
Algunos terapeutas esconden su modestia y adornan las paredes de sus consultas u oficinas con los certificados y diplomas obtenidos en su trayectoria estudiantil y profesional. ¿Cómo perciben los pacientes estas acreditaciones a modo de ornamento?
Ann Devlin le pidió a 227 estudiantes que miraran durante un minuto una foto de una consulta clínica decorada en un estilo moderno y minimalista. Posteriormente debían dar sus impresiones sobre el terapeuta que trabajaba allí. Todas las fotos habían sido tomadas desde la silla del cliente o paciente pero a algunos estudiantes les mostraron algunas fotografías de paredes desnudas mientras que a otros les mostraron fotos donde se apreciaban los certificados adornando las paredes y fotos familiares en el escritorio. En ninguna de las fotografías se veía al terapeuta.
Los resultados fueron contundentes: los terapeutas con los certificados en las paredes no solo fueron catalogados como más habilidosos, mejor entrenados, con mayor experiencia y más autoritarios sino también como más amistosos, amables, hospitalarios e interesados en sus clientes.
De hecho, se mostró una correlación aún más asombrosa: mientras más certificados adornasen las paredes, más apreciados eran los terapeutas. Los estudiantes que vieron consultas con cuatro o más certificados, apreciaban más a estos terapeutas en relación con aquellas consultas que solo mostraban dos acreditaciones y si continuamos hablando de números, llegamos al hecho de que los terapeutas que exhibían nueve certificados en sus paredes eran considerados más enérgicos y dinámicos que aquellos que mostraban solo cuatro.
Al contrario de lo que podríamos presuponer, la presencia o ausencia de fotos familiares en el escritorio no delimitaron una diferencia sustancial en los juicios sobre el terapeuta.
Los autores de la investigación afirman que los certificados son comprendidos no solo como una muestra de la profesionalidad y la capacitación del terapeuta sino también como una forma de autoexpresión y apertura del sí mismo a los demás.
Estos resultados nos brindan una pista importante para la decoración de nuestras oficinas o consultas ya que sabemos que en algunas ocasiones el éxito de la terapia depende de cómo los pacientes o clientes perciben al terapeuta.
No obstante, algunas preguntas surgen y vienen a empañar la aparente claridad metodológica de la investigación: ¿cuánto influyó la decoración, la pintura y el amueblado en la percepción de los voluntarios? ¿personas que no formasen parte del ambiente universitario podrían sentirse incómodas ante los certificados exhibidos en las paredes percibiéndolos como una muestra de egocentrismo? En fin, que ante las dudas considero que la mejor opción es decorar nuestros espacios terapéuticos de forma que expresen nuestra propia personalidad y nos hagan sentir cómodos a nosotros y a nuestros visitantes.
Fuente:
Devlin, A., Donovan, S., Nicolov, A., Nold, O., Packard, A., & Zandan, G. (2009) “Impressive?” Credentials, family photographs, and the perception of therapist qualities. Journal of Environmental Psychology, 29 (4), 503-512.
Lizardo Cruzado dice
Es fascinante y vale saber que estas sutilezas influyen, aunque el consejo final es lo más remarcable.
Voy a buscar martillo y clavos.
Saludos, Jennifer.