
Gilles de la Tourette fue uno de los neurólogos más influyentes de la historia de la Medicina; sin embargo, más allá de sus aportes científicos reconocidos lo cierto es que desarrolló otras actividades experimentales y su vida misma fue muy interesante.
Recientemente la revista Clinical Neurology and Neurosurgery ha publicado un curiosísimo artículo sobre su trabajo con la hipnosis y el cómo se encontró envuelto en un fuerte debate sobre el uso de la hipnosis ¡con fines criminales!
Lo cierto es que Gilles solía tomar parte de juicios donde se cuestionaba si una persona podría llegar a cometer un suicidio debido a sugestiones hipnóticas. Posteriormente él mismo llegaría a experimentar con las sugestiones hipnóticas, pidiéndole a sus pacientes que envenenaran o dispararán a alguno de los internos.
Por supuesto, jamás nadie resultó herido por estas experimentaciones pero estas curiosas ideas le valieron a Gilles el sobrenombre de “experto en hipnosis criminal”. Las conclusiones de Gilles después de valorar varios casos criminales y luego de sus experimentos fueron que una persona no puede matar a otra por una sugestión hipnótica a menos que esté en una situación de laboratorio. Pero… estos estudios le jugaron una mala pasada…
Aún le quedaría un juicio más: el suyo; donde la presunta asesina afirmaba que había cometido el atentado bajo estado de hipnosis pero lo que resultó mucho más curioso fue el hecho de que esta paciente psicótica le disparó en la cabeza al propio Gilles porque afirmaba que había sido hipnotizada en la distancia por el neurólogo. El evento fue tan impactante que ocupó la portada en Le Pays Illustré y se le dedicó un artículo en Le Progrès Médical.
En Diciembre del 1893 una mujer joven preguntó por Gilles en su propio domicilio pero como el neurólogo no había regresado, se dispuso a esperarlo. Cuando Gilles llegó algunos minutos después, la joven le contó que él la había sido hipnotizada en varias ocasiones y como en esos momentos se encontraba sin recursos, le pidió 50 francos.
Realmente el rostro de la joven le resultaba familiar a Gilles como una de las participantes en las sesiones de hipnosis así que le preguntó por su dirección y nombre. Pero la joven se negó a darle estos datos pidiéndole una vez más el dinero. Entonces Gilles intentó alcanzar la seguridad del interior de la casa pero al voltearse sintió un disparo y un golpe en su cabeza. Dos nuevos tiros siguieron a este primero pero para ese momento ya el neurólogo se había puesto a resguardo.
Por fortuna Georges Guinon llegó unos minutos después y pudo ver a la mujer que aún estaba sentada en la sala de espera con una actitud de aparente satisfacción. El disparo, evidentemente, no fue mortal y para la tarde del día siguiente Gilles ya se encontraba bastante recuperado pero el incidente desató una fuerte controversia sobre la hipnosis (recordemos que este procedimiento aún estaba en sus inicios y contaba con fervientes practicantes pero también con muchos detractores).
La joven que disparó se llamaba Rose Kamper y posteriormente se conoció que había estado internada en el asilo Sainte-Anne ocasión en la cual había escrito varias cartas amenazantes dirigidas al administrador del sitio. Posteriormente Rose confesó que sospechaba que Gilles estuviese enamorado de ella y también le acusó de haberla hipnotizado sin su consentimiento aniquilando toda su fuerza de voluntad.
En su defensa alegó que el día en que disparó ella había sido hipnotizada en la distancia por lo que su cuerpo estaba ocupado por otra instancia que la compulsó a la violencia. A partir del análisis psiquiátrico se concluyó su diagnóstico: esquizofrenia paranoide y fue ingresada por varios periodos en diferentes hospitales psiquiátricos.
Gilles vivió más de una década después del infructuoso intento de asesinato pero su comportamiento comenzó a deteriorarse volviéndose cada vez más extraño. En el año 1901, debido a los frecuentes delirios que padecía fue forzado a abandonar su trabajo e ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Lausanne donde murió en el año 1904.
Fuentes:
Bogousslavsky, J. & Walusinski, O. (2010) Gilles de la Tourette’s criminal women. The many faces of de siècle hypnotism. Clinical Neurology and Neurosurgery.
Lees, A. J. (1986) Georges Gilles de la Tourette. The man and his times. Revue Neurologique; 142(11): 808-816.
Noble dice
Hola Jennifer:
Muy interesante este post. Hay muchas cosas que no sabemos sobre los profesionales psi, gracias por compartirnos estas historias tan interesantes.
Saludos
Lizardo Cruzado dice
Fascinante. Diversas veces el terapeuta es fuente de los más distintos tipos de transferencia, hasta de naturaleza delirante. Cómo habrá sido el caso de Tourette, en plena época de la histeria decimonónica, qué asunto tan terrible.
Un saludo, Jennifer, esta entrada es 'two thumbs up'!
Jennifer Delgado Suarez dice
Saludos a ambos:
Me complace muchísimo tenerlos por acá. Gracias por las apreciaciones, realmente este tipo de artículos me llevan un tiempo considerable ya que intento verificar la mayor cantidad de detalles posibles y al ir tirando de la madeja, otras informaciones continúan apareciendo.
Soy una apasionada de la Historia de la Psicología, creo que si no conocemos la historia de la ciencia que ejercemos no podemos comprenderla en toda su plenitud y sin lugar a dudas, historias como éstas son un condimento para el aprendizaje 😉
lauramargarita9 dice
im,pactante este articulo sobre inicios de la hipnosis y me gustaria se ampliara a temas bastante preocupantes como ,en que consiste la hipnosis vivencial y si los psicologos ,corrientemente ,aplican algun tipo de hipnosis atenuada o tal vez otros metodos de seduccion,para conseguir mas prontamente la colaboracion de los pacientes en las terapias .
y relacion de lo anterior con las transferencias y contratransferencias .
Jennifer Delgado Suarez dice
Hola Laura:
Intentaré satisfacer tu curiosidad con algunos artículos sobre la hipnosis vivencial y los temas psicoanalíticos de la transferencia y la contratransferencia; éste último es un tema muy interesante.
En relación con los métodos de seducción que mencionas, creo que sería más adecuado hacer referencia a la empatía, algo que no solo usamos los psicólogos como una poderosa herramienta en la terapia sino que se utiliza por todos diariamente, aunque en ocasiones se realice de manera automática y por debajo del nivel de la conciencia.