Todos buscamos certezas. Estamos programados para ello. Nuestro cerebro busca patrones y explicaciones para dar sentido al mundo que nos rodea y sentirnos más seguros. Nos gusta pensar que nuestra vida es ordenada, predecible y sujeta a nuestro control. Y esa tendencia también se extiende a las relaciones de pareja.
Nos comprometemos con una persona y decidimos casamos porque la seguridad que proviene del amor supera con creces las dudas y la aprensión. Damos el paso cuando la certeza le gana por goleada a la incertidumbre. Sin embargo, el amor es mucho más eficaz para unirnos que para mantenernos unidos. Y cuando el enamoramiento comienza a diluirse suele provocar un auténtico tsunami emocional en la relación.
Las 2 reglas emocionales más importantes y desconocidas
En las relaciones de pareja, la ilusión de certeza se traduce en la creencia de que “estaremos juntos hasta que la muerte nos separe” o que “seremos felices y comeremos perdices para siempre”. Es la confianza plena de que la persona que hemos elegido es nuestra media naranja o que tenemos las claves para lograr que la relación funcione.
Sin embargo, hay un problema: la certeza al 100% es una ilusión magnificada por el poder del amor.
1. Los sentimientos se autovalidan. Las Neurociencias han comprobado que el amor es ciego, al menos al inicio. Al ser un sentimiento, el amor se valida a sí mismo sin necesidad de muchas pruebas. Por ejemplo, si sentimos miedo, asumimos que estamos en peligro y si estamos enamorados, asumimos que la relación será maravillosa. Como es un sentimiento que brota de nuestro interior, no solemos cuestionarlo, y tampoco ponemos en tela de juicio las conclusiones que sacamos a partir de lo que sentimos. Eso, obviamente, nos encierra en un bucle autorreferencial.
2. Nuestra intensidad emocional invalida los sentimientos ajenos. Por si fuera poco, cuanto más intenso sea el sentimiento que experimentemos, más nos absorberá y menos notaremos los estados afectivos de los demás. Si estamos eufóricos, será difícil notar que una persona lo está pasando mal y si estamos resentidos, nos costará percatarnos de la tristeza de quienes nos rodean. Los sentimientos son «envolventes» y cuanto más profundos sean, más tendremos la tendencia a proyectarlos sobre los demás, ignorando sus propios sentimientos.
¿Qué significa todo eso?
Que el amor nos ensimisma y, aunque parezca un contrasentido, hace que seamos menos sensibles a las sutilezas del mundo emocional de nuestra pareja. En realidad, lo que hacemos en gran medida es proyectar nuestro amor sobre esa persona, para validar la decisión que hemos tomado y sentirnos más seguros.
Cuando se rompe el hechizo y tu pareja se convierte en alguien que te gusta menos
Cuando la intensidad del amor disminuye (aunque sería más correcto hacer referencia al enamoramiento) dejamos de proyectar nuestros sentimientos en el otro. Entonces se abre la caja de Pandora. Comenzamos a ver algunas cosas en nuestra pareja que no nos gustan mucho. Comenzamos a notar sus defectos y errores.
En realidad, esos “defectos” ya existían, pero no los veíamos porque queríamos convencernos de que era la persona perfecta para nosotros.
Por ese motivo, el segundo año de relación suele ser uno de los más complicados. Surgen más discusiones y conflictos por todo tipo de cuestiones, desde asuntos más existenciales hasta los desencuentros más triviales y cotidianos. Muchas de esas discusiones versarán sobre quién friega los platos o a quién se le olvidan las cosas, pero en realidad lo que esconden es una profunda desilusión y el miedo a la incertidumbre.
Cuando la ilusión de certeza se esfuma, lo que está expresando nuestro inconsciente en esas discusiones por cosas mundanas que antes no nos importaban es: “creí que eras perfecto, así que me siento estafado”. También dice: “tengo miedo de perder el control sobre lo que creía era una historia con final feliz«.
Si culpas a tu pareja por eso, es probable que la relación comience a hacer aguas y fracase o que incluso se vuelva tóxica.
Para amar hay que dejar ir el miedo a lo incierto
La certeza es una ilusión. La incertidumbre está en todas partes – también en las relaciones. Asumirlo te ayudará a comenzar una vida en pareja con una perspectiva mucho más pragmática, constructiva y saludable para ambos.
De hecho, dicen que amar es fácil, lo difícil es mantener la relación. El amor es el pilar esencial, pero no basta para que la pareja permanezca unida. Es mucho mejor asumir la relación como una aventura en la que ambos os iréis descubriendo a medida que cambiáis, más que como un resultado cierto gracias a la «garantía del amor».
Es mejor que cada día renovéis vuestros votos porque así os esforzareis por dar lo mejor de vosotros mismos, en vez de dar por hecho que el amor bastará para manteneros unidos. La ilusión de certeza os empujará tanto a querer que la relación funcione a la perfección, que os impedirá ver su valor real y, sobre todo, iros adaptando a los cambios que se producirán, inevitablemente.
Es mejor que te liberes de la creencia de que esa persona estará a tu lado – hagas lo que hagas – y comiences a esforzarte porque esa persona quiera estar realmente a tu lado para que te elija conscientemente cada día. Y viceversa.
Referencias Bibliográficas:
Stosny, S. (2013) Love and the Illusion of Certainty. En: Psychology Today.
Sturmberg, J. P. (2011) The illusion of certainty-a deluded perception? J Eval Clin Pract; 17(3): 507-510.
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