El trastorno bipolar afecta actualmente a alrededor de 45 personas en todo el mundo, según la OMS, y se estima se estima una prevalencia de entre 2 y 3 % en la población. Se caracteriza por los cambios en el estado de ánimo, es lo que se conoce como fases o ciclos, que van de la manía a la depresión.
La fase maníaca del trastorno bipolar
Durante esta fase las personas tienen un estado de ánimo muy positivo, que incluye un aumento de la autoestima y la singularidad. A menudo sobreestiman lo que pueden hacer y la calidad de sus ideas. Su juicio se deteriora y las se sienten poderosas porque no son capaces de evaluar objetivamente las consecuencias de sus actos. Se sienten como si estuviesen hechos «a prueba de balas» y muestran muy poco remordimiento o preocupación por sus acciones. En esta fase suelen tener muchas ideas y mucha energía para llevarlas a cabo.
Para las personas que le rodean, tal abundancia de pensamientos suele ser difícil de digerir. De hecho, a menudo la persona con trastorno bipolar habla demasiado rápido y las ideas se yuxtaponen entre sí. Cuando se vive un episodio maníaco, siente una presión tan extrema que puede seguir hablando durante horas sin darle a los demás la oportunidad de interrumpirlos. su mente está trabajando tan rápido que a veces no logran seguirle el ritmo. Como resultado, su conducta diaria puede llegar a ser desorganizada o incluso peligrosa, hasta el punto que algunos requieren hospitalización.
En los episodios maníacos también pueden aparecer síntomas psicóticos (la psicosis es un estado en el cual una persona es incapaz de notar la diferencia de la realidad y la fantasía). En estos casos la persona puede sufrir alucinaciones o creer que tienen poderes especiales (por ejemplo, que tienen una fuerza sobrehumana o visión de rayos X) . Los síntomas psicóticos indican un episodio afectivo grave que requiere atención médica inmediata.
Las personas que experimentan manía se caracterizan por comenzar varias actividades a la vez pero es muy probable que no termine ninguna. Es posible que tengan tanta energía que duermen tan solo dos o tres horas al día. Obviamente, toda esta energía puede agotar a la familia, los amigos y compañeros de trabajo.
La fase depresiva del trastorno bipolar
Durante esta fase las personas pueden permanecer en la cama todo el día con la sensación de que no pueden ponerse en marcha. Sienten que sus pensamientos se mueven muy lentamente y no encuentran placer en ninguna actividad. En esta fase del trastorno bipolar la persona se siente como si no valiese nada y piensa que su vida no tuviera sentido.
Pueden comenzar a comer en exceso y, dado su bajo nivel de actividad, se produce un aumento de peso. También suelen aparecer ideas suicidas por lo que la atención de emergencia será crucial para su propia seguridad. Al igual que en el episodio maníaco, también pueden aparecer síntomas psicóticos.
El episodio mixto
Este es un episodio de estado de ánimo durante el cual los síntomas de la depresión y la manía se experimentan al mismo tiempo. Esto puede provocar irritabilidad, hostilidad y agresión física. Con frecuencia las personas son hospitalizadas por su seguridad y la de quienes los rodean. Es posible que necesiten medicación para curarse.
Los ciclos rápidos del trastorno bipolar
Este término se utiliza para describir el curso general de la enfermedad durante un período de 12 meses. Una persona con trastorno bipolar de ciclo rápido tiene cuatro o más episodios maníaco, hipomaníaco, depresivo o episodios mixtos en un período de un año. como podrás suponer, el trastorno bipolar de ciclo rápido es difícil de tratar y con frecuencia responde peor a la medicación.
Se trata de una condición más común en las mujeres, especialmente en quienes tienen un problema con la tiroides, lo que puede implicar un desequilibrio hormonal que imita la manía o la depresión. Se estima que entre un 15 o un 20% de los pacientes bipolares desarrollará un ciclo rápido a lo largo de su enfermedad.
El patrón estacional
Este término describe los trastornos del estado de ánimo que parecen haber sido desencadenados por una temporada del año en particular. Por ejemplo, cuando alguien tiende a deprimirse durante el final del otoño y el invierno y luego recupera el estado de ánimo normal durante la primavera y el verano.
En el trastorno bipolar, la persona tiene los episodios solo durante una temporada determinada del año y el resto del año su estado de ánimo es normal. Obviamente, el patrón de la depresión de otoño/invierno es más común que el patrón de la primavera/verano. Además, el suicidio es mucho más común en los meses de marzo, abril y mayo, probablemente debido a los cambios de luz.
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