
Pero… pongamos las cosas claras, excepto en los casos donde los jefes llegan al acoso sexual o en un porcentaje muy pequeño donde verdaderamente la presión se hace insostenible; los jefes malos (que tienen un ego del tamaño del mundo y una incapacidad más grande aún, pongámosle todos los epítetos negativos que deseemos para hacer catarsis emocional) son una minoría. De la misma manera que los jefes capaces y que saben mantener buenas relaciones humanas son otra buena minoría, desgraciadamente.
¿Cómo son la mayoría de las personas que ocupan puestos directivos?
Son personas como otra cualquiera, en ocasiones son competentes, en otras áreas no lo son tanto; a veces suelen brindarnos un guiño de complicidad mientras que en otras ocasiones se convierten en el «malo del filme». Tal y como, probablemente, lo haríamos nosotros mismos si estuviésemos en su lugar.
Debo aclarar que estas reflexiones surgieron de un artículo donde intentaba brindar estrategias para lidiar con un jefe difícil, entonces me percaté de que cualquier estrategia será totalmente ineficiente si no comprendemos primero los motivos del comportamiento de cualquier persona, en este caso: nuestro jefe.
La psicofisiología de un jefe difícil
1. Los directivos se encuentran bajo mucha presión
Usualmente, mientras más alto es el cargo, más información controvertida y más decisiones complejas y a riesgo se deben tomar. Esto genera gran estrés pero nosotros muchas veces no nos enteramos precisamente porque nuestro jefe no es tan incompetente y sabe detener las informaciones que solo nos pueden aportar un estrés añadido. Los jefes de nuestros jefes o simplemente el movimiento del mercado actúan como grandes fuentes de presión de las cuales no somos conscientes.
2. Los directivos necesitan desahogarse
Muchos directores se sienten frustrados por muchísimas razones: la calidad del trabajo que entregamos nosotros mismos, la indiferencia con la cual a veces emprendemos nuestras funciones, las exigencias muchas veces casi imposibles de cumplir de sus superiores, los cambios imprevistos en el mercado donde deben colocarse los productos… en fin, la lista puede ser inmensa. Entonces, en algún que otro momento, es bastante normal que intente liberarse de ese agobio y desgraciadamente en ocasiones somos nosotros aquellos que estamos a mano.
3. Los directivos tienen una vida personal más allá de la empresa
Esto quiere decir que muchas veces pueden estar enfrentando verdaderas crisis familiares que no conocemos y que, sin lugar a dudas, están determinando su humor.
4. Los directivos tienen una historia laboral
Esto indica que probablemente está utilizando las técnicas que en el pasado le resultaron más útiles. Por supuesto, en ocasiones estas estrategias se basan en generalizaciones inadecuadas, pero estos son los únicos patrones de respuestas que ha aprendido y de los cuales les resulta difícil desprenderse, sobre todo si debe lanzarse a lo incierto con personas a las cuales conoce muy poco.
5. Los directivos generalmente son expertos en su materia, no en relaciones interpersonales
Aunque fuese ideal que el jefe se leyera al menos un manual de cómo lidiar con las personas para sacar a la luz lo mejor de cada uno, normalmente los directivos son especialistas en su materia por lo cual; relacionarse al más puro estilo sosegado, asertivo e inspirador es algo que deberá aprender en la marcha.
Por si esto fuera poco, para finalizar les propongo realizar la infalible prueba de la cartera: Si estuvieses gastando tu dinero en una empresa ¿te agradaría que tus empleados se pasasen buena parte de la jornada laboral navegando por las redes sociales? ¿te agradaría que pusiesen peros… ante cada nueva tarea que le encomiendas? Entonces… seamos honesto, ¿en cuantas ocasiones somos nosotros la causa del problema? Una cosa les puedo asegurar, cuando nosotros nos convertimos en jefes tampoco somos la panacea de nuestros subordinados. Y lo digo por experiencia propia 🙂
Anónimo dice
Sí, los empleados también tienen una vida familiar, una historia de trabajo, presiones, etc.; más allá de la humanidad que a todos nos cabe estimo que cuando la relación es desigual, como lo es el caso de una relación de autoridad, tenemos una responsabilidad respecto de nuestros subordinados y no deberíamos hacerlos depositarios de nuestros exabruptos. Asimismo tenemos responsabilidad por las decisiones que tomamos y que afectan la vida de éstos… podemos contribuir fuertemente a arruinarla cuando actuamos discrecionalmente, con cinismo e injustica y más aún con la más rotunda violencia psicológica.
Creo firmemente que la claridad en los pedidos y espectativas, el respeto y la valoración del otro contribuyen a un vínculo constructivo: Gano-ganas (en sus variantes de interpretación de ganancia mutua y bilateral)y más simple aún: Trata a los demás como te gustaría que te traten.
Jennifer Delgado Suarez dice
Anonimo, coincido plenamente contigo.
Cuando existen relaciones de poder cada jefe deberia concienciar que tiene una responsabilidad para con su subordinado. Lo triste del caso es que muchas veces los directivos olvidan esta parte del "contrato", y en ocasiones apuestan por la estrategia de obtener el mayor beneficio posible.
Realmente la estrategia ganar-ganar es la màs positiva para todos y encierra a la larga los mayores beneficios. Un clima emocional satisfactorio en el trabajo para mi es invaluable.
Ya tengo en el tintero algunas ideas para continuar con esta temàtica que afecta a tantas personas.
Un saludo y gracias por tus sabias reflexiones.
Anónimo dice
Por muchos años he convivido con mi jefa, que es Intimidador/Inquisidor, y es adicta al trabajo, bastante lista, pero he visto cómo los compañeros han llegado y se han marchado por lo mismo, y en algún momento he tenido esa intención, pero por una u otra cosa no se ha dado, aparte porque me considero empático y paciente, pero si ha sido dificil cuando he tratado de hacerle saber que no estoy de acuerdo con algo porque empiezan los interrogatorios eternos, que no me dan ganas de volver con un tema similar, pero de vez en cuando lo hago, para no perder costumbre :), y al final llegamos a bien, pero es un desgaste casi físico, porque para ser franco de ves en cuando me molesto, aunque cada vez es menos, porque mantengo mi distancia, pero en un par de ocasiones he sentido que como que el labio o la parte inferior algo rara, que es como inicia claramente una parálisis, (le puedo ser sincero con esto también supongo), pero trato de mantener la cordura, pero ahora con las técnicas que recomiendas, será mucho mejor, haber que pasa, y como dices será dificil, será un reto, lo malo es que se viene es el asedio de palabras y/o de tareas encomendadas que tengo que sacar, pero por eso me pagan, aunque no me parece justo que las utilice en tu contra, pero si le digo por ej.: "No me puedo quedarme más porque no tengo vida afuera del trabajo", aunque nunca le he dicho eso, porque trato de cumplir con mis responsabilidades, y cuando es necesario definitivamente le ayudo, porque también soy jefe de grupo, pero siento que también es falta consideración, pero si la llevas en su contra te sobrecarga en forma de venganza, se que es un chantaje, pero no se que consejo me puedas dar, también sobre lo del rostro y qué tanto puedo decirle de los perfiles de los manipuladores, como para que quizáaa lea y se entere que tiene ese problema, y que por eso se van todos de acá? Muchas gracias por su respuesta! Atte. A
Jennifer Delgado Suarez dice
Sin duda la posición del empleado es difícil, sobre todo si tiene un jefe adicto al trabajo que siempre demanda y da muy poco a cambio. Comprendo perfectamente que después de cierto tiempo se llega a sentir un desgaste físico.
Te recomiendo además este artículo: Cinco estrategias para enfrentar a las personas manipuladoras.
Espero todos estos consejos te faciliten el día a día.