
Hay personas de crítica fácil. Siempre están dispuestas a juzgar, tienen una palabra mordaz en la punta de la lengua y suelen mirar por encima del hombro a los demás. Estas personas no dejan pasar una. Aprovechan la menor ocasión para criticar lo que decimos o hacemos. Pero también nos criticarán si callamos o nos quedamos de brazos cruzados porque su objetivo no es ayudarnos a mejorar o corregir un error sino tan solo hacer valer su opinión. Criticar.
Relacionarse con personas así es complicado. Soportar sus críticas constantes no es fácil, por lo que a veces pueden sacar a la luz lo peor de nosotros haciendo que perdamos la paciencia y la compostura. Sin embargo, en el fondo esas críticas ocultan una profunda fragilidad emocional. No es una excusa para su comportamiento, pero nos ayudará a entender qué sucede en su mundo interior.
¿Cómo es la gente que critica a los demás constantemente?
Psicólogos de las universidades de California y Tilburgo sometieron a cientos de personas a una serie de pruebas para evaluar sus rasgos de personalidad y encontraron que quienes eran más críticas y despreciativas también compartían estas características:
- Escasa amabilidad. Estas personas tenían una escasa empatía hacia los demás y una incapacidad manifiesta para ponerse en su lugar y comprender tanto sus puntos de vista como sus estados emocionales. En ocasiones esa falta de empatía les impide darse cuenta del daño que pueden provocar sus críticas.
- Envidia y narcisismo. Las personas más críticas solían compararse continuamente con los demás, envidiando la suerte ajena. Pero también alimentaban la idea narcisista de que merecían tener mejor suerte que los otros pues creían estar en un nivel superior.
- Estilo de apego ansioso. Son personas con una baja autoestima, con tendencia a la aprensión y dificultades para comunicar asertivamente sus necesidades emocionales, por lo que recurren a la crítica y el drama para lograr sus objetivos.
- Mentalidad fija. Las personas más críticas suelen atribuir los logros y éxitos a habilidades y competencias inmutables, no al esfuerzo. No creen que sea posible cambiar.
- Dependencia social. Estas personas muestran una gran preocupación por el estatus social y la jerarquía en los diferentes contextos, por lo que le dan gran importancia al juicio de los demás.
- Perfeccionismo. Las tendencias perfeccionistas se manifestaban a través de la propensión a criticar a los demás y un profundo miedo a ser juzgados.
Todo esto significa que, aunque la gente que critica a los demás pueden llegar a ser muy mordaces, en la base de su actitud se esconde una gran fragilidad emocional, un ego hiperreactivo y extremadamente sensible que busca calmarse a través de las críticas negativas.
La crítica como escudo
Muchas veces la crítica dice más de quien critica que de quien es criticado. Las críticas implican juzgar una situación o persona. Pero en ese proceso no solemos ser observadores imparciales, nuestra subjetividad media.
Por eso, muchas veces las críticas son la expresión de una fragilidad emocional, de un ego que se siente constantemente amenazado y reacciona defendiéndose a través de las críticas. Como dijera Alphonse de Lamartine, “la crítica es la fuerza del impotente”. Al restarle valor al otro a través de sus críticas, estas personas se reafirman.
De hecho, muchas de estas personas crecieron en entornos donde eran objeto constante de críticas negativas y destructivas. Crecieron siendo juzgadas, sintiéndose inadecuadas e insuficientes. Al crecer, se han blindado detrás del escudo protectivo que les brindan las críticas.
Recordemos que las personas que parecen más fuertes a menudo son las más frágiles porque han tenido que protegerse detrás de una gruesa armadura. Estas personas también suelen ser muy sensibles, por lo que reaccionan impulsivamente y critican todo lo que les resulta amenazante.
A fin de cuentas, una persona madura y equilibrada, en paz consigo misma y con el mundo, no necesita criticar constantemente a los demás. Por tanto, la próxima vez que te encuentres con personas criticonas, piensa que en realidad necesitan ayuda para reconciliarse consigo mismas.
Fuente:
Schriber, R. A., Chung, J. M., Sorensen, K. S., & Robins, R. W. (2017). Dispositional contempt: A first look at the contemptuous person. Journal of Personality and Social Psychology; 113(2): 280-309.
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