Investigadores del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres afirman que los hombres y las mujeres utilizan diferentes genes para crear las conexiones necesarias que establecerán los recuerdos a largo plazo. Esta podría ser la causa por la cual los hombres son mejores rememorando los sucesos prácticos relacionados con los viajes o las estaciones del metro mientras que las mujeres muestran una memoria mas «emocional» que les permite recordar los aniversarios y los pequeños detalles.
Peter Giese afirma que ha logrado identificar en los hombres dos genes que son de vital importancia para el aprendizaje y la memoria. No obstante, vale aclarar que esta conclusión sería un tanto precipitada ya que la muestra estuvo conformada por ratones en un laberinto. Aún así, lo cierto es que los ratones machos eran más rápidos en aprender los caminos para salir de los laberintos en relación con los ratones hembras.
Posteriormente, a partir de introducir algunos cambios en los códigos genéticos, se criaron ratones de ambos sexos a los cuales se les varió la expresión de la proteína p25. Asombrosamente los ratones machos ya no eran capaces de aprender el camino para salir del laberinto mientras que los ratones hembras continuaban manifestando el mismo grado de habilidad; es decir, su desempeño no varió.
Estas diferencias genéticas podrían ser de vital importancia en el estudio de enfermedades como el Alzheimer donde las mujeres se ven más afectadas que los hombres; lo que podría significar que la memoria femenina es más vulnerable.
Pero… ¿pueden extrapolarse estos resultados a las personas?
Una posible respuesta podríamos hallarla en una investigación desarrollada en la Escuela de Medicina de Harvard. Estos investigadores hallaron que algunas zonas del lóbulo frontal (relacionado con la toma de decisiones y la resolución de problemas) son mayores en las mujeres en comparación con los hombres, la corteza límbica (área que regula las emociones), también es mayor en las mujeres pero la corteza parietal (involucrada en la percepción del espacio y el equilibrio) es mayor en los hombres.
Esto nos indicaría que la presencia de algunos genes podrían determinar diferencias de género que posteriormente se consolidan en el desarrollo ontogenético de la persona. Así, sería muy lógico presuponer que hombres y mujeres utilizan sistemas diversos para establecer sus memorias en relación con aquellas áreas cerebrales que se encuentren más desarrolladas.
Por supuesto, estaríamos haciendo referencia a una generalidad porque quizás está de más decir que hay hombres con una memoria espacial verdaderamente pésima y mujeres que no recuerdan las fechas significativas.
Fuente:
Giese, K. P. et. Al. (2005) Sexual dimorphisms in the effect of low-level p25 expression on synaptic plasticity and memory. European Journal of Neuroscience; 21: 3023–3033.
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