La falacia del arenque rojo, también conocida como “seguir la zanahoria”, tiene lugar cuando una persona introduce una información irrelevante para el tema de discusión. De esta forma logra distraer la atención de todos los involucrados para llegar a una conclusión que incline la balanza a su favor y que generalmente resulta irrelevante para el tema que se estaba discutiendo.
Cuando somos víctima de esta falacia, cuando alguien «se va por la tangente», es normal que al terminar la discusión experimentemos una sensación de frustración, aunque no sepamos muy bien por qué. Esa frustración proviene del hecho de que hemos invertido tiempo y esfuerzo sin lograr nada. En otros casos podemos sentirnos enfadados porque sentimos que nos han embaucado.
Desvirtuar la atención de lo importante para discutir sobre lo intrascendente
La falacia del arenque rojo debe su original nombre a una antigua costumbre según la cual, se usaba el fuerte olor que emana del pescado para distraer a los perros de caza de su objetivo y crear una pista falsa. Los cazadores creaban en la tierra un rastro con el olor del arenque, si los perros no eran capaces de mantenerse enfocados y seguir la pista del zorro sino que seguían el olor del pescado, entonces se consideraba que no eran buenos para la caza.
En el plano de las relaciones interpersonales ocurre lo mismo cuando se intenta desvirtuar la atención sobre el tema principal. Obviamente, los argumentos que se introducen son válidos, y esa es la razón por la que los demás se dejan distraer. Básicamente, lo que ocurre es lo siguiente:
– Se está discutiendo sobre el tema A, que es el asunto a solucionar que más preocupa
– Una persona introduce el tema B
– Se abandona el tema A para centrarse en el tema B, que no es tan urgente ni importante.
Un ejemplo de la falacia del arenque rojo en acción es cuando le hacemos notar a alguien que su comportamiento no ha sido moralmente correcto y esta persona responde yéndose por las ramas:
– Lo que has hecho no es moralmente correcto.
– ¿Y qué significa exactamente la moral?
– Es un código de comportamiento establecido culturalmente que indica lo que está permitido y lo que no.
– ¿Y quién crea ese código de comportamiento?
Y así podría continuar la conversación ad infinitum…
El objetivo de esa persona es cambiar el tema de discusión, llevarla hacia un terreno impersonal, para no tener que pedir disculpas por su comportamiento o reparar el daño causado. Si le seguimos el juego respondiendo a sus preguntas, es probable que terminemos sumergidos en una discusión filosófica o que terminemos siendo los culpables cuando en realidad somos la víctima.
Sin embargo, la falacia del arenque rojo no se limita al plano personal sino que también es una de las estrategias preferidas de los políticos y de los medios de comunicación para reconducir los debates sociales sobre asuntos importantes hacia argumentos menos trascendentes.
Por ejemplo, si un partido político está en contra del matrimonio entre personas del mismo género, podría blandir argumentos como el hecho de que solo un 10% de estas personas desean casarse y que, de hacerlo, el matrimonio tendría un 80% de probabilidades de fracasar. Aunque esas cifras fueran ciertas, que no lo son, en realidad son irrelevantes para aprobar una ley sobre este matrimonio.
Sin embargo, al introducir esas cifras, el partido nos “obliga” a concluir que no es necesario realizar un cambio en los derechos civiles pues son muy pocas las personas que podrían beneficiarse del mismo. Así distrae nuestra atención de lo verdaderamente esencial: no importa cuántas personas quieran casarse ni el éxito que tendrá ese matrimonio, el tema es que todas las personas deben tener derecho al matrimonio, sin importar su orientación sexual.
Para la crónica, vale aclarar que durante el primer año que se aprobó el matrimonio entre personas del mismo género en España, se casaron 4.500 parejas pero una década después ya se habían casado 31.600 parejas.
Esto significa que hay que tener mucho cuidado con esta falacia en acción porque puede conducirnos a tomar malas decisiones, haciendo que destinemos recursos muy valiosos a asuntos que realmente no lo merecen mientras los problemas realmente importantes no se resuelven.
En el ámbito de la relación de pareja, recurrir continuamente a la falacia del arenque rojo para no asumir las responsabilidades puede ser simplemente desastroso ya que los problemas se irán acumulando, hasta estallar una crisis que ponga fin a la relación.
¿Cómo no dejarse engañar por la falacia del arenque rojo?
En este punto, muchos podrían suponer que es fácil detectar la falacia del arenque rojo pero en realidad no es así, sobre todo cuando nos vemos inmersos en una discusión acalorada o sobre un tema significativo que tiene una resonancia emocional. En estos casos, lo más usual es que terminemos siguiendo la pista falsa e irrelevante.
Sin embargo, reconocer esta falacia es fundamental, ya sea para valorar la información que los medios de comunicación nos hacen llegar como para relacionarnos con los demás, sobre todo si se trata de personas manipuladoras. ¿Cómo defenderse de esta falacia?
Ante todo, es fundamental no caer víctimas del ego, lo cual significa no querer vencer a toda costa. Muchas veces seguimos la pista falsa porque nuestro objetivo no es llegar a un acuerdo o una solución sino ganar la discusión. Ser humildes y emocionalmente maduros nos permitirá mantenernos concentrados sobre nuestro objetivo principal.
Luego, la clave radica en distanciarte un momento antes de preparar tu contra-argumento y pensar si lo que te han acabado de decir es relevante para el tema de discusión. Si crees que no es así, simplemente dilo y retoma el tema principal.
desconocido dice
muy buen post, una vez me entero de las cosas ocultas que pasan sin ser percibidas en la mente del ser humano
Jennifer Delgado Suarez dice
No te creas, yo llevo años estudiando Psicología y siempre me asombra el poder del cerebro y la psiquis humana.
America Morales dice
Esta la primera vez distingo de forma fácil las formas de que una persona busca persuadir una discusión desviando el teme y créanme que ahora enfoco más mis discusiones y respuestas pensando el punto central por el cual estamos reunidos y tratando de solucionar las cosas no deja do que nada desvíe la principal causa de las reunion o discusión, para solucionar las cosas.