Los increíbles efectos del sueño para nuestra salud mental no son un secreto: dormir bien no solo mejora nuestro estado de ánimo sino que también nos permite tomar mejores decisiones, mejora nuestra concentración e incluso protege nuestro cerebro de enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, ahora los científicos han querido ir un paso más allá y se han preguntado: ¿si creemos que hemos dormido bien, aunque no sea así, mejorará igualmente nuestro desempeño intelectual?
Psicólogos de la Universidad de Colorado reclutaron a 50 estudiantes y les dijeron que harían un experimento sobre la calidad del sueño y el rendimiento cognitivo. No obstante, les explicaron que tenían un método específico para evaluar la calidad del sueño, que no dependía de la cantidad de horas dormidas ni de la sensación de descanso percibida sino de medidas más objetivas como las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco. En otras palabras, los investigadores les hicieron creer que su medida de la calidad del sueño era mucho más fidedigna y objetiva que la que ellos tenían.
A continuación, los estudiantes durmieron en un laboratorio del sueño donde, supuestamente, se evaluaba la calidad del mismo. Al otro día, a algunos se les dijo que habían tenido solo un 16,2% de sueño REM la noche anterior (por debajo de la calidad media del sueño), mientras que a la otra mitad se les dijo que habían tenido una noche por encima de la media de sueño, con un 28,7% de sueño REM.
Luego, cada estudiante debía resolver tareas aritméticas complicadas. En este punto la pregunta era: ¿el efecto placebo sobre la calidad del sueño podría incidir en sus resultados?
La respuesta fue afirmativa: aquellos a los que se les dijo que habían tenido una noche de sueño reparador superaron con creces a quienes, supuestamente, habían dormido mal. Vale aclarar que no obtuvieron excelentes resultados ya que alcanzaron una media de 34 puntos cuando lo normal eran 36 pero aún así, sus puntuaciones fueron más elevadas que quienes creyeron que habían dormido mal, quienes alcanzaron una media bajísima, de 22 puntos.
¿Por qué?
Las explicaciones pueden tomar diferentes caminos. Por ejemplo, quizás los chicos a los que se les dijo que habían dormido mal no se esforzaron lo suficiente porque creían que las expectativas que se tendrían de ellos no serían muy elevadas mientras que aquellos a los que se les dijo que habían dormido bien, se esforzaron más porque se suponía que lo harían mejor. Otra explicación, basada en el clásico efecto placebo, sería que cuando los estudiantes se convencieron de que habían tenido una noche se sueño reparador, se desempeñaron como si hubiese sido realmente así.
De una forma u otra, lo interesante es que este estudio abre nuevas perspectivas para las personas que tienen problemas de sueño, como el insomnio. ¿Hasta qué punto convencernos de que hemos dormido bien puede mejorar nuestro desempeño? Después de una mala noche, ¿la lentitud y la irritabilidad que presentamos se debe mayormente a la falta de sueño o a nuestra percepción de que hemos descansado poco?
Fuente:
Draganich C, & Erdal K (2014) Placebo Sleep Affects Cognitive Functioning. Journal of experimental psychology. Learning, Memory and Cognition; 40(3), 857–864.
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