
Los periodos de estrés son inevitables. No podemos escapar de la adversidad y los problemas. Pero la manera en que los afrontemos puede marcar una gran diferencia, en especial en nuestra relación de pareja. Una etapa vital turbulenta puede crear lazos sólidos y reforzar el amor o, al contrario, puede tener un efecto perjudicial en la relación que termine conduciendo a las recriminaciones y, en última instancia, a la ruptura.
Cuando el estrés en la pareja empaña nuestra percepción
Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Texas analizó el impacto del estrés en los nuevos matrimonios. Estos investigadores descubrieron que los recién casados que habían experimentado eventos vitales más estresantes prestaban mucha más atención a los cambios diarios en los comportamientos negativos de su pareja, pero cometían un error importante: pasaban por alto los positivos.
Los investigadores reclutaron a parejas de recién casados sin hijos. Todas llevaban menos de seis meses de matrimonio y era la primera vez que pasaban por el altar.
En un cuestionario inicial, los participantes debían indicar de una lista de más de 100 eventos estresantes relacionados con el matrimonio, el trabajo, la escuela, la familia y los amigos, las finanzas, la salud, los eventos personales, las condiciones de vida y los asuntos legales cuáles habían vivido en los últimos seis meses y en qué medida los había impactado. También se sometieron a pruebas para evaluar su autoestima, estilo de apego y nivel de neuroticismo.
Luego cada miembro de la pareja respondió preguntas sobre el estado de su relación durante 10 días. Primero indicaban su nivel de estrés por los problemas cotidianos y a continuación señalaban si se produjeron comportamientos positivos o negativos en la relación de pareja, como las críticas o pequeñas muestras de amor.
En general, los hombres informaron que se comportaron negativamente el 19,1 % de los días y las mujeres el 24,9 %. En cambio, los hombres indicaron que percibieron comportamientos negativos por parte de sus parejas el 23,7 % de los días mientras que las mujeres notaron esas conductas negativas de sus parejas un 21,9 %.
Sin embargo, lo interesante de esta investigación es que las personas que habían experimentado más eventos vitales estresantes recientemente tenían menos probabilidades de subestimar los comportamientos negativos de su pareja y se mantenían especialmente atentas a las fluctuaciones diarias de negatividad, independientemente de los niveles de autoestima, neuroticismo o estilos de apego.
Curiosamente, no ocurría lo mismo con los comportamientos positivos. Esto sugiere que cuando estamos estresados nos fijamos más en las facetas negativas de nuestra pareja y tenemos la tendencia a pasar por alto los aspectos positivos. Esa negatividad puede condenarnos a un bucle tóxico.
¿Por qué el estrés nos hace ver a nuestra pareja bajo una luz más sombría?
Investigaciones anteriores habían demostrado que la felicidad puede ayudarnos a pasar por alto la insensibilidad de nuestra pareja y otros comportamientos negativos, de manera que es lógico que también experimentemos el efecto opuesto cuando nos sentimos estresados.
No obstante, cabe aclarar que las molestias cotidianas no cambiaron la forma en que las personas percibían el comportamiento positivo o negativo de sus parejas; solo los eventos serios de la vida influían en dichas percepciones.
Los psicólogos sugieren que ese cambio en la percepción puede deberse a que los eventos más graves nos vuelven más sensibles a las otras cosas negativas que suceden a nuestro alrededor. En práctica, los sucesos más estresantes y potencialmente traumáticos pueden sumirnos en un estado de hipervigilancia que nos permite notar las señales negativas, una especie de mecanismo de defensa para protegernos de nuevos problemas potenciales.
De hecho, incluso se ha apreciado que cuando nos sentimos ansiosos y estresados podemos confundir las señales neutrales con signos amenazantes. En práctica, nuestro cerebro se prepara para lo peor.
Sin embargo, en esa condición también somos menos capaces de controlar la irritación, nos comportamos de manera más impulsiva y somos menos propensos a apreciar los comportamientos positivos, lo cual puede aumentar los roces y las peleas en la relación, sumando aún más estrés a nuestra vida.
Ese fenómeno también explica por qué durante los períodos de mayor estrés nos volvemos menos tolerantes con los comportamientos desconsiderados de nuestra pareja. Si el otro nos critica o hiere, es poco probable que le confiramos el beneficio de la duda o perdonemos la transgresión. En cambio, tendremos la tendencia a culparle. De hecho, otras investigaciones han demostrado que cuando estamos estresados mostramos conductas más punitivas al discutir sobre los problemas de la relación.
La buena noticia es que ser conscientes del efecto en cadena que desencadenan los eventos vitales adversos puede ayudarnos a mitigar sus consecuencias. Si sabemos que estamos estresados, podemos enfocarnos de manera más activa en los aspectos positivos de nuestra pareja para que nos ayude a afrontar mejor la adversidad y consolide la relación, en vez de echarle más leña al fuego de la tensión y el estrés.
Fuentes:
Neff, K. A. et. Al. (2022) When Rose-Colored Glasses Turn Cloudy: Stressful Life Circumstances and Perceptions of Partner Behavior in Newlywed Marriage. Social Psychological and Personality Science; 10.1177.
Williamson, H. C., et. Al. (2013) Financial strain and stressful events predict newlyweds’ negative communication independent of relationship satisfaction. Journal of Family Psychology; 27(1): 65–75.
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