Nuestro pensamiento es la causa de muchísimos de nuestros problemas. ¿En cuántas ocasiones no tenemos una idea dándonos vuelta en la cabeza que no nos deja descansar y genera emociones negativas? Intentamos apartarla de nosotros pero esta vuelve una y otra vez, siempre con más fuerza.
Para combatir los pensamientos rumiativos o indeseados existe la “Técnica de detención del pensamiento”, que fue inventada en el lejano 1920 pero que continúa siendo muy útil. Como su nombre lo indica, su finalidad es interrumpir esas ideas que nos molestan, esos pensamientos que son del todo improductivos ya que no sirven para solucionar un problema y no se adaptan a la realidad que nos rodea.
Este tipo de pensamientos es muy común en las personas que padecen de fobias, obsesiones o miedos irracionales pero también aparecen bajo situaciones de estrés o cuando debemos enfrentar un problema que nos resulta significativo.
También hay pensamientos limitantes, como por ejemplo: “no soy bueno” o “nadie me quiere” que sería mejor eliminar. De esta forma no solo te sentirás más libre sino que emprenderás proyectos más ambiciosos y mejorarás mucho en tu vida, tanto profesional como personal.
¿En qué consiste la técnica de detención del pensamiento?
La idea es concentrar nuestra atención en esos pensamientos no deseados, o sea, vivirlos durante un periodo corto de tiempo, luego detenerlos (puede utilizarse una orden muy sencilla, como “¡Basta!” o simplemente hacer algún ruido o cerrar fuertemente un puño) y después vaciar la mente. Dicho de esta forma parece muy sencillo pero ya sabrás por experiencia propia que detener el flujo de pensamientos no es tan fácil. Por eso es importante que sigas cada uno de los pasos de la técnica.
1. Determinar cuáles son los pensamientos que deseas eliminar. Para detener los pensamientos, es importante que sepas de antemano cuáles son las ideas recurrentes que te causan más daño o que te molestan. Si es necesario, escríbelas en un papel.
2. Concentrar tu atención en el pensamiento que te perturba. Busca un sitio tranquilo donde te puedas relajar e imagina una situación en la que suele aparecer el pensamiento que te molesta. Recrea con el mayor lujo de detalles posible esta situación y deja que los pensamientos rumiativos fluyan con total libertad. Ahora, poco a poco, irás alternando esos pensamientos que te molestan con ideas positivas.
3. Interrumpir el pensamiento. En las primeras sesiones te será de gran ayuda utilizar una alarma. Colócala para dos minutos, pasado ese tiempo, cuando suene, di en voz alta “¡Basta!”, aprieta el puño o haz cualquier cosa que hayas determinado como estímulo de detención. Cuando tengas más experiencia, no necesitarás la alarma, podrás hacerlo tú solo.
4. Mantén la mente en blanco al menos durante unos segundos. Si el pensamiento vuelve a aparecer, repite el estímulo de detención.
5. Sustituye el pensamiento con ideas positivas. En este punto no te queda sino cambiar los pensamientos negativos con ideas saludables pero intenta no exagerar. Es decir, es importante que estas ideas sean creíbles para tu yo. No te digas que eres el amo del universo, en vez de ello, utiliza frases como “soy una persona valiosa”, “las personas me estiman” o “me siento cómodo y relajado”.
La preparación necesaria para que todo marche bien
Obviamente, antes de realizar la técnica de detención del pensamiento tendrás que preparar un poco el terreno. Eso significa que tendrás que analizar cuáles son los pensamientos que quieres eliminar y seleccionar las ideas positivas que los sustituirán. A su vez, es importante que elijas un buen estimulo de detención, un estímulo que puedas utilizar incluso cuando estás rodeado de gente y sin que estas se den cuenta.
Como colofón, vale aclarar que aprender a detener los pensamientos es algo que lleva tiempo, no es una técnica que se domina de la noche a la mañana pero en la medida en que practiques lograrás un mayor control sobre tu mente y eso repercutirá favorablemente en todas las esferas de tu vida.
Camino a Gaia dice
Básicamente se utilizan técnicas parecidas a la meditación. Algunas de está técnicas consisten también en llevar la atención a procesos biológicos como la respiración, centrando toda nuestra atención en la percepción que nos aportan nuestros sentidos.
Un saludo
Jennifer Delgado Suarez dice
En efecto. La psicología bebe mucho del budismo y sus métodos de control mental y de las emociones, los cuales, dicho sea de paso, considero excelentes.
Danielé dice
Interesante, es un gusto leer su blog.