“Un padre y su hijo tenían hambre por lo que decidieron irse a pescar en su pequeño barco. El padre ayudó a su hijo con el carrete y este pescó su primer pez.
– Gran pesca, hijo mío – dijo el padre.
– Sí, pero me preocupa que quizás esté perdiendo el mejor pescado – le respondió el hijo. – ¿Y si pudiera atrapar un pez más grande y más sabroso?
– Tal vez deberías intentarlo – fue la respuesta que obtuvo del padre.
Y así lo hizo el hijo de forma que capturó un pez aún más grande.
– Una verdadera belleza – le animó el padre.
– Pero probablemente ahí fuera hay peces aún más grandes.
– Quizás deberías volver a intentarlo – le respondió el padre.
El hijo se animó y capturó otro pez mayor y así prosiguió con su idea de pescar siempre un ejemplar de mayor tamaño y de carne más exquisita.
Al final del día el hijo se estaba exhausto y no había probado bocado por lo que el padre le preguntó:
– ¿Te ha gustado el pescado?
– No lo sé. Estuve tan ocupado intentando pescar los mejores ejemplares que no tuve ni un segundo para probarlos.”
¿En cuántas ocasiones nos hemos comportado como el hijo de esta historia? Desgraciadamente muchas veces esperamos a saborear la victoria hasta que logremos otra meta aún más grande y más satisfactoria. Entonces asumimos decenas de metas y nuevos objetivos que demandan nuevos esfuerzos y que nos mantienen tan ocupados que no somos capaces de apreciar los pequeños logros ni de disfrutar del camino que emprendemos. Esperar un futuro mejor no es definitivamente la mejor manera de vivir el presente.
Existe una triste verdad que más tarde o más temprano debemos enfrentar: aunque nuestra vida fuese el doble de larga, no podríamos visitar todas las ciudades del mundo, leer todos los buenos libros u obtener todas las metas que nos propongamos. Nuestra vida y nuestras capacidades son limitadas, por ende, en muchas ocasiones en vez de preocuparnos por aquello que nos estamos “perdiendo” sería mucho más inteligente concentrarse en lo que estamos “viviendo”.
Esto no significa que no debamos plantearnos metas nuevas y más desafiantes que nos permitan crecer como personas sino que debemos aprender a disfrutar del camino y a apreciar las cosas que tenemos a nuestra disposición en este mismo momento. Sin lugar a dudas es una tarea difícil pero no imposible.
Sifu J.Molina dice
Muy ilustrativo
Jennifer Delgado Suarez dice
Sifu,
Gracias por dejarme tus impresiones. Creo que las fábulas tienen un fuerte poder para hacernos reflexionar sobre nuestra vida.
Anónimo dice
Muy interesante todoslos artículossoy un asiduo lector de tu página.. felicitaciones