La estadística siempre ha desempeñado un papel importante en la Psicología prácticamente desde sus
inicios y, sobre todo, desde que surgió el método experimental. No obstante, lo cierto es que no siempre se ha aplicado correctamente y muchos psicólogos aún no comprenden su importancia al afirmar que los fenómenos psíquicos no se pueden medir y mucho menos reducir a simples números.
En realidad, los fenómenos psíquicos son susceptibles de medición sin que por ello se pierda la riqueza que aporta la individualidad. De hecho, en la actualidad para poder publicar en las revistas científicas de prestigio no basta con tener un buen diseño experimental, también es importante que el estudio esté respaldado por un análisis estadístico serio. Por eso en la mayoría de las facultades de Psicología se imparte la asignatura de Estadística Aplicada a las Ciencias Sociales.
De los extremos a la integración: Una mirada a la historia de la metodología de la investigación
En un primer momento, la estadística estuvo centrada en el sujeto y en su velocidad de respuesta, un
esquema de investigación propuesto básicamente por Wundt en el cual el investigador pasaba muchísimo tiempo con cada uno de los sujetos que analizaba.
Más tarde, de la mano de Stanley Hall, el interés de los psicólogos se transfirió a las poblaciones de
individuos. De esta manera el contacto entre el investigador y el sujeto se debilitó puesto que la esencia era cuantificar las variables que intervenían en determinados fenómenos. En este momento la psicología tenía un carácter más bien descriptivo y la estadística se limitaba a darle el sustento que necesitaba.
Después, en 1890, un año que muchos consideran como el inicio de la estadística moderna, los psicólogos se propusieron escarbar más allá de la superficie y comenzaron a interesarse por
la relación funcional entre las variables que analizaban. En esta fase la estadística se encargó de hallar las correlaciones entre determinados comportamientos.
Para la década de los años ’20 ya se hablaba de la inferencia estadística y del contraste de hipótesis pero de manera casi paralela también se estaba desarrollando el paradigma de investigación cualitativo, en el cual se le daba un mayor énfasis al individuo. Entonces comenzaron a aparecer lo que hoy llamamos “estudios de casos”.
Podríamos decir que el paradigma cualitativo surgió como una respuesta a la excesiva cuantificación y a la necesidad de recuperar la individualidad de los sujetos y los grupos que se estudiaban. Al llegar al extremo de la cuantificación, fue necesario moverse a la metodología cualitativa para volver a encontrar a la persona que se hallaba detrás de los test.
En la actualidad, muchas facultades de Psicología promueven una metodología mixta donde las técnicas estadísticas constituyen la base pero el investigador no puede obviar la riqueza individual. Particularmente, considero que esta integración es el mejor camino para un investigador de las ciencias sociales.
¿Para qué sirve la estadística en Psicología?
La estadística es una poderosa herramienta que todos los investigadores tenemos al alcance de la mano para poder sacar conclusiones y tomar decisiones basándonos en una muestra de tamaño
limitado. El análisis estadístico nos permite llegar a generalizaciones sobre los comportamientos de las personas e incluso nos facilita sacar inferencias mostrándonos caminos y correlaciones que no habíamos visto.
Un buen análisis estadístico a menudo trae a colación explicaciones que no habíamos contemplado pero que serían perfectamente plausibles. Por tanto, la estadística no es una simple herramienta para confirmar lo que suponemos sino que también nos abre nuevas puertas para conocer con mayor profundidad la mente humana.
No obstante, debemos recordar que las personas no se pueden circunscribir a los números; la riqueza de la investigación en la Psicología Contemporánea radica precisamente en no perder la individualidad. Eso significa que es importante complementar la estadística con el enfoque cualitativo.
Obviamente, cuando tenemos que enfrentar una investigación compleja, la estadística que hemos aprendido en la facultad no es suficiente; entonces es necesario confiar en expertos que puedan hacer que los datos que hemos recogido rindan sus mejores frutos.
Miriam Lorandi dice
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