El plagio inconsciente, criptomnesia o como también se le conoce: el error del Eureka se refiere a la generación de una palabra, idea, solución que ya existe con anterioridad creyendo que es totalmente original. En palabras sencillas: descubrir el agua tibia; en palabras de Schacter la criptomnesia sería uno de los siete pecados capitales de la memoria: el pecado de la mala atribución.
A propósito existen algunos famosos que fueron objeto de la criptomnesia, tal es el caso del mismo Freud que confesó que su teoría de la bisexualidad originalmente fue propuesta por un amigo cuando por casualidad estaban discutiendo sobre este argumento. Lo curioso es que en un primer momento Freud rechazó estas ideas creyéndolas descabelladas para posteriormente retomarlas en sus libros olvidándose (verdaderamente, o al menos así lo afirmaba) que la idea original no fue suya.
Skinner también reconoció que en algunas ocasiones fue presa de la criptomnesia si bien se percató del error antes de hacer pública su «invención».
Cuando damos una vuelta por Wikipedia hallamos varios ejemplos. Tal es el caso de la obra: Lolita, que es extrañamente similar a una breve historia de 13 páginas publicada años antes por el escritor alemán Eschwege. Incluso bajo el mismo título. Aunque evidentemente la obra posterior de Almudena Grandes supera con creces la historia original.
Otro ejemplo bastante conocido es la descripción que realiza Shakespeare de Cleopatra en la barca, en la obra: Antonio y Cleopatra; que parece ser tomada de la vida de Marco Antonio original de Plutarco.
Nietzsche tampoco fue menos y en su obra “Así habló Zarathustra“ copia inadvertidamente un pasaje escrito por Kerner cincuenta años antes.
En general es bastante frecuente que escritores y músicos produzcan algo que creen excepcional para después percatarse que su creación es un truco de la memoria pues la melodía o las palabras ya formaban parte de sus recuerdos o de su formación especializada anterior.
Existen dos casos particularmente curiosos que son referidos por Jung en su libro «El hombre y sus símbolos»: el del químico Kekulé y el del escritor Robert Louis Stevenson. Ambos reconocieron tener una profunda revelación del inconsciente en un estado muy parecido a las experiencias místicas.
Stevenson había buscado durante años una historia que fuese rica en sentidos y que hiciera referencia a la dualidad que convive en cada ser humano. Entonces Dr. Jekyll y Mr. Hyde se le reveló durante un sueño. De la misma forma, este autor reconoció varios años después la existencia de algunos episodios de «criptomnesia» en su libro La isla del Tesoro que pertenecerían a la obra: Robinson Crusoe de Daniel Defoe y a algunos cuentos de Edgar Allan Poe.
El caso de Kekulé fue más interesante aún ya que este químico soñó con una serpiente que se mordía la cola. El científico interpretó este sueño como la representación de una cadena de anillos de carbón de benzene. Sin embargo, el símbolo de la serpiente data de los antiguos manuscritos griegos y se utilizaba para representar las reacciones químicas reversibles.
¿Casualidad, criptomnesia, plagio?
Las investigaciones psicológicas que intentan comprender este fenómeno son relativamente recientes, no tienen más de 15 años por lo cual existen muchos científicos que aseveran que la criptomnesia como fenómeno psicológico no existe y se debe a un plagio rampante y sonante. Sin embargo, si bien algunos casos podrían explicarse por la falta de conciencia de algunos creadores que apuestan a que su mentirilla no sea descubierta, estoy segura que otra buena mayoría pueden deberse a un fallo de la memoria.
No obstante, en los EUA la ley que entró en vigor en el 2006 sobre el copyright no reconoce que la criptomnesia sea diferente del plagio. La historia musical está repleta de casos de este estilo, basta recordar los de Bright Tunes Music vs Harrisongs Music o el de Three Boys Music vs Michael Bolton donde la Corte hizo pagar a los supuestos aquejados de criptomnesia cual si hubiesen plagiado verdaderamente algunas partes de las canciones.
El principal problema para reconocer la criptoamnesia del plagio radica en que aún la Ciencia Psicológica no posee un mecanismo suficientemente fiable como para determinar con absoluta certidumbre donde comienza el plagio y termina la mala atribución de la memoria. De seguro será un tema que ocupe a los psicólogos del futuro. Mientras tanto, todos debemos cuidarnos de la mala atribución.
Fuente:
Marsh, R. L.; Landau, J. D. & Hicks, J. L. (1997) Contributions of inadequate source monitoring to unconscious plagiarism during idea generation. Journal of Experimental Psychology; 23: 886–897.
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