Relajar los músculos, poner la mente en un estado de relajación total y alejarse de todas las distracciones del mundo. Estos son algunos de los objetivo de la meditación zen, una práctica milenaria que prácticamente se está redescubriendo en Occidente y por la cual se ha despertado en los últimos años un gran interés científico.
Los orígenes de la meditación zen
El Zen es una escuela del Budismo Mahāyāna que surgió en la India (aunque fue en China donde adquirió el verdadero impulso que la hizo popular) y cuyos orígenes semánticos se encuentran en la palabra sánscrita Dhyana que significa literalmente “meditación”. Esta escuela intenta apartarse de la teoría y la racionalidad en el intento de acceder a la sabiduría a través de la experiencia.
Con el paso del tiempo se crearon varias escuelas con diferentes teorías y métodos de meditación pero una de las más conocidas y practicadas en nuestra cultura es el zazen, caracterizada por la postura del buda sentado en la posición del loto (sentado con la espalda erguida y las piernas cruzadas de forma que cada pie queda ubicado encima del muslo opuesto).
En la meditación se intenta lograr un estado de atención concentrada, que puede ser sobre un objeto externo, nuestro propio pensamiento o el estado de concentración. En la meditación zazen el pensamiento simplemente se debe liberar, esto quiere decir que ni se piensa ni se deja de pensar; no se ancla ni se rechaza sino que se deja pasar, como las nubes en el cielo que discurren plácidamente sin ningún obstáculo. Este estado de contemplación tranquilo y atento le permite a los practicantes descubrir su propia naturaleza “búdica”.
Las pruebas científicas: ¿Qué sucede en el cerebro?
Aunque la meditación es un arte milenaria, lo cierto es que no fue hasta hace poco que se pudieron comprobar sus efectos para la mente a través de un escáner cerebral. De esta forma se sugiere que la meditación zen puede ser muy útil para tratar el Déficit de Atención con Hiperactividad, los trastornos obsesivo-compulsivo, los problemas de ansiedad y la depresión mayor.
La meditación favorece una atención vigilante pero relajada, una focalización tranquila y sin sobresaltos donde se gana un gran insight, tanto de uno mismo como del mundo que nos rodea y de las relaciones interpersonales. No obstante, para valorar si este estado realmente puede incidir a nivel cerebral los investigadores de la Universidad de Emory en Atlanta reclutaron a 12 personas que llevaban más de tres años practicando la meditación zen y otras 12 personas que nunca han realizado meditación.
A estas personas se les pidió que se focalizaran en su respiración mientras sus cerebros eran escaneados. Cada cierto tiempo se les solicitaba que miraran a una pantalla y distinguieran una palabra con un significado dentro de un cúmulo de palabras sin sentido. Luego se les pedía que volviesen a concentrarse en su respiración.
Los escáneres desvelaron que en las personas que practicaban con frecuencia la meditación zen se activaban zonas del cerebro conocidas como la “red por defecto”, que se ha relacionado con la mente errante y los pensamientos espontáneos. Cuando estas personas eran interrumpidas (para identificar una palabra) sus cerebros volvía rápidamente a activar la zona antes mencionada, en particular el giro angular (una región fundamental para el procesamiento del lenguaje).
De esta forma los investigadores concluyeron que la meditación zen realmente puede provocar cambios en la funcionalidad del cerebro, promoviendo la capacidad para limitar el número de pensamientos rumiativos y distractores.
Lo verdaderamente interesante según Pagnoni, el investigador principal, es que aunque los circuitos neurales de las funciones cognitivas superiores y del control del cuerpo son diversos, se ha demostrado que regulando el cuerpo podemos regular la mente. Por supuesto, centrar la atención conscientemente en nuestro cuerpo le permite al pensamiento vagar con menos ataduras.
Lo más positivo del estudio es que sus implicaciones prácticas son enormes, sobre todo para tratar todas aquellas enfermedades que están caracterizadas por pensamientos distractores e indeseados.
Fuente:
Pagnoni, G.; Cekic, M. & Guo, Y. (2008) “Thinking about Not-Thinking”: Neural Correlates of Conceptual Processing during Zen Meditation. PLoS ONE; 3(9): 1-10.
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