Hablamos por teléfono mientras descargamos el correo electrónico y vamos eliminando los mensajes no deseados y tomamos nota de esa tarea urgente que acaba de llegar. Cuando salimos del trabajo nos mantenemos vigilando al móvil y mientras conducimos vamos pensando en la lista de la compra…
Esa es la locura ordinaria de una vida en la multitarea, algo que se ha convertido en la cotidianidad de un número creciente de personas que se mueven con soltura en varios frentes. Sin embargo, todo parece indicar que esa “soltura” y aparente habilidad para manejar varias tareas a la vez al final termina pasándonos factura, sobre todo a nuestro cerebro.
Para dividir la atención, sacrificamos los detalles y la memoria
Un estudio realizado en la Universidad de Los Ángeles revela que la multitarea, entendida como el uso de nuestros recursos mentales en más de una actividad a la vez, compromete nuestras funciones cognitivas.
En el experimento participaron 192 personas, las cuales debían recordar el mayor número posible de palabras que se presentaban en una pantalla. Algunos podían concentrarse completamente en esta tarea, otros escuchaban música y un tercer grupo tenía además que presionar un botón cuando escucharan tres números impares en secuencia.
Para añadir una dosis extra de complejidad, cada palabra que aparecía en la pantalla estaba acompañada de un número. Lo ideal es que los participantes pudieran recordar al menos aquellas palabras que tenían una puntuación más alta. Los resultados mostraron que tener que completar dos tareas a la vez (recordar las palabras y señalar los números impares) empeora considerablemente la memoria.
El problema es que cuando dividimos nuestra atención para realizar diferentes tareas, aunque conservamos la habilidad para centrarnos en lo más relevante, no somos capaces de captar los detalles. No hay dudas de que esta habilidad es importante en un mundo marcado por las distracciones constantes, pero no podemos olvidar que tenemos una capacidad cognitiva limitada, por lo que si debemos afrontar una tarea compleja, lo mejor es evitar cualquier tipo de distracción.
Convertir la multitarea en un hábito disminuye la materia gris
Para realizar múltiples tareas, debemos ser capaces de cambiar los objetivos rápidamente y activar diferentes patrones cognitivos, un proceso que en sí mismo no es demasiado oneroso para el cerebro, pero puede volverse peligroso si se prolonga en el tiempo y se convierte en la norma.
En otras palabras, una cosa es forzar nuestro cerebro de vez en cuando para que administre varias actividades a la vez y otra muy diferente es vivir en la multitarea. En estos casos, abrir varios frentes puede tener efectos negativos en nuestro rendimiento: disminuye la creatividad, facilita la distracción y afecta la productividad.
Un estudio realizado en el University College de Londres con 75 personas reveló que la densidad de la sustancia gris en algunas zonas del cerebro se reduce en quienes están acostumbradas a usar varios dispositivos digitales para hacer diferentes cosas más o menos contemporáneamente.
Estos neurocientíficos analizaron los hábitos de consumo digital de los participantes, así como sus características de personalidad y los sometieron a una prueba de Morfometría Basada en Vóxel para detectar las diferencias focales en la anatomía del cerebro. Así descubrieron que quienes habían convertido la multitarea tecnológica en un hábito, tenían menos densidad de materia gris en el córtex del cíngulo anterior, un área que no solo interviene en el control de algunas funciones autónomas del organismo sino también en la toma de decisiones, la inhibición verbal, la empatía y las emociones. De hecho, estas personas también puntuaron más bajo en las pruebas de control cognitivo y gestión emocional.
Por si fuera poco, se ha apreciado que la multitarea aumenta el nivel de cortisol, la hormona del estrés, que puede terminar provocando la muerte de las neuronas cuando se mantiene en niveles elevados durante mucho tiempo.
La multitarea nos hace tomar decisiones más impulsivas
Para empeorar aún más las cosas, se ha apreciado que muchas de las decisiones que tomamos cuando estamos inmersos en la multitarea son más impulsivas, lo cual nos conduce a cometer más errores.
Un estudio realizado en la National Chengchi University desveló que cuando estamos inmersos en la multitarea tecnológica, por ejemplo, solemos mostrar una tendencia a comprar por impulso, para luego arrepentirnos de esa compra. Esto se debe a que cuando estamos realizando demasiadas cosas nuestra corteza prefrontal no es capaz de sopesar adecuadamente los pros y los contras, por lo que actuamos de manera impulsiva.
De hecho, otra investigación realizada con 1.100 personas en el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres reveló que la multitarea puede reducir nuestro cociente intelectual en 10 puntos.
A esto se le suma que ese cambio rápido y continuo de atención de una actividad a otra hace que nuestro cerebro consuma más energía, por lo que nos sentiremos más cansados en poco tiempo e incluso seremos más propensos a sufrir un “apagón”; es decir, momentos en los que nos quedamos en blanco o lagunas en la memoria que nos impiden recordar qué hicimos hace apenas unos minutos o unas horas atrás.
El problema es que las funciones de control ejecutivo, como la toma de decisiones, pasan por dos etapas distintas pero complementarias. En la primera se produce un cambio de objetivo, es cuando nos decimos: «voy a hacer esto en vez de esto otro«. En la otra etapa activamos las reglas necesarias, nos desconectamos con lo que estábamos haciendo para conectarnos con lo que haremos.
Ambas etapas nos permiten pasar de una tarea a otra prácticamente sin darnos cuenta, pero si lo hacemos con demasiada celeridad, llegará el punto en que estas etapas entren en conflicto y nuestro cerebro se sature. Entonces se produce ese «apagón». De hecho, si te sucede algo así a menudo, es una señal que tu cerebro te está enviando para decirte que necesitas bajar el ritmo.
Por tanto, ahora ya lo sabes: hay que frenar y enfocarse en una sola cosa a la vez. Serás más productivo y tu cerebro te lo agradecerá.
Fuentes:
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Mayr, U. & Kliegl, R. (2000) Task-set switching and long-term memory retrieval. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition; 26: 1124-1140.
Rogers, R. & Monsell, S. (1995) The costs of a predictable switch between simple cognitive tasks. Journal of Experimental Psychology; 124: 207-231.
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