Al igual que sucede con muchos trastornos mentales, se desconoce la causa exacta del trastorno por déficit de atención con hiperactividad, por lo que es importante que los padres no se culpen. Es probable que se trate de un problema multifactorial, donde intervienen factores genéticos, ambientales e incluso daños a nivel cerebral.
En vez de preguntarse qué pueden haber hecho o si podían haberlo evitado, lo más práctico y recomendable es que los padres se centren en la mejor manera de ayudar a su niño. Obviamente, esto indica que algunos aspectos del entorno del niño pueden agravar el problema una vez que este ha hecho su aparición.
Los genes
En la mayoría de los casos, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad tiene una fuerte base genética. De hecho, un niño con este trastorno tiene cuatro veces más probabilidades de haber tenido un pariente que también fue diagnosticado con este problema. Por el momento, los investigadores están estudiando muchos diferentes genes, en particular los que participan en la regulación de los niveles de dopamina en el cerebro. Hoy sabemos que las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad tienen niveles más bajos de dopamina.
También se conoce que estos niños son portadores de una versión particular de un gen que determina que el tejido cerebral sea más delgado en las áreas del cerebro asociadas con la atención. La investigación ha demostrado que las diferencias no son permanentes ya que cuando los niños que tienen este gen crecen, sus cerebros desarrollaron un grosor normal y la mayoría de los síntomas se calmaron.
Nutrición y alimentación
Ciertos componentes de la dieta, incluidos los aditivos alimentarios y el azúcar, pueden tener efectos sobre el comportamiento. Algunos expertos creen que los aditivos alimentarios pueden exacerbar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad mientras que la creencia popular afirma que el azúcar refinado puede ser la culpable de una serie de comportamientos anormales, si bien se debe puntualizar que esta idea no tiene un fuerte apoyo en los datos científicos.
No obstante, algunos estudios sugieren que la falta de ácidos grasos omega-3 está vinculada a los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Estas grasas son importantes para el desarrollo del cerebro y sus funciones y una deficiencia puede contribuir a trastornos del desarrollo. De hecho, los suplementos de aceite de pescado parecen aliviar los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, por lo menos en algunos niños e incluso pueden mejorar su rendimiento en la escuela.
El medio ambiente
Puede haber una relación entre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y el tabaquismo materno. Sin embargo, las mujeres que sufren de un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad también son más propensas a fumar por lo que no se puede descartar por completo una explicación genética. Aún así, se debe puntualizar que la nicotina puede causar la hipoxia (falta de oxígeno) en el útero.
La exposición al plomo también ha sido sido vinculada con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Aunque la pintura actual no contiene plomo es posible que los niños en edad preescolar que viven en edificios más antiguos pueden estar expuestos a niveles tóxicos de plomo, ya sea de la pintura vieja o de las tuberías que no han sido reemplazadas.
Una lesión cerebral
La lesión cerebral también puede ser una causa del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en una pequeña minoría de los niños. Esto puede ocurrir después de una exposición a toxinas o lesiones físicas, ya sea antes o después del nacimiento.
Actualmente se están investigando los lóbulos frontales del cerebro, áreas que controlan la resolución de problemas, la planificación, la comprensión de la conducta de otras personas y que controlan nuestros impulsos.
El cerebro se divide en dos mitades y los dos lóbulos frontales se comunican a través de un haz de fibras nerviosas llamadas del cuerpo calloso. Estas áreas y las células del cerebro cercanas están siendo examinadas y se ha apreciado que los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad tienen volúmenes cerebrales más pequeños.
En los últimos años también se ha apreciado una diferencia en la cantidad de «materia blanca» (las conexiones de larga distancia entre las regiones del cerebro que normalmente se hacen más fuertes como un niño crece). Los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad que nunca habían tomado medicamentos tuvieron un volumen anormalmente pequeño de materia blanca .
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