“Un día, el burro de un campesino cayó en un pozo. El animal, asustado, rebuznó muy fuerte durante horas mientras el campesino intentaba descifrar qué podía hacer para sacarlo de allí. Tras mucho cavilar, el campesino pensó que el animal era demasiado mayor como para seguir trabajando y que, dado que el pozo estaba seco y tenía planificado taparlo, no valía la pena sacar al burro.
Entonces pidió ayuda a unos vecinos. Todos cogieron sus palas y empezaron a echar tierra para cubrir el pozo, con el burro dentro 🙁
El burro, que en realidad es un animal excepcionalmente inteligente y capaz de resolver problemas, empezó a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, de manera que rebuznó aún más fuerte. Poco después, para sorpresa de todos, se tranquilizó y se tumbó dejando que la tierra lo fuera cubriendo lentamente.
Sin embargo, tras unos minutos de tranquilidad, el burro abrió los ojos y se incorporó, sacudiéndose la tierra que le cubría el lomo y la cabeza. A medida que iba cayendo la tierra, volvía a levantarse para ir acercándose cada vez más a la boca del pozo.
Al cabo de un rato, todos vieron como el burro llegó hasta arriba, saltó el brocal y salió trotando lleno de una renovada vitalidad”.
La fábula del burro y el pozo, de autor desconocido, nos muestra que incluso en los momentos más oscuros, hay una luz de esperanza.
Todo depende de cómo lo miremos
En la vida, a menudo nos encontramos atrapados en situaciones difíciles y desafiantes que nos hacen sentir como el burro en el pozo. Sin embargo, esta fábula nos muestra que una situación aparentemente adversa puede convertirse en algo positivo si somos capaces de mirar más allá de lo que está sucediendo con la actitud adecuada.
Sin duda, el entorno tiene un enorme impacto en nuestra percepción. Cuando el burro se encontró atrapado en el pozo, experimentó miedo y angustia. Asimismo, los desafíos y circunstancias adversas afectan nuestra estabilidad, desencadenando reacciones emocionales intensas.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que nuestra forma de ver e interpretar lo que nos sucede condiciona nuestros sentimientos y comportamientos. Si queremos salir de una situación desagradable, debemos tener en cuenta que esas emociones pueden convertirse en un obstáculo para encontrar la solución.
La inmensa mayoría de los eventos se pueden mirar desde diferentes perspectivas, por lo que deberíamos enfocarnos en aquella que nos resulte más útil. Una situación aparentemente adversa puede convertirse en algo positivo. Cuando cambiamos nuestra perspectiva, cambia el significado, y cuando cambia el significado también cambian las emociones y las conductas vinculadas a este.
Serenidad y determinación, las claves para afrontar la tormenta
Encontrar la serenidad en medio de la tormenta es crucial para poder analizar lo que nos ocurre de manera objetiva. Así podremos tomar la decisión más conveniente y, con un poco de suerte, ver la oportunidad que casi siempre se esconde detrás de una situación adversa.
Lo cierto es que la inmensa mayoría de las situaciones que atravesamos en la vida, no son completamente positivas ni negativas. El problema es que en muchas ocasiones nuestra prisa, ofuscación o desilusión nos impiden ver más allá de lo negativo.
Obviamente, la fábula del burro y el pozo también nos habla de la fuerza de la determinación, la importancia de no darnos por vencidos y seguir luchando, encontrando la fuerza interior necesaria para afrontar los obstáculos, incluso cuando los demás no creen en nosotros.
Nos anima a dejar ir lo que nos pesa y arrastra al fondo del pozo pues solo así podremos encontrar el impulso necesario para seguir adelante. Así como el burro se sacudía la tierra cada vez, también nosotros podemos liberarnos del peso del miedo, la frustración o la tristeza para superar ese momento oscuro.
A menudo, el resultado, como en la fábula, es una energía renovada. Porque cuando comprobamos que somos capaces de afrontar la adversidad y salir fortalecidos, nuestra autoconfianza y autoeficacia se refuerzan. Ese es nuestro verdadero súper poder.
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