Una de las mayores preocupaciones del ser humano es qué sucederá después de la muerte. ¿Existirá vida o se tratará tan solo de la oscuridad más absoluta donde la conciencia deja de existir? Esta pregunta es tan trascendental que en algunas personas llega a desarrollar una intensa preocupación que desemboca en el miedo a la muerte.
Sin embargo, según Robert Lanza, un biólogo que actualmente trabaja en el Advanced Cell Technology y se desempeña como profesor adjunto de la Wake Forest University School of Medicine, la muerte no existe, o al menos no como nosotros la concebimos. Este biólogo que ha incursionado en los últimos años en el mundo de la física, afirma que la muerte es tan solo una ilusión creada por nuestra propia conciencia. Para demostrarlo, recurre a la física cuántica.
Un guiño a la física cuántica
En el curso del último siglo hemos sido testigos de cambios trascendentales en los paradigmas científicos y numerosos descubrimientos han movido las bases de nuestra forma tradicional de ver y comprender la realidad. Algunos de estos descubrimientos han llegado a un punto tal que podrían parecernos ciencia ficción.
Sin embargo, hoy sabemos que la materia está constituida en un 99% por espacio vacío y que las partículas cuánticas son puntos de dimensión cero. Ahora sabemos que el viaje al futuro es posible siempre que se viaje a una velocidad enorme, que ya existen partículas que se pueden teletransportar a través de un muro y que incluso pueden estar en lugar en dos lugares al mismo tiempo.
Hoy la física cuántica es mucho más que una serie de leyes y teorías exclusivas de unas pocas mentes privilegiadas porque sus descubrimientos pueden tener un impacto en nuestra concepción del mundo y en nuestro día a día.
La clave es el Biocentrismo
Lanza propone una nueva disciplina, el Biocentrismo, en la cual lo biológico tenga un papel esencial ya que según este científico, es nuestra conciencia la que crea el universo y no al contrario. Lanza explica con detenimiento esta teoría en un libro que he estado devorando durante las últimas semanas (en inglés y con tantos experimentos de la física, reconozco que he tenido que volver atrás varias veces pero el esfuerzo ha valido la pena): “Biocentrismo”.
Según esta teoría, no han sido los fenómenos físicos los que han creado la realidad sino la propia vida. Esto nos sugiere que la conciencia determina la existencia de los objetos en el universo e incluso de fenómenos que damos por sentado, como el espacio y el tiempo.
Por tanto, cuando aceptamos que el espacio y el tiempo son solo instrumentos de nuestra mente, que nos sirven para orientarnos, la muerte deja de tener sentido porque no es un punto al que se llega, no es un final en sí misma. El problema radica en que nos han transmitido la idea de que la muerte está asociada al cuerpo físico y este, antes o después, muere. Sin embargo, nuestra conciencia es mucho más que proteínas y ácidos nucleicos.
Un experimento asombroso
Lanza afirma que lo que vemos no podría existir sin la conciencia, la cual tiene su propio significado del mundo. Por consiguiente, comprender el universo desde el biocentrismo implica considerar que nuestra experiencia sensorial no es más que un vórtice de informaciones que se verifican en nuestra mente. Si aceptamos esta concepción del espacio y el tiempo, entonces la muerte no existe ya que esta sería una forma de trascender nuestra forma cotidiana de pensar.
A lo largo de su libro, Lanza cita numerosos experimentos realizados en el ámbito de la física cuántica que los científicos aún no han logrado entender pero que encajarían como las piezas de un gran rompecabezas con la teoría del Biocentrismo.
Uno de los experimentos más interesantes es el de la doble rendija. A grandes rasgos, en este experimento los físicos emitieron un haz de luz contra una pantalla que tenía dos rendijas. Lo curioso fue que cuando los físicos centraban su atención en una partícula, esta pasaba a través de una rendija u otra comportándose. Al contrario, si no se observaba, la partícula atravesaba ambas rendijas contemporáneamente.
Según Lanza, esto significa que el comportamiento de esa partícula está determinado, de alguna manera, por el observador externo, lo cual, a su vez, indica que la materia y la energía tienen un nexo común y que su comportamiento depende de la percepción de la persona.
Las implicaciones del Biocentrismo son muchas, en el caso de que esta teoría que está íntimamente vinculada con los preceptos del budismo, sea aceptada por la comunidad científica. Por el momento, siembre muchas preguntas: ¿Cómo vivirías si tu percepción sobre la muerte cambiase y dejases de pensar en esta como en un fin? ¿Qué harían las personas si supiesen que tienen la capacidad de influir aún más sobre la realidad? ¿Sería el fin de la supuesta objetividad de la que hacemos gala?
Fuente:
Lanza, R. & Berman, B. (2009) Biocentism: How life and consciousness are the keys to understanding the true nature of the universe. BenBella.
Iñigo Uriarte Ruiz dice
Y lo publicáis como algo nuevo…. Que hay vida detras de la muerte y que no somos solo átomos y energía es algo que mucha gente cree independientemente de que la ciencia de indicios de ello o no.
No solo la ciencia es capaz de demostrar cosas.
Jennifer Delgado dice
La ciencia siempre llega con cierto retraso, lo cual se debe a que sus métodos son más lentos.
Sin embargo, para quienes creemos firmemente en la ciencia, cualquier descubrimiento o confirmación, siempre es bienvenida.
Juan Francisco Pacheco Rosario dice
Me da gusto leer lo comentado, ambos tienen razón, saludos.