el final de un proyecto importante o un buen servicio al cliente. Ese reconocimiento no siempre tiene que ser un premio, a veces un simple “¡buen trabajo!” puede tener un impacto profundo en la moral del equipo.
Las estrategias para mejorar el trabajo en equipo funcionan, pero hay que ser consistentes en su aplicación. Aplicar estos principios psicológicos puede marcar la diferencia entre un grupo que simplemente cumple con las tareas asignadas y otro que alcanza resultados excepcionales.
Referencias Bibliográficas:
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Krekel, C. et. Al. (2019) Employee Well-being, Productivity, and Firm Performance: Evidence and Case Studies. In: Global Happiness and Wellbeing Policy Report 2019.
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