Una creencia popular bastante generalizada nos dice que llorar nos brinda consuelo en las situaciones particularmente difíciles.
Aunque en algunas ocasiones la ciencia viene a confirmar la sabiduría popular, lo cierto es que esta vez la investigación científica nos brinda informaciones un tanto diversas: llorar puede aumentar el estrés y la reacción arousal del sistema nervioso autónomo.
¿A quién creerle? ¿En cuantas ocasiones no hemos experimentado en carne propia el efecto catártico del llanto?
La respuesta no es sencilla: el pretendido efecto calmante del llanto depende del contexto donde la persona se encuentra, de sus características de personalidad, de su estado emotivo… y seguimos contando. Precisamente, psicólogos de la Universidad de Florida del Sur, han intentado analizar la mayor cantidad de factores intervinientes posibles para verificar (o no) los efectos «terapéuticos» del llanto.
Con este objetivo realizaron una revisión bibliográfica de 15 investigaciones relacionadas con la temática. La primera incongruencia que saltó a la vista fue: cuando a las personas les pedían que recordaran un episodio donde hubiesen llorado y posteriormente les preguntaban si llorar había sido reconfortante; un 70% respondió afirmativamente. Sin embargo, un efecto bien diferente se observó cuando el llanto era inducido a nivel de laboratorio (a través de la proyección de un filme de fuerte contenido dramático) ya que las personas raramente definían este llanto como reconfortante o promotor de alivio a nivel psicológico. Así, aquellos que lloraron (a nivel de laboratorio) se sintieron peor y más activados en comparación con las personas que no lloraron. ¿Por qué?
Una posible explicación podría encontrarse en el contexto en el cual se produce el llanto. Parece ser que éste es más gratificador cuando induce a la relación social fungiendo como un «remedio relacional»; sin embargo, cuando las personas lloran en un ambiente frío o donde no hay interacción social el llanto puede empeorar el humor o provocar vergüenza y embarazo. En palabras sencillas: cuando lloramos y éste llanto nos ayuda a acercarnos a una persona o recibimos su atención y afecto entonces llorar tiene una acción terapéutica.
Los investigadores también hallaron que algunas características de personalidad así como la existencia de una psicopatología mediatizan en el poder catártico y “liberador” del llanto. Así, las personas alexitímicas, deprimidas o ansiosas usualmente empeoran su estado de ánimo después de las lágrimas.
Otra posible explicación para los efectos tan diversos que puede producir el acto de llorar se intenta vislumbrar a través de la tipología del llanto:
– Llanto de protesta: caracterizado por los sonidos altos, usualmente acompañado por gritos y que tiene como función principal revalorar la situación.
– Llanto triste: es un llanto silencioso destinado a crear nuevos vínculos después de la pérdida.
– Llanto separado: caracterizado por la ausencia de lágrimas e indica desesperación extrema.
Se sugiere que el efecto del llanto sobre la persona depende de la forma de llorar ya que el llanto estaría compuesto por dos fases: en la primera (cuando el llanto inicia) el mismo tendría un efecto activador a través del aumento del ritmo cardíaco pero inmediatamente después (en la segunda fase) tiene un efecto calmante a partir de la reducción de la frecuencia respiratoria. Así, solo el llanto triste provocaría un mejoramiento del humor al transcurrir rápidamente a esta segunda fase.
Hasta ahora las ideas son sugerentes pero aún el background científico que las respalda es muy pobre así que, para extraer ideas concluyentes, tendrá que esperarse por los resultados de nuevos estudios.
Fuentes:
Hendriks, M.C.; Rottenberg, J. & Vingerhoets, J.J. (2007) Can the distress-signal and arousal-reduction views of crying be reconciled? Evidence from the cardiovascular system. Emotion; 7: 458–463.
Rottenberg, J.; Bylsma, L. M. & Vingerhoets, J. J. (2005) Is Crying beneficial? Current research in Psychological Science; 17(6): 400-404.
Perfectamente imperfecta dice
pues yo creo que es cierto, todo depende del estado de animo que uno tenga… yo a veces lloro y luego me duele muuucho la cabeza, o me entra hambre… asi que de alivio nada de nada.
un beso jennifer
Jennifer Delgado Suarez dice
Perfectamente imperfecta, creo que todos hemos experimentado lo que nos cuentas. En algunas ocasiones el llanto nos alivia, en otras ocasiones solo nos conduce a un dolor de cabeza horrible.
Creo que a la luz de estas investigaciones, el efecto catártico del llanto depende mucho de cómo lloremos. El llanto triste suele ser muy recuperador mientras que cuando lloramos por ira o rabia, usualmente estas lágrimas no nos resultan muy beneficiosas.
Un saludo y gracias por pasarte.
Chuy dice
Ayer Llore por Tristeza y me di cuenta que Dormi Mejor…
Jennifer Delgado Suarez dice
Chuy,
Llorar tiene un poderoso efecto catártico, por eso cuando nos sentimos mal y lloramos antes de dormir, es como si eliminásemos parte de la preocupación que nos agobia y esto nos permite un sueño más reparador.