
Es probable que en más de una ocasión hayas escuchado hablar de la Psicología Inversa y te preguntes si es posible lograr que las personas se comporten de cierta manera pidiéndoles que hagan exactamente lo contrario. A primera vista, parece un poco contradictorio y hasta disparatado, pero lo cierto es que funciona – al menos en muchos casos. ¿Cómo es posible?
La mente contradictoria
Cuando las personas sienten que alguien o algo les restringe su libertad, se vuelven rebeldes y eso implica que irán contra las normas establecidas. Así, sin percatarse, restringen ellos mismos su abanico de posibilidades ya que solo tendrán en cuenta las decisiones y los comportamientos que sean radicalmente opuestos a la norma coercitiva.
Este fenómeno se produce debido a un cambio de percepción. Es decir, restamos valor a las conductas permitidas y sobrevaloramos los comportamientos prohibidos.
Para comprender mejor este efecto, basta remontarnos a nuestra niñez y recordar cuánto nos atraían los programas prohibidos para menores. Básicamente, cuando los adultos nos decían que no podíamos hacer o tener algo, automáticamente ocurría tres cosas:
1. Lo deseábamos aún más.
2. Nos rebelábamos para defender nuestra autonomía e independencia.
3. Nos sentíamos irritados con la persona que coartaba nuestra libertad.
Sin embargo, lo curioso es que esa reacción no se limita a los niños o adolescentes. Los adultos también respondemos de esa manera cuando sentimos que algo restringe nuestras opciones.
Reactancia psicológica, la estrategia de contrafuerza
La reactancia psicológica es una activación motivacional que conduce a la persona a intentar restaurar su libertad de acción. Obviamente, se manifiesta cuando sentimos que nuestra libertad se encuentra amenazada.
Hammock y Brehm llevaron a cabo una serie de experimentos sobre este fenómeno y descubrieron que cuando perdemos la oportunidad de obtener algo que inicialmente podíamos conseguir o cuando recibimos algo que no hemos elegido, nuestro interés por la cosa en sí aumenta de manera superlativa.
En uno de los experimentos, le pidieron a un grupo de niños que ordenaran unas golosinas según su preferencia. A la mitad les dijeron que al final podrían elegir entre dos tipos y a la otra mitad se les dijo que recibirían la golosina elegida por el experimentador.
Después de que los niños organizaran las golosinas, les dieron la posibilidad de elegir entre la que habían ubicado en tercer y cuarto lugar. Lo curioso fue que en el grupo donde el experimentador decidió por ellos, dándoles la tercera golosina, cuando les pidieron que las volvieran a ordenar según su preferencia, infravaloraron la que le habían ofrecido, ubicándola en último lugar.
Este experimento demostró que desde muy pequeños desarrollamos una reactancia psicológica, la cual se produce cuando nos presionan de alguna manera para que aceptemos determinada cosa, punto de vista o actitud. Como resultado, se genera en nuestro interior una resistencia que nos lleva a reaccionar en el sentido contrario, reforzando el punto de vista o actitud inverso. Básicamente, se trata de una estrategia de contrafuerza para mantener o recuperar nuestra libertad. Nos rebelamos.
¿Cuándo es eficaz la Psicología Inversa?
Obviamente, la Psicología Inversa funciona mejor con las personas que suelen tener problemas para aceptar la autoridad y no resulta muy eficaz con quienes normalmente se pliegan a las normas.
No obstante, aunque se han realizado varios estudios sobre la Psicología Inversa, lo cierto es que aún no se tienen pruebas concluyentes que demuestren en qué circunstancias estas técnicas son realmente eficaces. Aún así, se conoce que existen algunos factores que aumentan la reactancia psicológica:
- La expectativa de libertad: cuanto más libre se sienta la persona, más aumentará su reactancia psicológica.
- La intensidad de la amenaza: cuanto más fuerte sea el peligro percibido, más aumentará la reactancia psicológica.
- La importancia que se le confiera a la autonomía y la implicación con otras libertades. En este caso, mientras más significativo sea el concepto de libertad y más afecte la restricción a otras esferas de nuestra acción, más aumentará la reactancia psicológica.
- La legitimidad de la amenaza: si la amenaza procede de una fuente importante de autoridad, la reactancia será menor ya que normalmente se acepta con más facilidad las leyes impuestas por personas que ostentan un estatus superior al nuestro.
Por tanto, ahora ya sabes que si quieres que tu hijo no se coma ese helado o deje de jugar porque tiene que hacer los deberes, quizá la mejor manera no sea imponérselo sino aplicar la Psicología inversa para que sea él mismo quien valore el comportamiento alternativo. Una regla que se puede aplicar a cualquier tipo de relación interpersonal.
Referencia Bibliográfica:
Hammock, T. & Brehm, J. W. (1966) The attractiveness of choice alternatives when freedom to choose is eliminated by a social agent. Journal of Personality; 34(4): 546-554.
Miguel Ángel Raya Saavedra dice
Ante la disyuntiva entre tragar y escupir las personas nos sentimos más libres cuando escupimos que cuando tragamos…
Lo de aceptar las consecuencias es otra cosa muy distinta…
Jennifer Delgado Suarez dice
La libertad, al igual que todos los conceptos, es muy relativo y no podemos olvidar que está determinada por lo social.
Obviamente, enfrentar las consecuencias es algo muy diferente de cometer un acto. Por desgracia, creo que nuestra sociedad promueve más bien el libertinaje sin hacer hincapié en la responsabilidad por nuestros actos.