
El pasado 7 de julio se anunciaba en la revista Stem Cells and Development la creación, por vez primera, de espermatozoides humanos a partir de células madre embrionarias. Se trata de una investigación desarrollada en la Universidad de Newcastle del Reino Unido. La noticia me resultó muy interesante, sobre todo el revuelo que se ha generado a su alrededor.
Por supuesto, el Dr. Nayernia, investigador principal, ha aclarado que los espermatozoides «de laboratorio» no serán utilizados para fertilizar óvulos sino para el estudio del proceso de reproducción. Con ello se adelanta a las posibles críticas por parte de los temerosos del conocimiento y los defensores de la vieja tradición.
En esencia este descubrimiento evidencia la posibilidad «teórica» de disponer de esperma sin necesidad de hombres que lo produzcan y distribuyan por lo cual muchos alarmistas, aquellos que también temen la competencia del vibrador, se cuestionan la validez de la figura masculina en los años venideros.
La problemática de la masculinidad no es nueva ni intrínseca a ninguna cultura en específico. Cuando las mujeres comenzaron a asumir algunos comportamientos que habían sido privativos del rol masculino se hizo imprescindible variar los patrones de relación entre los géneros pero debido al machismo altamente enraizado, los hombres de un momento a otro se quedaron sin «herramientas» para comprender los nuevos patrones relacionales.
Así, muchas de las féminas occidentales son muy atrevidas y no esperan a que el hombre las «corteje al estilo antiguo», por lo cual se lanzan a un flirteo más agresivo ante el cual muchos hombres no saben como reaccionar. De la misma manera, las mujeres pueden llegar a ser mucho más solventes económicamente, con lo cual se derrumba el clásico status de macho proveedor del hogar. La toma de posesión del sexo “no tan débil” de muchas áreas que se consideraban exclusivamente masculinas ha provocado la necesidad de variar las formas de relacionarse pero para eso también es necesario variar el esquema mental con el cual se comprenden las relaciones de género e incluso el cómo me veo yo mismo en esa relación; verdadero punto neurálgico del sentimiento de incertidumbre que atenaza al hombre moderno.
No obstante, más allá de las opiniones de los alarmistas, particularmente considero que lo que se extingue es el viejo patrón relacional entre hombres y mujeres para dar paso a nuevas formas de relacionarse y comunicar ante las cuales tanto las féminas como los hombres deben variar sus representaciones sobre sí mismos y sobre los géneros. No es un camino a recorrer por el hombre de manera aislada sino que es una tarea de dos.
Fuente:
Nayernia, K. et. Al. (2009) In Vitro Derivation of Human Sperm from Embryonic Stem Cells. Stem Cells and Development.
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