El concepto de perseverancia asertiva me lo he inventado, o quizás es mejor decir: creado; para hacer referencia a una competencia que no es muy usual en nuestros días pero que es esencial para lograr el éxito en nuestros planes.
La perseverancia asertiva haría referencia a dos actitudes esenciales:
1. La constancia en las metas, las emociones y el comportamiento.
2. La flexibilidad para reorganizar las metas, las emociones y el comportamiento.
Inicialmente estas ideas pueden parecer un tanto antagónicas pero son caras de una misma moneda y la una sin la otra no tienen ningún valor de canje.
Cuando iniciamos cualquier proyecto generalmente nos sentimos emocionalmente positivos hacia el mismo: estamos esperanzados, alegres, optimistas; en fin, creemos que todo saldrá bien hasta que… comienzan los problemas y los imprevistos. Entonces aparece la desmotivación y el consecuente abandono; nos sentimos apáticos, dejamos de confiar en el proyecto y poco a poco vamos descuidando las tareas que debían tirar adelante el sueño. Nos falta la perseverancia.
La falta de perseverancia es una debilidad muy común en la actualidad y está altamente relacionada con el ritmo de vértigo con el cual gira y cambia el mundo que nos rodea. Cada vez somos menos pacientes y menos perseverantes; el ejemplo más palpable puede encontrarse en las fugaces relaciones de pareja o en la cantidad de proyectos que son emprendidos en Internet pero a la misma vez son rápidamente abandonados. Así, hemos ido olvidando que la perseverancia es una clave esencial para lograr aquellos proyectos que verdaderamente importan.
Las causas del abandono pueden ser muy variadas:
– Aparecen dificultades que no estaban planificadas. Tengamos en cuenta que siempre aparecen problemas que no podemos prever, una de las leyes más certeras que he leído en toda mi vida es aquella que dice: «Todo lo que pueda fallar, fallará».
– No somos capaces de estructurar el proyecto en pequeños objetivos que hagan la meta final alcanzable (para terminar una carrera universitaria es necesario aprobar todos y cada uno de los exámenes; es una tarea engorrosa pero no podemos pasar directamente al resultado sin cursar por las etapas). En el caso de una carrera universitaria es más sencillo porque otros nos estructuran los pasos; cuando emprendemos un proyecto personal debemos ser capaces nosotros mismos de estructurar esos pequeños escalones.
– No tenemos una dirección final suficientemente clara. No tener bien definido cuál es nuestro proyecto esencial provoca que saltemos de idea en idea en la búsqueda de aquella que nos resulta más atrayente y por ende perdemos un tiempo invaluable sin llevar a buen término ninguno de los proyectos.
Y seguimos contando obstáculos por lo cual, si realmente deseamos llevar un proyecto a buen término, una actitud perseverante es absolutamente imprescindible pero no solo se necesita ser constante en los objetivos sino también en nuestras emociones y comportamientos. Es necesario auto motivarnos a lo largo del proyecto, hallar nuevos intereses en su interior que nos mantengan satisfechos con la labor que estamos realizando, de lo contrario la tarea será una pesada carga a arrastrar más que un sueño hermoso a cumplir. Cuando el proyecto se convierte en una fuente de displacer es momento de detenernos en el camino y revalorar nuestra perseverancia. Aparece entonces la idea de la asertividad.
Hay personas que se plantean una meta y deben cumplirla a como de lugar y a cualquier costo. Debo aclarar que para mi el fin no justifica los medios; por eso hago referencia a la perseverancia asertiva. Hay proyectos que fueron muy buenos, excelentes o adecuados en el momento en que surgieron pero posteriormente pierden su aplicabilidad; entonces es necesario reorganizar nuestras metas, nuestras emociones y nuestros comportamientos. Ser perseverantes de una manera rígida no nos conduce al éxito sino a estrellarnos contra los muros cambiantes del entorno.
Entonces la perseverancia necesita su dosis de asertividad, es importante determinar cuando es el momento de aplazar algún proyecto hasta que tengamos condiciones mejores o simplemente pensar en hallar salidas diversas a las que teníamos inicialmente programadas.
Sin embargo, ¿por qué nos resulta tan difícil ser asertivos cuando nos planteamos un proyecto?
– Amamos demasiado nuestros planes y nos resistimos a aceptar un resultado diverso del que tenemos planificado.
– No nos percatamos que las condiciones a nuestro alrededor varían.
– No somos capaces de valorar objetivamente la efectividad de nuestras acciones por lo cual seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Einstein expresó de manera genial: «no esperes que algo cambie si continuas haciendo siempre lo mismo».
En resumen, detrás de cada gran éxito generalmente se esconden varios años de perseverancia asertiva. Son muy pocas las personas que consiguen sus objetivos a la primera, tan pocas que realmente son la excepción de la regla.
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