
La Navidad ya está aquí y, aunque para muchos se trata de una época preciosa donde reina la alegría y la felicidad, para otros no es así. Son personas que experimentan intensamente lo que podríamos calificar como los “efectos secundarios de la Navidad”. ¿Cuáles son estos síntomas?
Durante esta temporada muchas personas se sienten más solas, deprimidas, ansiosas y/o melancólicas. De hecho, se estima que cada año aproximadamente un 80% de la población sufre en mayor o menor medida alguno de estos síntomas. Por tanto, es muy probable que, antes o después, en algún momento tú también los experimentes.
Como nota curiosa os apunto que numerosos estudios han hallado que después de la Navidad los indices de suicidios se elevan hasta en un 40% y las consultas a los psicólogos y psiquiatras debido a la depresión prácticamente se duplican.
Buscando una explicación
La causa de estas vivencias negativas durante el periodo navideño casi siempre radica en nuestras expectativas. Es decir, nuestra imagen de lo que debe ser la Navidad que genera determinadas expectativas y cuando estas no se cumplen o no resultan tan satisfactorias como esperábamos, nos sentimos frustrados. Básicamente, sería como un niño que está esperando con expectación un caramelo pero al final no lo consigue o su sabor no le agrada. ¿Cómo crees que se sentirá ese niño? ¡Frustrado! Y esa frustración suele degenerar en ansiedad o depresión.
Estas expectativas están determinadas, en gran medida, por la sociedad. De hecho, durante años nos han transmitido la idea de que durante estas fechas debemos divertirnos y reunirnos con las personas que amamos. Como resultado, si alguien no tiene ánimos para divertirse o no puede reunirse con su familia o amigos, se siente mal, siente que no está cumpliendo con las normas que ha establecido la sociedad, se siente fuera de lugar. Es como en esos momentos en los cuales te quedas al margen de la situación que está ocurriendo delante de tus ojos y la vives como si fuese una película que no te pertenece.
Por otra parte, la Navidad también acarrea determinadas “obligaciones” que pueden generar cierto estrés. Como el hecho de tener que compartir con determinadas personas con las cuales ya no tenemos muchos intereses en común o el sentirnos obligados a hacer regalos u ofrecer cenas suntuosas. Obviamente, estas obligaciones nos agobian, es como si nos sintiésemos encarcelados por las circunstancias y sin una vía de escape digna. La idea de no estar a la altura genera ansiedad y hace que lo que debería ser un momento bonito, se convierta en una situación tensionante que genera muchísimo estrés.
Otra de las razones que pueden hacernos sentir mal durante las Navidades es la sensación de no haber alcanzado los objetivos que nos planteamos a lo largo del año. De hecho, la Navidad implica el cierre de un periodo y el inicio de otro por lo que es normal que volvamos la vista atrás para analizar cuánto camino hemos recorrido. Si hemos tenido un mal año y nuestras metas no se han materializado, es normal que nos sintamos deprimidos y desmotivados.
¿Qué hacer?
La mejor manera para evitar los “efectos secundarios de la Navidad” consiste en adecuar tus expectativas y actuar en consecuencia. Plantéate objetivos realistas para esta temporada y ten siempre en mente que tu concepto de Navidad no tiene por qué coincidir con la imagen que transmiten los medios de comunicación. Si odias las canciones navideñas y las cenas copiosas (al igual que yo), no pasa nada, esa no es la verdadera esencia de la Navidad, es tan solo un aspecto superficial.
No te dejes llevar por las ideas preconcebidas que transmiten por los medios de comunicación, celebra la Navidad como te plazca y, si no la quieres celebrar, pues no lo hagas. Recuerda que lo más importante es que te sientas a gusto contigo mismo y que seas consecuente con tus ideas y deseos. Las personas que te aman lo entenderán.
Dicho esto, ¡os deseo una feliz Navidad!
Spinner 65 dice
Feliz Navidad a ti también. Me encanta tu página.
Libra 1965 dice
Feliz Navidad también para ti, Jennifer. Al leer tu artículo, parece que seas tu quien me leas el pensamiento a mi, porque has dado de lleno en la diana. Yo soy una de esas personas, que por las circunstancias de la vida, odio la llegada de estos días, y me siento mal. Esta Nochebuena, he conseguido dar un paso de gigante, cenando en mi casa, tranquilamente, con mi marido y mi hija. Sin mas obligaciones ni compromisos, a pesar de las críticas recibidas, no me he dejado arrastrar por lo que quieran los demás, y he sido consecuente y fiel a mi misma, a lo que siento y quiero. Besos mil.
Jennifer D. dice
Sin duda es difícil resistir la presión social pero una vez que has dado el primer paso, todo es más fácil.
Yo también soy amante de las celebraciones íntimas, no me gustan las multitudes ni el estrés que generan los compromisos, sobre todo cuando no nos apetece asistir 🙂
Feliz Navidad!
ade1970 dice
Tienes razon, a mi no me gusta la navidad precisamente porque detesto las cenas familiares, tener que aguantar a gente que aunque sea familia no soportas y tienes que hacer en mi caso un esfuerzo enorme en poner cara de estar super bien cuando es al contrario, a mi me genera un estres enorme, por desgracia casi hay poca gente en mi entorno que entienda esto,
Jennifer D. dice
Ade,
No eres la única. A lo mejor hay gente de tu familia que está en tu misma situación pero todos se sienten "obligados".
Es un mecanismo que ha creado la sociedad para atarnos a ciertas tradiciones, aunque estas ya no signifiquen nada para nosotros 🙁