Corría la década del ’70 cuando un psicólogo llamado Thomas Moriarty decidió hacer un pequeño experimento. Su objetivo era muy simple: averiguar si las personas serían capaces de ponerse en una situación de riesgo para enfrentar un crimen en las bulliciosas playas de New York.
Parte de la genialidad del experimento radica en su sencillez: un cómplice del psicólogo escogía una persona al azar y extendía su toalla en la arena a unos 2 metros de ella.
Después de un par de minutos escuchando una radio, el cómplice daba una pequeña caminata por la playa. Unos minutos después, se acercaba otro cómplice del psicólogo pretendiendo ser un ladrón, tomaba la radio e intentaba alejarse.
Asombrosamente solo 4 de las 20 personas que fueron sujetos del experimento intentaron detener al ladrón, aproximadamente un 25%.
Entonces Moriarty introdujo un pequeño cambio en el diseño del experimento: la persona, antes de levantarse para dar el paseo, le pedía al sujeto a su lado que le cuidara sus cosas.
Esta vez todo cambió: después de 20 intentos, 19 personas intentaron detener al ladrón, aproximadamente el 95%. Pero… ¿qué había cambiado en las personas que las hacía reaccionar exponiéndose a sí mismas ante el peligro?
El hecho de que las personas habían dado su consentimiento a “cuidar las cosas”, con lo cual habían adquirido automáticamente un compromiso que, de no cumplir, hubiera provocado una fuerte disonancia cognitiva.
Las raíces de la disonancia cognitiva se entremezclan con la ley de la consistencia, mediante la cual se afirma que una vez que hemos tomado una decisión o un camino, nuestro cerebro primitivo prefiere mantenerse en esa dirección antes de evaluar posibles alternativas.
Otra curiosísima investigación que apoya esta idea fue desarrollada por el psicólogo Steven Sherman, en Bloomington, Indiana. Primero los investigadores evaluaron el índice de respuestas que recibía un representante de la Sociedad Americana del Cáncer pidiendo ayuda para una campaña.
Posteriormente se llamó a otro grupo de personas simulando una encuesta telefónica en la cual se preguntaba qué harían si recibiesen una llamada de la Sociedad Americana del Cáncer para pedirles 3 horas de su tiempo para recolectar fondos
Como era de esperar, para no parecer innobles, la mayoría de los entrevistados respondió que aceptaría este pedido.
Unos días después un representante de la Sociedad Americana del Cáncer llamó realmente pidiendo ayuda para una campaña, asombrosamente la cantidad de personas que aceptaron se incrementó en un 700% comparada con la encuesta original.
El simple hecho de realizar un compromiso telefónico logró que las personas sintieran la obligación de ser consistentes con su opinión, llevando a cabo una acción que de otra manera probablemente no hubieran realizado.
Por supuesto, más allá de las razones atávicas que propone la ley de la consistencia; otra de las causas por la cual las personas se comportan de esa manera es debido a que la congruencia es algo muy valorado en nuestra sociedad ya que a partir de ella se valora si una persona es o no confiable. Si a esto se le suma el hecho de que los comportamientos consistentes normalmente son asociados con la fortaleza personal e intelectual; entonces es de esperar que las personas se dejen llevar por lo primero que afirmaron.
La faceta positiva de la ley de la consistencia nos permite vivir de forma más sencilla ya que una vez que hemos decidido algo, no tenemos que regresar una y otra vez sobre este asunto. No obstante, su faceta más negativa se presenta cuando la ley de la consistencia se convierte en un escudo contra la lógica y el sentido común ya que el compromiso con una idea nos puede hacer actuar de manera ciega y rígida.
Fuentes:
Moriarty, T. (1975) Crime, commitment and the responsive bystander. Journal of Personality and Social Psychology; 31(2): 370-376.
Sherman, S. J. (1980) On the self-erasing nature of errors of prediction. Journal of Personality and Social Psychology; 39(2): 211-221.
JazzMan dice
te dejo este comentario para que sepas que hay gente que se lee esto y lo aprecia (y hasta lo comparte pa que se lo lea la gente y entiendan por qué somos tan jodidamente borregos 😀 )
una vez mas gracias por tomarte el tiempo de escribir, y no dejes de hacerlo.
Jennifer Delgado Suarez dice
JazzMan,
Gracias mil por dejarme este comentario.
Es muy gratificante que de vez en cuando las personas también se pasen por el blog solo para darme ánimos, porque una motivación extra nunca está de más 😉
Con este blog he pretendido desde sus inicios compartir aquellas investigaciones que me han resultado interesantes pero que a la misma vez nos hagan pensar, reflexionar sobre nosotros mismos y la sociedad en la cual vivimos.
Creo que todos necesitamos más momentos de introspección.
Por el momento no pretendo dejar de escribir, es una tarea muy placentera que me reporta mucha satisfacción desde el punto de vista personal si bien en la misma medida en que el blog crece va demandando de muchísimo más tiempo y esfuerzo.
Un saludo y gracias
Anónimo dice
Excelente artículo.
Jennifer Delgado Suarez dice
Anónimo,
Gracias por tu retroalimentación.
Anónimo dice
¡Muy interesante! Nunca viene mal conocernos un poco más a nosotros mismos y a la sociedad en la que vivimos. Andaba buscando información sobre Thomas Moriarty y me ha sido de mucha ayuda.
Un saludo y gracias por la aportación
Jennifer Delgado Suarez dice
Me alegra muchísimo que te haya sido de ayuda.
Tedster dice
Escribe según unas antiguas teorias un pequeño texto y lo titulé la ley de la consistencia solo para poner como causa de lo dicho una ley y ahora que leo esto tiene mucho sentido y se aplica a mi tambien!! Saludos.