Internet forma parte de nuestras vidas. Sin duda, se ha convertido en una gran ayuda en diferentes esferas y nos permite ahorrar un tiempo precioso, así como estar conectados con personas que se encuentran al otro lado del mundo y, por supuesto, mantenernos informados. Sin embargo, todo tiene un costo. Internet no es la excepción y, si no tenemos cuidado, utilizar la red de forma excesiva nos puede pasar una factura cognitiva que quizá no estaríamos dispuestos a pagar.
Descarga Cognitiva: Internet hace que dudes de tu memoria
Usar Internet continuamente para buscar datos hará que desconfiemos cada vez más de nuestra memoria. Así lo demuestra un estudio realizado por un grupo de psicólogos de la Universidad de California, quienes han descubierto que mientras más utilizamos la red para buscar información y comprobar datos, menos propensos somos a recurrir a nuestra memoria, aunque se trate de preguntas sencillas cuya solución ya conocemos o podríamos encontrar aplicando la lógica.
Este fenómeno se ha bautizado como “descarga cognitiva” y se refiere al hecho de que Internet nos está robando poco a poco nuestra memoria ya que mientras más confiamos en los datos que encontramos en la red, menos nos fiamos de lo que hemos aprendido o de las respuestas que podemos hallar pensando por nuestra cuenta.
El estudio en cuestión fue realizado en diferentes fases, en un primer momento las personas debían responder a una serie de preguntas triviales de dificultad media. A algunas se les permitió acceder a Internet y a otras les pidieron que pensaran y recurrieran a su memoria.
En un segundo momento, a todos los participantes les permitieron usar Internet, pero los investigadores se aseguraron de que las preguntas fueran muy sencillas, de manera que solo era necesario recurrir a la memoria para encontrar las respuestas o aplicar el sentido común. Por ejemplo, una de las preguntas era: «¿Todos los países tienen banderas de dos colores?».
Así se apreció que las personas que habían usado Internet en la primera prueba, también eran más propensas a volver a usar la red para buscar las respuestas, en vez de pensar o recurrir a su memoria.
Sin embargo, los resultados más interesantes llegaron cuando los participantes no usaron Internet. Entonces, aquellos que habían recurrido a la red, cometieron un 30% más de errores en sus respuestas. Los investigadores también apreciaron que brindaban respuestas más impulsivas y que pensaban menos.
Al contrario, quienes comenzaron el experimento confiando en su memoria desde el primer momento, obtuvieron mejores resultados en la prueba final. Este experimento nos indica que, efectivamente, el uso de Internet tiene un impacto en nuestra memoria, y no es precisamente positivo.
Los peligros de usar un “disco duro” externo
Por supuesto, no se trata del primer estudio que evalúa el impacto que tiene Internet en nuestra memoria. Una investigación anterior llevada a cabo por psicólogos de la Universidad de Columbia desveló que los estudiantes recordaban menos información cuando sabían que podían tener fácil acceso a Internet. En práctica, en vez de intentar comprender y memorizar la información, simplemente confiamos en un “disco duro” externo.
Sin embargo, el hecho de que prefiramos utilizar un “disco duro” externo ni siquiera es lo peor. Un estudio realizado en la Universidad de California encontró que los internautas habituales muestran una activación menor en diferentes áreas del cerebro mientras leen un texto en Internet, entre ellas las zonas vinculadas con la memoria a corto plazo. Esto podría indicar que mientras más utilizamos Internet, menos retenemos lo que leemos ya que sabemos que estará disponible en cualquier momento que lo necesitemos.
No obstante, el problema es que la memoria a corto y largo plazo son capacidades que se deben ejercitar continuamente o terminarán deteriorándose. Si confiamos en un disco duro externo nuestra capacidad para recordar información será cada vez menor, lo cual puede abrir las puertas a las enfermedades neurodegenerativas. La memoria a corto plazo, por ejemplo, es fundamental para el pensamiento. La memoria a largo plazo, es esencial para nuestra identidad.
Internet afecta la memoria difuminando sus barreras
Hace tan solo algunas décadas, cuando no recordábamos el nombre del protagonista de una película, llamábamos a nuestro amigo cinéfilo. De hecho, la tendencia a distribuir la información en los grupos siempre ha existido, es lo que se conoce como “sistema de memoria transaccional” e implica que seamos plenamente conscientes de que ese conocimiento al que deseamos acceder se encuentra fuera de nuestra memoria, lo posee otra persona.
Sin embargo, la inmediatez que proporciona Internet hace que esa barrera entre lo que nosotros sabemos y lo que saben los otros (en este caso la red), se difuminen. La distinción entre la memoria externa e interna es cada vez más débil; es decir, confundimos lo que sabemos con lo que buscamos.
Aunque esta «confusión» puede parecer increíble, un experimento realizado en la Universidad de Yale descubrió que las personas que usaban Internet para encontrar respuestas a las preguntas mostraban una mayor autoestima sobre su rendimiento cognitivo. De hecho, estaban de acuerdo con afirmaciones como “tengo buena memoria” o “recuerdo muy bien los detalles”.
Estos resultados han hecho que los psicólogos piensen que la barrera entre nuestra memoria y la memoria externa, la que se encuentra en Internet, se está difuminando. Cuando las personas buscan información en la red tienen la ilusión de que los resultados que encuentran se deben a sus propias capacidades.
El problema, una vez más, es que esta ilusión nos impide desarrollar nuestros recursos cognitivos. Por supuesto, la solución no radica en dejar de utilizar Internet, que es una herramienta estupenda, sino en hacer un uso más racional de ella. Afortunadamente, ser conscientes del efecto de la descarga cognitiva y, sobre todo, buscar otras estrategias para entrenar nuestra memoria, nos permitirá mantener activa esta capacidad a lo largo de los años.
Fuentes:
Storm, B. C. et. Al. (2016) Using the Internet to access information inflates future use of the Internet to access other information. Memory; 25(6): 717-723.
Fisher, M. et. Al. (2015) Searching for Explanations: How the Internet Inflates Estimates of Internal Knowledge. Journal of Experimental Psychology; 144(3): 674 – 687.
Sparrow, B. et. Al. (2011) Google Effects on Memory: Cognitive Consequences of Having Information at Our Fingertips. Science; 333(6043): 776-778.
Small, G.W et. Al. (2011) Your Brain on Google: Patterns of Cerebral Activation During Internet Searching. The American Journal of Geriatric Psychiatry; 17(2): 116-126.
keuri garcia de jesus dice
Muy buena información, siempre disfruto leyendo estos blog pues me ayudan a enriquecer mi agilidad y mi confianza ya que cada vez que leo algo nuevo lo puedo utilizar para educar a otros.
Opunto Punto dice
Qué pena, eso es contrario a la evolución a la que pareciera que nos dirigimos. Esto podría traer muchos problemas psicológicos en unos años. Parece que ya toda la memoria se almacena en discos externos, quizá la peña se acabe insertando esos discos. Hay que entrenar la mente, igual que hacemos deporte aunque tengamos coches.