La risa es uno de los mejores pegamentos sociales, aunque también es uno de los más desestimados. De hecho, la risa es un excelente predictor de la calidad de las relaciones interpersonales y puede desvelarnos inmediatamente si le caemos bien o no a una persona. Sin embargo, no es fácil encontrar a alguien que siempre nos haga reír, aunque pase el tiempo e incluso en los peores momentos. Por eso, si has encontrado a una persona así, no la dejes escapar.
Reímos para conectar con los demás
Solemos pensar que la risa está vinculada a las bromas y el sentido del humor. Pensamos que nos reímos porque algo nos resulta simpático. Sin embargo, Robert Provine, un psicólogo de la Universidad de Maryland, descubrió que la risa esconde algo más. En realidad reímos más cuando estamos rodeados de amigos.
De hecho, sus investigaciones han desvelado que somos 30 veces más propensos a reírnos de una broma cuando estamos en compañía de otras personas. Si estamos solos, disminuyen las probabilidades de que un chiste nos haga reír, pero si estamos con nuestros amigos, aumentan las probabilidades de que riamos de cosas que en otros contextos no nos resultarían tan simpáticas.
Por tanto, la risa no es una reacción, como solemos pensar, sino una forma de comunicación, cuyo objetivo es conectar con los demás y dejarles entrever que les entendemos. De hecho, se ha apreciado que la risa es altamente contagiosa. Gracias a los escáneres cerebrales se ha comprobado que nuestro cerebro responde ante la risa de otra persona activando inmediatamente los músculos faciales que necesitamos para sonreír.
La risa nos indica cuánto interés despertamos
El humor ha evolucionado hasta convertirse en un modo para indicar nuestro interés hacia otras personas. Una teoría apunta que cuando estamos en ciertos contextos sociales, lanzamos pequeñas bromas para medir nuestro nivel de aceptación. Si le caemos bien a las personas, es probable que estas rían de manera natural, pero si no es así, forzarán la sonrisa o no sonreirán porque cuando no hay un interés real, la risa no sale de forma espontánea.
De hecho, cuando no conocemos a una persona, el humor no es solo una forma para romper el hielo sino también para saber cómo le caemos y cuánto interés despertamos. Lo mismo ocurre en las relaciones ya establecidas con los amigos o la pareja, el intercambio de risas es un indicador de que cada miembro se siente satisfecho en compañía del otro.
Así lo confirma un estudio llevado a cabo en la Universidad de Berkeley en el que se descubrió que las relaciones de pareja son más duraderas cuando los miembros son capaces de hacer reír al otro. Estos psicólogos le pidieron a uno de los miembros de la pareja que abordara un tema complicado para el otro. Así apreciaron que a pesar de que muchos discutían, cuando uno de los miembros hacía reír al otro, ambos no solo se sentían mejor inmediatamente sino que también reportaron mayores niveles de satisfacción en la relación y solían permanecer juntos durante más tiempo.
Por supuesto, esta “danza de la risa” normalmente no ocurre de manera consciente. Sin embargo, nuestro inconsciente utiliza el humor y la sonrisa para saber el grado de interés que despertamos en la otra persona, y también puede sentirse rechazado.
La risa nos permite conectar emocionalmente a un nivel más profundo
La risa también nos ayuda a hacer nuevos amigos. De hecho, facilita que las personas se abran. Psicólogos del University College de Londres reclutaron a 112 personas que no se conocían entre sí y las pusieron en parejas a ver un vídeo. Algunas parejas vieron una comedia, otras instrucciones para jugar al golf y otras un documental sobre la naturaleza muy relajante.
Los psicólogos evaluaron cuánto se rieron los participantes durante la proyección. Después, los participantes debían escribirle un mensaje a la otra persona para que esta les conociera mejor. Curiosamente, las personas que habían reído juntas eran más propensas a compartir detalles personales.
La explicación no se puede hallar simplemente en la experiencia positiva compartida, sino en la fisiología que se esconde detrás de la sonrisa. En práctica, cuando sonreímos se activa la producción de endorfinas, razón por la cual nos sentimos más relajados y cercanos a los extraños.
Por tanto, la risa hace que seamos más abiertos y propensos a compartir detalles personales. También derriba ese bloqueo emocional inicial dando al traste con las barreras sociales y ayudándonos a crear lazos emocionales más profundos.
Atesora a quien te hace reír
Alguien dijo que “un buen amigo es aquel que te hace reír cuando pensabas que nunca más volverías a sonreír”. Encontrar a una persona con la que podamos reír es difícil porque no se trata simplemente del sentido del humor sino de la conexión emocional que se establece en el fondo. Por tanto, si has encontrado a alguien así, cuídale, no le pierdas porque es un verdadero tesoro.
Fuentes:
Gray, A.W. et Al (2015). Laughter’s Influence on the Intimacy of Self-Disclosure. Human Nature; 26(1):28-43.
Keltner, D. & Bonanno, G. A. (1997) A Study of Laughter and Dissociation: Distinct Correlates of Laughter and Smiling During Bereavement. Journal of Personality and Social Psychology; 73(4): 687-702.
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