Todos sabemos detectar a las personas carismáticas pero si nos detenemos un segundo para preguntarnos qué criterios utilizamos probablemente nos veremos envueltos en un gran problema ya que detectar el carisma es algo parecido a amar, sabemos hacerlo pero resulta difícil ponerlo en palabras.
Realmente el carisma personal es una conjugación de habilidades sociales y emocionales particularmente complejas y sofisticadas. Esta unión tan especial hace que las personas carismáticas puedan influir sobre los demás en un nivel emocional muy profundo, puedan comunicarse de forma eficaz y establecer fuertes conexiones interpersonales.
Ronald E. Riggio, professor del Claremont McKenna College, ha dedicado 30 años a estudiar el carisma y afirma que sus elementos fundamentales son:
– Expresividad emocional. Las personas carismáticas son capaces de expresar sus sentimientos de manera espontánea y genuina. Esto les permite incidir sobre los estados de ánimo y las emociones de los demás. De hecho, todos conocemos a personas carismáticas que parecen «iluminar toda la habitación» cuando entran.
– Sensibilidad emocional. El carisma está ligado a la habilidad de leer las emociones de los otros. Esta capacidad le permite a las personas carismáticas conectar emocionalmente y responder de forma efectiva ante los sentimientos que percibe.
– Control emocional. Las personas carismáticas tienen la capacidad de controlar y regular sus expresiones emocionales. Ellos no suelen «perder los estribos» y, por lo general, son muy buenos actores cuando el momento lo requiere.
– Expresividad social. Se trata de la habilidad de comunicar de forma verbal y la capacidad de involucrar a los otros en la interacción social. Las personas carismáticas son conversadores expertos y muy entretenidos. Esto implica que nos afecta su expresividad emocional pero que también nos dejamos convencer por sus argumentos.
– Sensibilidad social. Esta es la habilidad para leer e interpretar las situaciones sociales, ser capaz de escuchar a los demás, y estar «en sintonía» con ellos. Las personas carismáticas son discretas y sensibles con su entorno.
– Control social. El carisma versa fundamentalmente, sobre la habilidad de desenvolverse con soltura y simpatía en los diferentes ambientes sociales. Esto les permite encajar con todo tipo de personas.
No obstante, más allá de estas características, lo más importante es que las personas carismáticas saben dosificar estas habilidades ya que cualquiera de ellas en exceso pueden ejercer el efecto contrario (basta pensar en Robin Williams o Jim Carrey, dos personas simpáticas pero no carismáticas ya que su expresión emocional rebasa los límites de lo socialmente aceptable).
Mari Rodriguez dice
Muy interesante este artículo, pero me llama la atención como esos elementos característicos de una persona carismática en muchos casos no se manifiestan en personas que conocemos muy de cerca o con quien convivimos. Es decir, conozco y he conocido muchas personas que son el "alma de la fiesta" cuando traspasan la puerta de casa pero dentro de ella o en su entorno familiar son absolutamente todo lo opuesto. A todos agradan, con todos se conectan, todo lo obtienen con una pequeña charla o sonrisa cuando realmente son una persona completamente diferente. ¿Manipuladores?
Jennifer Delgado dice
Mari,
Todos tenemos un carácter, que varía para adecuarse a las circunstancias. El carácter es como una máscara social que usamos en dependencia de las situaciones. Por eso las personas suelen comportarse de manera relativamente diferente en el contexto del hogar, el trabajo y con el grupo de amigos.
Sin embargo, eso no implica que sean manipuladores. Para hablar de la manipulación debe existir un comportamiento dirigido a obtener un beneficio a costa del sacrificio de otra persona.