¿Te sientes estancado? ¿Has llegado a un punto muerto? ¿Tu motivación se ha ido de vacaciones? ¿Cada vez que miras tu lista de tareas pendientes te parece una misión imposible? No eres el único. Todos hemos pasado por periodos de desmotivación en la vida.
La buena noticia es que la Psicología tiene una carta bajo la manga que te ayudará a encontrar la motivación y seguir adelante, de manera que puedas ir dando pasos que te acerquen a esos objetivos que con tanta ilusión te planteaste en algún momento: la ley de Skinner.
¿Qué enuncia la Ley de Skinner?
Frederic Skinner postuló que las consecuencias de nuestro comportamiento acaban moldeando nuestras decisiones, determinando la probabilidad de que una conducta se repita o extinga en el futuro. Si a un comportamiento le sigue una consecuencia agradable, es más probable que lo repitamos en el futuro, pero si experimentamos una consecuencia desagradable, aprendemos la lección y es menos probable que lo repitamos.
George Mack utilizó esos estudios sobre el comportamiento para postular la ley de Skinner, según la cual, cuando postergamos algo o nos resulta difícil realizar una tarea, tenemos dos opciones:
- Lograr que el dolor de no hacerlo sea mayor que el dolor de evitarla.
- Lograr que el placer de hacerlo sea mayor que el placer de evitarla.
El argumento principal detrás de ese concepto es que los seres humanos tenemos dos grandes brújulas: buscamos el placer y evitamos el dolor, una idea que también compartía con el filósofo Jeremy Bentham, quien escribió a finales del siglo XVIII que “la naturaleza ha puesto a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Son ellos los únicos que pueden indicarnos lo que debemos hacer, así como determinar lo que haremos”.
La Ley de Skinner en acción
Ser conscientes de que, como norma general, evitamos aquello que nos daña o molesta y preferimos lo que nos genera placer o nos gusta, nos ayudará a mantenernos motivados cuando nos planteemos metas ambiciosas a largo plazo que requieran una gran dosis de voluntad y sacrificio.
En 2010, un grupo de psicólogos de la Universidad de Yale reclutaron a 2.000 fumadores que querían dejar el cigarrillo. Para ayudarlos, les ofrecieron una cuenta de ahorros en la que depositaron fondos durante seis meses, después de lo cual se sometían a una prueba de orina para detectar los niveles de nicotina y cotinina.
No obstante, a algunos les dijeron que, si pasaban la prueba, les devolvían el dinero; de lo contrario, se lo entregarían a una organización benéfica. La perspectiva de perder el dinero (castigo) aumentó hasta un 6% las probabilidades de dejar de fumar, tanto a corto como a largo plazo.
El truco, por ende, consiste en establecer recompensas que nos resulten apetecibles o, en su defecto, diseñar “castigos” por hacer (o no hacer) determinada tarea. Tenemos la opción de construir un sistema de recompensa que realmente nos motive a seguir adelante o asegurarnos de que el costo de no hacer lo que deberíamos sea demasiado alto como para disuadirnos.
¿Cómo elaborar tu propio mapa de recompensas y castigos?
Como regla general, se ha demostrado que tememos más a la pérdida que a las ganancias. O sea, la aversión a la pérdida dinamiza mucho más nuestro comportamiento que la expectativa de una recompensa. Por tanto, se trata de decidir cuál es el motor impulsor más potente para mantener la motivación en cada caso. ¿Cómo aplicarlo sin caer en el masoquismo?
- Haz una apuesta. Puedes apostar con cualquier persona, desde tus padres y tu hermano hasta un amigo o tu pareja, algo que valores. Si no logras el objetivo que te planteaste, perderás la apuesta y tendrás que ceder. No obstante, recuerda que ese compromiso solo funciona si realmente no puedes escabullirte, así que debes mantenerte fiel a tu palabra.
- Adquiere un compromiso social. Las investigaciones han demostrado que cuando hacemos público un objetivo, es más probable que lo llevemos a buen puerto, no solo porque recibimos apoyo y elogios de los demás, sino también porque nos sentiríamos más avergonzados si fallamos. Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Ohio reveló que esta estrategia es aún más eficaz cuando compartimos nuestras metas con alguien realmente significativo en nuestras vidas cuya opinión nos importe y a quien no queramos defraudar.
- Establece un sistema de recompensas. Si funcionas mejor con premios y quieres evitar los castigos, diseña una lista de recompensas escalonadas que te irás dando a medida que avanzas en la consecución de tu objetivo. Puedes comenzar con un masaje relajante o unas horas de spa, por ejemplo, y terminar con un viaje que te apetezca hacer. La clave radica en ajustar cada recompensa al esfuerzo requerido para que te sientas realmente motivado.
Cuando te planteas un objetivo, lo más importante es no desfallecer. No importa lo lento que vayas, siempre que avances. La Ley de Skinner te ayudará a mantenerte en el camino para que puedas alcanzar tus metas creando un compromiso contigo mismo que reforzará tu fuerza de voluntad a largo plazo.
Referencias Bibliográficas:
Thomson, J. (2024) Feeling unmotivated? Use “Skinner’s Law” to get yourself back on track. En: Big Think.
Klein, H. J. et. Al. (2020) When goals are known: The effects of audience relative status on goal commitment and performance. Journal of Applied Psychology;105(4): 372–389.
Kahneman, D. & Tversky, A. (2013) Prospect Theory: An Analysis of Decision Under Risk. En: Handbook of the Fundamentals of Financial Decision Making; 99-127: 10.1142.
Giné, X. et. Al. (2010) Put Your Money Where Your Butt Is: A Commitment Contract for Smoking Cessation. American Economic Journal: Applied Economics; 2(4): 213-235.
Deja una respuesta